sábado, 18 de noviembre de 2017

Raro, raro, raro...

Dice la ministra de Defensa, después de la broma telefónica de dos humoristas rusos -con uno de ellos, Alexéi Stoliarov, haciéndose pasar por ministro de Defensa de Letonia- que fué una conversación muy rara. Es cierto que peor es meneallo y habrá considerado que con eso justifica una ineptitud -la suya- más que evidente, pero raro es un calificativo bastante corto para el incidente y no deberíamos conformarnos con él, porque:
Más que raro es que el ministro de Defensa de Letonia hable en ruso;
Más que raro es que el ministro de Defensa de Letonia estuviera al tanto de supuestas actividades de espionaje de Rusia hasta precisar que el 50% -ni un punto menos, a pesar de la incredulidad de la ministra-  de visitantes rusos en Barcelona pertenecen a los servicios secretos rusos;
Más que raro es creerse que el ministro de Defensa de Letonia supiera que Carles Puigdemont -alias Cipollino- hubiera trabajado como informador ruso y que tuviera actualmente el propósito de intentar refugiarse en la embajada rusa, aunque para la señora ministra tiene todo el sentido (es que fué oír Puigdemont y se cegó);
Más que raro es intentar concertar una entrevista al más alto nivel en Gotemburgo (aprovechando la cumbre social de la UE sobre empleo y crecimiento) con ministros del gobierno de Letonia -diciendo haberlo acordado con su primer ministro, Rajoy- para tratar de un posible apoyo de Letonia -y posiblemente de su Ejército- en el tratamiento del asunto catalán (quizá atravesando todos los países de la Unión Europea que hay entre Letonia y España como en un desfile antisecesionista); ¿para crecer y crear empleo?
Raro, raro, raro que decía papuchi Iglesias, sustituyendo la ausencia del pecado de concupiscencia por lo que proceda: Cataluña, por ejemplo.
Y, como colofón, se podría mencionar la rareza mayor, la que hace comprensible el resto de todas las mencionadas y de bastentes otras omitidas: que María Dolores Cospedal sea la ministra de Defensa de España -quiza de chismosa oficial estuviera más propia, con ese particular tonillo al pronunciar la palabra vecino- dirigiendo un Ministerio de Defensa con un control de la seguridad en las comunicaciones internacionales propio de la TIA; sí, la de Mortadelo y Filemón.
Gracias, Alexéi, al menos todavía nos podemos reír, aunque sea de nuestras desgracias.

La Reforma

Parece ser que el excomisario Villarejo y su socio Rafael Redondo –acusados de varios delitos tales como blanqueo, cohecho y crimen organizado– iban a ejercer de conferenciantes en un foro a celebrar en Panamá -nunca mejor dicho lo de marco incomparable- para debatir sobre lavado de dinero, evasión de capitales y paraísos fiscales.  Que, francamente, no sé porqué hay medios que lo han  destacado como titular: seguro que podrían acreditar y aportar abundante información y conocimientos sobre el tema; ya anticipé hace un tiempo que podríamos acabar así.
En la misma línea, Francisco Correa ha propuesto  la absolución del juez Baltasar Garzón de su condena e inhabilitación subsiguiente por irregularidades en la instrucción del propio caso Gürtel, ya que considera que es -como él mismo-  una víctima más en una causa con tintes políticos y no jurídicos; algo que, al fin y al cabo, es perfectamente lógico en alguien que no considera delictivas sus actividades y que defiende que sólo utilizó sus gestiones y relaciones para que empresas privadas se vieran beneficiadas de las adjudicaciones a cambio de un porcentaje (pequeño, le ha faltado añadir añadir); que ese procedimiento habitual supusiera finalmente un sobrecoste de millones de euros en obras y servicios pagados con dinero público no le debe parecer relevante ni algo a mencionar ni, por supuesto, delictivo (y eso que ahora se ha ofrecido a colaborar con la justicia para ahorrarle dinero al ministerio público, a cambio, eso sí, de poder asistir a futuros procedimientos judiciales por su propio pie y no en furgón desde la cárcel). 
En fin, un país y un partido político, el PP que, no sé porqué, me recuerdan a la Iglesia católica del siglo XVI que comercializaba indulgencias y otros beneficios ultraterrenos a cambio de bienes terrenales -recordemos a papas reinantes, entre ellos algún español, con concubinas e hijos reconocidos reinando en Roma- que incitaron a  Martín Lutero a dirigirse a ella como la puta de Babilonia corrupta y malvada y al propio papa como Anticristo, su infernalidad el Papa, o burro del diablo y, finalmente, a promover la Reforma protestante. Este país está también pidiendo a gritos una Reforma, con mayúsculas. Y no sólo de la Constitución.

