sábado, 31 de agosto de 2019

La perdiz a punto de vomitar

De enjundiosos análisis de la situación política actual se deduce que hay dos posibles alternativas inmediatas: ir a unas nuevas elecciones (algo parecido a abrir la caja de los truenos, por su imprevisibilidad) o ir a la conformación de gobierno por acuerdo de dos o más fuerzas políticas en función de su representación en el Congreso de Diputados. Sí, esta última, que parecía la solución inmediata y evidente a raíz de las pasada elecciones de Abril, ha demostrado no ser tan inmediata ni tan evidente para algunos partidos, concretamente para el PSOE que, en posición fetal, añora hasta la irracionalidad los buenos tiempos del bipartidismo y desea a toda costa modificar la realidad a cualquier precio para materializar sus sueños. Porque, las soluciones, a raíz de las pasadas elecciones, siempre estuvieron ahí para el PSOE como la mayor fuerza parlamentaria y con la responsabilidad, por tanto, de elegir una de ellas: pactar con Unidas Podemos para un gobierno de izquierda o pactar con Ciudadanos para un gobierno posibilista -me resisto a considerarlo siquiera de centro- y a la medida de los deseos del establishment (incluso podría haber renovado el concepto de la Gran Coalición, con el PP, para que no cupiera duda); pues bien, el PSOE ha perdido cuatro meses para convencernos -y seguramente también para convencerse, no se explica si no- de que ninguna de las dos soluciones le satisface; en consecuencia, aquellos a los que se les llena la boca de constitucionalidad, de gobernabilidad y de responsabilidad institucional, son quiene tienen todos estos conceptos en suspenso desde hace cuatro meses, anteponiendo sus intereses partidistas a los del país, que continúa siendo administrado según los presupuestos generales del PP, como ya amenazó en su día Mariano Rajoy, al que habría que reconocer en esta ocasión sus dotes proféticas, ya que no otras. 
Y todo, ya digo, por conseguir -en una hipótesis con poca viabilidad real- volver al agradable calorcillo familiar del antiguo bipartidismo que les asegure el poder político absoluto, donde tan cómodos y seguros se encuentran y donde pudieran continuar ignorando sus promesas electorales con total impunidad. Y entretanto, la perdiz en la que todos nos reconocemos, no ya mareada, sino a punto de vomitar, con lo infrecuente que eso debe ser; en fin, esperemos que los arúspices del PSOE tengan tiempo para  interpretar los vómitos que se produzan en unas nuevas elecciones tal y como los antiguos interpretaban las vísceras de los sacrificios. Aunque, seguramente, creo que sólo podrán, como los economistas, predecir el pasado.

