miércoles, 23 de agosto de 2017

Gran Hermano, hoy

El Estado de vigilancia del Gran Hermano del que George Orwell nos advirtió en 1949 -en su novela 1984- está vivo y goza de buena salud peligrosamente en la Europa de hoy. Los gobiernos, incluido el del Reino Unido, no están lejos de crear sociedades en las que la libertad es la excepción y el miedo es la norma, lo que debería causarnos una gran preocupación, aseguraba recientemente Kate Allen, directora de Amnistía Internacional en el Reino Unido, que concluía: es necesario que los gobiernos defiendan a los ciudadanos de los horribles ataques terroristas que se han producido recientemente en Europa, pero advierte: los gobiernos no deberían hacerles pagar a los ciudadanos con derechos básicos como los de desplazarse libremente o pensar libremente, como finalmente parece que está ocurriendo actualmente en Europa.
Y es que el miedo es el factor clave que manejan los gobiernos como catalizador en la aplicación de la segunda de las diez estrategias de manipulación mediática enumeradas por Chomsky (Crear problemas y después ofrecer soluciones) que describe, explícitamente, el método problema-reacción-solución: Se crea un problema, una “situación” prevista para causar cierta reacción en el público, a fin de que éste sea el mandante de las medidas que se desea hacer aceptar. (Por ejemplo: dejar que se desenvuelva o se intensifique la violencia urbana, u organizar atentados sangrientos, a fin de que el público sea el demandante de leyes de seguridad y políticas en perjuicio de la libertad. O también: crear una crisis económica para hacer aceptar como un mal necesario el retroceso de los derechos sociales y el desmantelamiento de los servicios públicos). Y el único inhibidor del proceso parece ser la formación de opinión al margen de la desinformación de los medios oficiales. Y, sobre todo, teniendo muy presente la sexta estrategia  de las mencionadas por Chomsky: Utilizar el aspecto emocional mucho más que la reflexión, para intentar hallar la forma de neutralizarla mediante un análisis frío y objetivo de la realidad. 
Como alternativa: creer que la guerra es la paz, la libertad es la esclavitud, la ignorancia es la fuerza y, en conclusión, la rendición:...ya todo estaba arreglado, todo alcanzaba la perfección, la lucha había terminado. Se había vencido a sí mismo definitivamente. Amaba al Gran Hermano. Con ese retrato de Winston Smith finaliza Orwell 1984.

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