jueves, 16 de noviembre de 2017

Alguien ha matado a alguien

El presidente del gobierno, como conclusión de una entrevista en la cadena amiga -suya-, la COPE, y tras liarse y confundir, tanto él como el entrevistador, bots y hackers, y dibujarnos algo así como una ataque a España ejecutado por hordas de oscuros robots (con copyright de Geoge Lucas pero ataviados con chandals venezolanos), ha expresado que puede haber gente a la que le interese que la cosa no vaya bien en Europa. Brillante, como suele ser habitual en él. Aunque bien pudiera ser que hubiera gente a la que le interesara lo contrario, o sea, que la cosa fuera bien; a bastantes europeos, por ejemplo. Y que recuerda el razonamiento que en su día expuso José María Aznar -pese a que la relación entre ambos no parece pasar por su mejor momento- cuando dijo aquello de los desiertos remotos y montañas lejanas en relación con la supuesta autoría de los atentados del 11-M; en definitiva, en el más puro estilo Gila y su alguien ha matado a alguien, y no me gusta señalar. Para otro día las explicaciones de la ministra de Defensa sobre el mismo tema.
En todo caso, si alguna potencia mundial de primer nivel -lo que ni Europa ni ninguno de los países que la integran son hace ya tiempo- quisiera perjudicar a Europa, creo que dispondría de unos servicios de inteligencia lo suficientemente capaces como para haber concluído -también hace tiempo- que lo mejor es dejar que Europa continúe sola con su proceso desintegrador, habida cuenta que tampoco es tan difícil, ya que nunca estuvo realmente integrada; creo que incluso llegó tarde a logar una economía europea integrada en un mundo globalizado.
En fin, que cualquier día el señor Rajoy aparecerá realmente con casco y un tres cuartos de recluta en alguna entrevista y a muchos no nos sorprenderá.

martes, 14 de noviembre de 2017

Inhabilitación política

El presidente del gobierno, Mariano Rajoy, ha calificado el procés independentista catalán como el proceso de las grandes mentiras, lo que, viniendo de él, todo un experto en la materia, constituye un auténtico elogio a los independentistas catalanes, cuyo notable aumento en éstos últimos años es mérito que cabe atribuirle a él personalmente. También se ha mostrado partidario de inhabilitar políticamente a todos aquellos que han engañado a los ciudadanos de Cataluña. En fin, si fuera por eso, por engañar a la ciudadanía -de toda España- él mismo debería estar hace ya bastante tiempo inhabilitado políticamente. En todo caso ¿de que habla cuando se refiera a inhabilitación política? Podemos obtener una pista si atendemos a que no está muy de acuerdo con que Junqueras y el resto de consellers cesados en virtud de la aplicación del artículo 155 de la Constitución, participen en las elecciones del próximo 21 de Diciembre: todos los que están ahora en prisión pueden presentarse a las elecciones, porque no están inhabilitados. Aunque sería absurdo hacer conseller a alguien que esté en la cárcel porque no podría ejercer su función; aunque ha reconocido el derecho que todo el mundo tiene a presentarse a unas elecciones mientras no esté inhabilitado, que ésta vez se refiere -supongo-  a inhabilitación legal, por lo que aún dándose ese caso,  no sería tan absurdo que alguna persona que hoy se encuentran encarcelada -pero no condenada- fuera elegido para el cargo de presidente de la Generalitat al igual que en su día sucedió -las comparaciones siempre son odiosas- con Nelson Mandela o Gandhi; por cierto, a los consellers los nombra para ese cargo el presidente de la Generalitat -y él decidiría lo que creyera más conveniente- al igual que el presidente del gobierno nombra a los ministros.
Y habría que recordar al señor Rajoy que puesto que en éste país no existe -al contrario que en Venezuela, por ejemplo- la inhabilitación política como pena en nuestro Código penal (no se contempla como tal en ninguno de los casos de inhabilitación especial enumerados en el vigente Código Penal de 1995, ni es exactamente lo mismo que la inhabilitación para ejercer cargo público), hoy podrían presentarse a elecciones tanto Francisco Granados como Ignacio González; también por ejemplo. Parece que alguno ya está reponiendo fuerzas, ante esa eventualidad.

sábado, 11 de noviembre de 2017

¡Pobre País!