viernes, 30 de agosto de 2019

Los 300 y el plan portugués

La diferencia entre las dos soluciones políticas a la conformación de un gobierno progresista (de izquierda, sí, pero tambien progresista) en éste país, es decir, entre un acuerdo programático o un gobierno de coalición, es sabida: la primera pasa por acordar un programa -el PSOE ya vá por los 300 puntos, de reminiscencias épicas y espartanas- entre el PSOE y Unidas Podemos, pero dejando al PSOE la responsablidad única de llevarlo a cabo con un gobierno monocolor y la segunda sería, básicamente, la aplicación de ese mismo programa pero con la incorporación de representantes de Unidas Podemos en un gobierno de coalición, de acuerdo al peso de ambas formaciones políticas (ya fuera en votos obtenidos en las últimas elecciones generales, o en escaños en el Congreso de Diputados). Aunque el fondo de ambas soluciones es el mismo -un programa común acordado- las dos propuestas difieren en la  forma, es decir el modo práctico de llevar ese progama a cabo; el PSOE apuesta claramente por la primera (el denominado plan portugués) y Unidas Podemos por la segunda. Y ¿porqué la forma es aquí el principal punto de desacuerdo entre ambos partidos? pues, en primer lugar, porque Unidas Podemos considera que el gobierno del PSOE durante éste último año -gobierno que fué posible gracias a la labor parlamentaria de Unidas Podemos- presenta una alta tasa de incumplimientos  (lo que no ha ocurrido en Portugal en estos últimos años, detalle omitido habitualmente por los defensores del plan portugués) de sus promesas respecto al desarrollo de políticas progresistas que revirtieran las de los anteriores gobiernos del PP; en definitiva, ese problema de forma denota el real problema de fondo: la demostrada falta fiabilidad en el cumplimiento de cualquier programa -sea de 300 o de n puntos- por parte del PSOE y su práctica asunción del mantenimiento de las políticas neoliberales que implantó el PP en diversos apartados -economía, libertades, garantía de los servicios públicos, etc.- es decir, como ya ha señalado claramente Vincenç Navarro: la renuncia del PSOE a su compromiso reformador del Estado, tanto en el tema social (con el abandono de las políticas que se enfrentaban con los poderes fácticos) como en el nacional; por resumirlo: el abandono de todos y cada uno de los principios básicos de la socialdemocracia, siquiera fuera desde un punto de vista teórico. De ahí que hace ya un tiempo el PSOE se vea necesitado de renovar esa cobertura formal de adscripción a la izquierda (Somos la izquierda): no tanto por reivindicarse como izquierda real sino, simplemente, como mera propaganda  con objeto de robar los votos de quienes crean en sus promesas progresistas; unas promesas con una bajísima probabilidad de cumplimiento (si fuera un crédito sería clasificado como CC: muy alta la probabilidad de impago). Es por ello que en unas previsibles próximas elecciones generales todo dependerá, en gran medida, del grado de ignorancismo de los votantes. Soy poco optimista al respecto; ya dijo Karl Popper que la verdadera ignorancia no es la ausencia de conocimientos sino el hecho de negarse a adquirirlos; de esto último tenemos en este país numerosos virtuosos, que no cambiarían por nada continuar flotando plácidamente en su piscina de ignorancia.

lunes, 26 de agosto de 2019

Mala suerte

El Ministerio de Sanidad ha aconsejado a quienes tengan en su domicilio algún otro producto de Magrudis, la empresa comercializadora de la marca La Mechá (el origen del brote de listeriosis con más de 200 afectados, sobre todo en Andalucía), que se abstengan de consumirlo y que, en caso de haberlo hecho y presentar algún síntoma, acudan al médico.  Que, no sé porqué, me ha traído a la memoria aquello de virgencita, que mi mujer no me engañe, y si me engaña que no me entere, y si me entero que no me importe; gran capacidad de acomodación de -no a- la realidad o, más sencillo,  el que no se conforma es porque no quiere; como han mostrado claramente las autoridades sanitarias de éste país (locales, autonómicas y estatales), siendo así que el 15 de Agosto -hace diez días- FACUA-Consumidores en Acción ya había alertado de la potencial peligrosidad de la contaminación bacteriana, enumerando ya entonces un número significativo de casos.
Pese a todo, realizo hoy en Internet una busqueda sobre el tema y encuentro no menos de cinco medios que titulan así el tratamiento de la noticia: Si encuentran bacterias en un quirófano, ¿cómo no va a haber en mi fábrica?, atribuída al joven gerente de la mencionada empresa, Sandro José Marín Rodríguez -supuesto testaferro de su padre, que sería el propietario real de la empresa Magrudis- que, también se muestra pesaroso  sobre la cantidad de lejía -no sé si por exceso o por defecto- en que ha gastado su dinero. 
Pues sí, la guerra contra las bacterias patógenas para el hombre -existen otras sin las cuales posiblemente no podríamos vivir- es una guerra interminable, pero para la mayoría existen procedimientos que permiten su control, reduciendo su concentración y proliferación a una cantidad tolerable para el hombre mediante la esterilización y la higiene, al menos desde los tiempos de Pasteur (aunque las bacterias no se vean). Y parece más que evidente que entre la concentración de bacterias existente en un quirófano (siendo como es un Hospital un lugar evidentemente peligroso desde ese punto de vista, por motivos obvios) y la existente en las cadenas de producción de embutidos cárnicos en la empresa Magrudis, existe un amplio recorrido; lo digo porque al leer el titular mencionado se crea la impresión de que la fabricación de embutidos en ésta empresa gozaba de la asepsia de un quirófano o de una fábrica de microchips; por contra, se vé que  que el protocolo de limpieza diario que ha dicho seguir en su fábrica ha sido insuficiente desde un punto de vista higiénico y sanitario (de hecho, sus instalaciones no fueron objeto de las preceptivas inspecciones sanitarias durante los últimos dos años). A pesar de lo gastado en lejía.
Y todo para transmitir la idea de que ha sido mala suerte, como directamente a manifestado el consejero andaluz de Salud, Jesús Aguirre, que, para desviar la atención, hablaba además, de un brote de histeriosis (no de histerismo), con lo cual no sé si habrá tranquilizado a la población o todo lo contrario, con esa ocurrencia de añadir un nuevo nombre para una supuesta enfermedad desconocida de la que nadie encontrará referencias.
La fatalidad posee una cierta elasticidad que se suele llamar libertad humana (Charles Baudelaire); Lo que se considera ceguera del destino es en realidad miopía propia (William Faulkner).

jueves, 22 de agosto de 2019

Rescates

La polisemia de la palabra rescate es amplia: tanto sirve para informarnos de que es nuestro deber rescatar a los Bancos -léase nuestro presunto deber de financiar sus pérdidas mediante un préstamo de 60.000 millones de euros de incierto retorno- como para refererise a rescatar a un migrante a punto de ahogarse en el mar en su desesperada huída de la guerra y la miseria; tanto sirve para referirnos a pagar un rescate para liberar a un secuestrado (o extorsionado o chantajeado) como para, en su versión suave, jugar de niños al rescate (no sé si este juego seguirá practicándose si no existe ningún juego de consola con ese argumento, por lo que recuerdo, había que jugar con otros niños físicos).
En todo caso, si nos centramos en las dos primeras acepciones, comprobamos que si bien ingresar (más) dinero a los Bancos en el hipotético caso de que vengan mal dadas -o simplemente, que haya habido una gestión de riesgos inadecuada por su parte o, sencillamente, que alguien se lo haya apropiado indebidamente- se nos dice que es buenísimo para el sistema -sea lo que sea esa entelequia que pocos conocen- y que, por tanto, constituye una obligación por nuestra parte, no ocurre lo mismo con otra obligación, moral en éste caso,  la de auxilio a un semejante en peligro de muerte, y ello dependiendo, sobre todo, de ciertas circunstancias; por ejemplo, si a una ONG dedicada al salvamento marítimo se le ocurre rescatar a personas en peligro, corre a su vez el riesgo de ser castigada (multada por rescatar sin licencia para ello): es decir, que ésto último, más allá de cualquier consideración moral, es malísimo ya que  nuestro país es un Estado de Derecho y las instituciones, poderes públicos y ciudadanos estamos sometidos todos a las leyes, nadie está a salvo de esto, incluído un barco, según nos informa la vicepresidenta del Gobierno; seguramente sin darse cuenta que en su mano tiene la solución a esa gravísima falta de respeto a nuestro Estado de Derecho y a las leyes: que encarcele al culpable, al barco, y asunto resuelto; ella debería saber cómo, ya que es doctora en Derecho Constitucional. Aunque otros expertos en Derecho Constitucional tienen una postura más clara y distinta sobre este tema.
Así es que, niños, ¿que hemos aprendido hoy?, pues, por hacerlo breve, que hay rescates y rescates, fundamentalmente distintos si se trata de rescatar a ricos (para que continúen siéndolo) o a pobres (que intentan sobrevivir y dejar atrás su miseria). Esa parece ser a circunstancia diferencial determinante.