Continuando en su insospechada -para sus lectores de toda la vida- línea neocon que amenzaza perpetuamente de sorpasso por la derecha a La Razón -creo que ya ocurrió con el ABC-, hoy El País, de manos del que creo que todavía es su director adjunto, Javier Ayuso -que fué, para el que no lo sepa, director de Comunicación del BBVA y de la Casa Real, y es sospechoso de espía rocambolesco- nos traslada, en su artículo Iglesias, Colau, Gabriel y Rufián son lo mismo su opinión sobre todo aquello que en política nacional se ubica en las tinieblas exteriores del autodenominado constitucionalismo (sin duda parcial, creo).
El reduccionismo del título -y del contenido- del artículo es táctica usada a menudo por los totalitarismos para dirigir a las masas y puede sintetizarse en el primero de los once principios de la propaganda atribuídos a Goebbels, el Principio de la simplificación y del enemigo único: individualizar al adversario en un único enemigo; que no gratuitamente es el primero de los once. Así, el señor Ayuso comienza el artículo -por si no lo habíamos entendido- con el sigiuente texto: Aunque militen en distintas fuerzas políticas, los cuatro representan lo mismo. O, por lo menos, tienen un objetivo común: desestabilizar España, acabar con lo que ellos llaman el régimen del 78 y alcanzar el poder, a cualquier precio; a lo que, con la misma base argumental -y basándonos en abundantes evidencias- podríamos replicar: Rajoy, Rivera y Sánchez son lo mismo o, por lo menos, tienen un objetivo común, mantener el régimen del 78 para seguir en el poder a cualquier precio; aunque es cierto que alguno de ellos estaría por llegar -al poder- hace tiempo que es sabido también que no le disgustaría nada llegar cuanto antes.
Y eso ocurre  -soy consciente de que el y tú más es muy pobre, conceptualmente hablando- con la práctica totalidad de las afirmaciones del panfletario artículo del señor Ayuso, como cuando señala  que la CUP y ERC han tomado la calle y las redes sociales en su campaña de desprestigio de la democracia española, y reclama saber la procedencia del dinero con que se financian asociaciones culturales catalanas; ¿quizá nos podría informar el señor Ayuso sobre quien financia los medios de comunicación que apoyan tan decidida y unitariamente las medidas del gobierno del PP que son generalmente secundadas por PSOE y Ciudadanos? ¿cómo es que tan pocos medios se hacen eco de opiniones contrarias a las expresadas en El País?, ¿resulta que esa sospechosa unanimidad redunda en  prestigiar la democracia?
Y, como el señor Ayuso hace tiempo ya que debió olvidar -si es que lo practicó alguna vez- el respeto a la prudencia, a la veracidad  y a la mesura  que en su día caracterizaron la información proporcionada por El País, no ha tenido el menor empacho en comparar a Carles Puigdemont con el empresario José María Ruiz Mateos; por lo mismo, ¿porqué no compararlo al menos, por ejemplo, con Ignacio González que, igualmente, fué presidente de una comunidad autónoma en España?; ¿no será que Puigdemont no ha distraído tantos recursos públicos, a pesar de todo?

domingo, 5 de noviembre de 2017

La realidad

La vida es eso que sucede mientras haces planes; la realidad es eso que sucede mientras discutimos sobre Cataluña. La primera es una frase atribuída a John Lennon, la segunda corresponde al tratamiento de la política cotidiana en España desde hace unos meses.
Porque, mientras se ondean las banderas -curiosamente (¿metafóricamente?) banderas que hoy se oponen son prácticamente idénticas-  que nos tapan la realidad, recientemente ha ocurrido, en silencio, como si no constituyeran realmente la realidad (valga la redundancia) entre otras cosas, lo siguiente:
a) La existencia de la caja B del PP ha quedado plena y abrumadoramente acreditada, según una de las conclusiones de la fiscal anticorrupción en el juicio por el caso Gürtel.
b) La Audiencia Provincial de Madrid ha reabierto las investigaciones sobre el exvicepresidente del Gobierno Rodrigo Rato por presunto blanqueo de dinero al estimar que ha tenido sociedades domiciliadas en el extranjero cuyo fin era defraudar a la Hacienda Pública.
c) Alberto Ruiz Gallardón, ex-ministro de Justicia, está imputado en la operación Lezo por prevaricación y falsedad documental por desvío de fondos para comprar en 2001 Inassa, la filial latinoamericana del Canal Isabel II.
d) La Fiscalía ha solicitado que el exconsejero de Justicia de la Generalidad de Cataluña, Germà Gordó, no salga de España por el caso del supuesto cobro de comisiones a cambio de adjudicaciones (caso 3%) por parte del Gobierno de CiU. Gordó fue hombre fuerte en Convergència y mano derecha de Artur Mas.
e), f)...hasta acabar el abecedario.
Por el camino, apartando las banderas que nos ocultan la realidad, podríamos enterarnos de que el gobierno presidido por Mariano Rajoy reducirá por tercer año consecutivo la inversión en Sanidad, Educación y Protección Social (en Educación se pasa del 4% al 3,8% del PIB, en Sanidad del 6% al 5,8%, y en pensiones, servicios sociales y políticas de fomento del empleo, del 16,5% al 16,2%);  también que el Banco de España ha dado por perdidos más de 40.000 millones de euros del rescate a la banca y de que el Estado perderá 14.471 millones con la venta de sus acciones en Bankia; todo ello dinero público, también del bolsillo de quienes ya han padecido, padecen y padecerán los recortes mencionados.
La vida es una mierda, y después de mueres, es el título de un capítulo de la serie Transparent.  Y aquí más. Con o sin República catalana: no sé si se romperá España, pero muchos españoles llevan tiempo bastante rotos y los zurzidos no aguantan.