domingo, 18 de agosto de 2019

Ignorancismo

Ya en tiempos de Baltasar Gracián -y seguramente podríamos rastrear testimonios semejantes desde los albores de la Humanidad- los tontos eran legión, lo que le dió pié a dejar escrito que son tontos todos los que lo parecen y la mitad de los que no lo parecen (abrumadora mayoría); por mi parte hace tiempo que estoy convencido de que, sopesando la potencialidad dañina de tontos y malos, los primeros son mucho más peligrosos, sobre todo debido a su superioridad numérica; y, a efectos históricos, el número importa, tal y como aseguraba Rémy -profesor de Historia- en Las invasiones bárbaras.
Ahora que, en medio de una ignorancia general de nuestros antecedentes, de vez en cuando (re)descubrimos una realidad que siempre ha estado ahí, alguien ha decidido etiquetar al tonto sempiterno con un nuevo término: ignorancista; no encuentro en el diccionario definido el término ignorancismo (lo más parecido es ignorantismo, que se refiere más bien a una utilización incorrecta del lenguaje, aunque también hay quien ya ha señalado la llegada del ignorantismo a la política) pero, por sucesivas aproximaciones, creo que un ignorancista es el tonto tradicional que ahora, siendo consciente de su poderío social, se ha venido arriba y hace gala de su ignorancia sabiendo que multitud de otros ignorancistas aplaudirán a rabiar cualquier tontería que se le ocurra hacer pública; por ejemplo y para hacernos una idea, un terraplanista sería el prototipo canónico del  buen ignorancista.
Los ignorancistas -esa multitud de tontos ensoberbecidos al ser conscientes de su número, ya digo- se han empoderado -otro término de mucho uso actualmente- y ya eligen, incluso, a sus propios representantes políticos como es el paradigmático caso de Donald Trump; que el cargo de presidente de la primera potencia mundial sea ostentado por tal personaje es todo un síntoma (y una venganza póstuma de Roger Ailes, probando sus teorías sobre la efectividad de la manipulación de los medios en el control de las masas). Más cercano, y como referencia propia, tenemos el caso de Isabel Díaz Ayuso, por ejemplo.
Y es que, insisto, la élite de los malos -poderosos con la posesión y el control de los recursos a nivel mundial- han (re)descubierto que los tontos son utilísimos para sus fines. Y no tienen más que abonar el campo -restringiendo el acceso a la educación de las clases desfavorecidas y entontenciéndolas y distrayéndolas desde los medios- para esterilizar la capacidad crítica de la ciudadanía y lograr que todo siga igual por los siglos de los siglos. O hasta que este modelo de crecimiento ilimitado, pero basado en los recursos limitados de la Tierra, reviente. Porque son listos, pero tampoco muy inteligentes. O puede que lo sean pero les dé lo mismo: después de mí el Diluvio.

jueves, 15 de agosto de 2019

Democracia nominal

Algunos países democráticos usan, como herramienta auxiliar o resolutiva en el proceso electoral la segunda vuelta, que tiene como objetivo lograr finalmente una mayoría simple tras unas elecciones en que esa mayoría no ha sido el resultado inmediato de las urnas; como en España no está previsto normativamente tal procedimiento, parece, cada vez más, que se persigue el mismo resultado pero de forma iterativa, es decir, repitiendo elecciones un número ilimitado de veces hasta que los electores, finalmente, voten correctamente y de acuerdo a las previsiones del establishment, logrando por fin establecer una mayoría suficiente que permita la formación de un gobierno de un sólo partido, como en los buenos tiempos del bipartidismo.
Huelga decir que, puesto que no se plantea explícitamente esa segunda vuelta como forma de alcanzar la deseada mayoría simple, la repetición de elecciones puede -además de entrar en un bucle irresolutivo- no tener más efecto que la desmotivación de los votantes (con consecuencias inesperadas o imprevistas); y no sólo porque éstos comprueben que la clase política es incapaz de resolver un sencillo problema aritmético -derivándolo de forma repetitiva a la ciudadanía- de agrupación de fuerzas políticas mediante el establecimiento de pactos y acuerdos que aseguren las necesarias mayorías de gobierno, sino porque ésta acaba sospechando -tras tanta repetición- la falsedad e impostura sustanciales en un sistema que persigue que el votante elija finalmente a quien ha de elegir de acuerdo a intereses predeterminados y ajenos a los suyos propios; en definitiva, un sistema que de democrático sólo tiene el nombre: el poder de decisión política no reside en la ciudadanía más que de forma nominal.
Creo que entender ésto con claridad contribuiría, a su vez,  a entender lo que está sucediendo con la gloriosa democracia de que goza este país actualmente y porqué los que reclaman estabilidad y gobernabilidad con grandes gestos, aspavientos y golpes de pecho son los primeros que están propiciando justo lo contrario.

lunes, 12 de agosto de 2019

Errar sin probar

Pedro Sánchez descansa en Doñana leemos en un titular de El País: hace tiempo que Pedro Sánchez -una vez convertido, como Saulo de Tarso, a la Verdad (del Ibex35, en este caso)- ya no es para El País un insensato sin escrúpulos, cobarde, sectario, desviado ideológico y mentiroso del que había que salvar al PSOE, ahora es un buenísimo presidente de gobierno, que tiene derecho a su descanso vacacional -esté como esté el país, con esa gobernabilidad que al parecer es tan importante, o sin ella- porque él ya lleva desde Abril intentándolo; que no lo haya conseguido aún, pese a su extrema entrega y el empeño que le pone, sólo puede ser culpa de otros: Sánchez ha mantenido una frenética agenda de reuniones esta última semana para ampliar el programa progresista... en los últimos siete días ha tenido 14 encuentros con representantes de 180 colectivos sociales y económicos, nos pormenoriza El País (y nunca es suficiente). De ahí la consecuente extenuación y las inevitables vacaciones; cualquier sacrificio -en Doñana, a ser posible- debe ser aceptado si lo es por la gobernabilidad de España: inexcusable.
Por su parte, el ministro de Fomento en funciones y secretario de Organización del PSOE, José Luis Ábalos -portavoz ocasional tanto del Gobierno como de su partido- ha manifestado que el presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, aceptará el encargo del rey Felipe VI, como candidato a la investidura en Septiembre sólo si se dan las condiciones, instando a renglón seguido a Unidas Podemos para que haga posible que se den y acepte un acuerdo programático, ya que -según él- un Gobierno de coalición ya se ensayó y no prosperó; que a eso y no a otra cosa puede se llamarse habilidad a la hora de externalizar responsabilidades o, en lenguaje de la calle, tener un morro que te lo pisas. Y, ya lanzado, Ábalos ha debido decidir no escatimar e informarnos, además, de que Pedro Sánchez ahora está buscando la confianza de las fuerzas políticas con las que pueda entenderse, justo para que podamos preguntarnos -retóricamente, más que nada- ¿y qué es, entonces, lo que ha estado haciendo hasta ahora?, ¿alternar entre varios lugares de descanso?; pero, no estorbemos con minucias al señor Ábalos, que él no puede parar -siempre hacia delante (y a la derecha)- como puede verse en la foto.
Por cierto, ensayar, en el sentido habitualmente aceptado de probar, no sería la palabra adecuada para referirse a un nonato gobierno de coalición: no ha existido ensayo de ningún tipo; Ábalos -que, seguramente también estará necesitado de descanso- supongo que sólo quería poner en nuestro conocimiento una más de las variadas capacidades tipo Minority Report de Pedro Sánchez: la de averiguar que algo va a fallar antes de probarlo (como un consumado policía PreCrimen); normal que tenga que descansar de forma urgente, esas capacidades también desgastan mucho. Y sería bueno que no las desperdiciara: podría con facilidad renovar la metodología de la Ciencia, que lleva siglos utilizando el tedioso método heurístico de prueba y error. A ver si, aunque sin Gobierno, prosperamos en algo.

miércoles, 7 de agosto de 2019

IDA

¿Es cosa mía o Isabel Díaz Ayuso (IDA) tiene un poco cara de ídem?, ¿no hay una expresión como ausente que supera a la glosada por Neruda? (IDA mantiene la pose incluso cuando habla), ¿a nadie le parece que tiene un aire resplandoroso a lo Kubrick?...y que logra mantener incluso cuando  dice eso tan gracioso de Mi compromiso con que no se repita ningún caso de corrupción es firme, logrando que no se le ponga cara de madre antigua diciendo aquello de mira que voy con la zapatilla y, además, congelando su inquietante mirada...

martes, 6 de agosto de 2019

Yo soy la otra

Soy otra persona, tengo otro perfil, otra etapa, otros proyectos, reitera insistente la candidata a presidir la Comunidad de Madrid por el PP,  Isabel Díaz Ayuso, intentando desmarcarse de las figuras de Esperanza Aguirre y Cristina Cifuentes, anteriores presidentas de la Comunidad de Madrid y ahora imputadas en el caso Púnica (financiación ilegal del PP), las mismas que hace no tanto ejercían de valedoras de la propia Díaz Ayuso y de las que ésta, hace menos, aseguraba que le gustaría tenerlas cerca y contar con ellas porque son un valor. Volátil, a lo que parece; cotizarían en Bolsa.
Sí, todos somos otros, distintos, incluso biológicamente, de quienes éramos hace un tiempo; sólo un hilo vital y, sobre todo, la memoria, nos permite asegurar -incluso al mirarnos en un espejo- que somos la misma persona que aquél ser inconsciente que se paseaba por el mundo con dieciséis años y con nuestro mismo nombre creyendo que todo era posible. Así pues, creo que para Díaz Ayuso debe ser difícil asumir -y eso que ella es muy de asumir cosas, como el pacto con Vox- que efectivamente ella es la misma persona que hace nada tenía encomendada la administración de la cuenta en Twitter de Pecas, el perro de Esperanza Aguirre (@SoyPecas); puede que sólo se explique a sí misma su nombramiento como presidenta de la Comunidad de Madrid asumiendo que ha experimentado un proceso semejante al de algunos insectos al pasar de larva a imago; Díaz Ayuso parece estar llegando al estado imaginal (que no imaginario, aunque puede que también). Resumiendo, que siendo ella, también cree ser otra muy distinta (no se sabe muy bien si distinta de ella misma o de anteriores presidentas de la Comunidad de Madrid). Sobre todo con el otro perfil (que es la postura que adopta en cuanto oye hablar de corrupción en el PP).


Yo soy la otra, la otra
y a nada tengo derecho,
por que no llevo un anillo,
con una fecha por dentro.


...cantaba Rocío Jurado en el Romance de la otra. Lamentablemente, Díaz Ayuso sí lleva un anillo (el del PP) que sí tiene fecha por dentro y, a pesar de ser tan distinta, ya lleva tiempo haciendo méritos bastante parecidos a los de sus predecesoras (en parte bajo su dirección). Será por mantener la tradición. En otra etapa y con otros proyectos, claro: eso debe ser la regeneración para el PP. Y con la ayuda de Ciudadanos, partido regenerador donde los haya.

lunes, 5 de agosto de 2019

Bailando en una alfombra

Supongo que estoy pagando no haber bailado al son que algunos marcaban y haber levantado determinadas alfombras, pero el tiempo pondrá las cosas en su lugar, ha manifestado Cristina Cifuentes, en relación con su imputación por financiación ilegal en el PP (caso Púnica).
El tiempo quizá ponga las cosas en su lugar, pero para entonces quizá ya no existan esas alfombras ni quedará constancia video-sonora de sus pasos de baile ni, quizá, quedará constancia de una presidenta de la Comunidad de Madrid que utilizaba a menudo técnicas y procedimientos tan fraudulentos como muchos aquellos a los que sucedió en el cargo y que, por ello, merece un benévolo olvido.
Aunque siempre habrá alguna rata de biblioteca que recuerde en el futuro que, en el año 2011, Cristina Cifuentes ostentaba el cargo de  presidenta del Comité de Derechos y Garantías del PP (con la competencia fundamental de tramitar y resolver expedientes disciplinarios y sancionadores incoados a los militantes del PP por conductas delictivas). Si no sabía nada o era muy torpe o era parte del problema que en teoría debía resolver.
En todo caso, es sabido que no se debe bailar sobre una alfombra, y menos levantada (sobre todo con tacones); es de primero de Edurne.

Pactando en Madrid

Respecto al Acuerdo de Investidura para la Comunidad de Madrid, elaborado por Vox y presentado para su firma a la candidata a la presidencia del gobierno de esa Comunidad por el PP, Isabel Diaz Ayuso, a cambio de su apoyo en la investidura, ésta, manteniendo el nivel a que nos tiene acostumbrados, ha manifestado prefiero pactar con un partido como Vox que además ha sabido hacer cesiones, que pactar con Bildu y también que prácticamente todo lo que pone en el documento de Vox es asumible; se puede asegurar que la posibilidad de pactar con Bildu en la Comunidad de Madrid es imposible; también que la categoría de asumible es práticamente ilimitada y que únicamente depende de la cosmovisión personal de cada uno. De lo cual parece deducirse que Diaz Ayuso ha contribuído más bien poco a que nos formemos una opinión sobre su postura en dicho acuerdo -en línea, ya digo, con el nivel esperable de ella- y que, por tanto, deberemos continuar viviendo de prejuicios (de juicios formados con anterioridad a sus declaraciones).
Pero el texto del acuerdo (sólo son dos páginas; recomiendo su lectura), también es merecedor de algún comentario. Dicho texto comienza así: Vox facilitará la investidura de la señora Díaz Ayuso bajo la premisa de que la candidata del Partido Popular a la presidencia de la Comunidad de Madrid y sus socios de gobierno acepten introducir los puntos enumerados a continuación; sin pretender ninguna connotación escatológica: ¿introducir dónde?
El breve texto se articula en tres Puntos: 1. Prosperidad; 2. Libertad de Educación y Pensamiento; 3. Cumplimiento de la Legalidad.
Del punto 1 se obtiene la impresión de que la prosperidad lo será, sobre todo, para aquellos a quienes se propone bajar los impuestos, o sea, a los ricos que de esa manera prosperarán más rápidamente, salvo a aquellos que se postulen para revertir el invierno demográfico teniendo hijos y, por consiguiente, garantizar futura mano de obra barata a utilizar por los mismos a quienes se bajan los impuestos; para redondear su prosperidad, será.
Con lo expresado punto 2 que propone Garantizar la libertad educativa y el derecho de los padres a elegir el modelo educativo que deseen para sus hijos. Evitar cualquier injerencia de los poderes públicos en la formación ideológica de los alumnos, de tal forma que se asegure la conformidad de los padres con los contenidos de carácter ideológico a impartir por parte del centro educativo yo estaría de acuerdo, siempre que la propuesta de evitar la injerencia de los poderes públicos sea total, es decir, que dicha educación no sea financiada con fondos públicos como ocurre en la actualidad con la educación concertada; en una educación totalmente privada se podría prohibir y/o promover cualquier tipo de adoctrinamiento (siempre dentro de los límites de la legislación vigente). Y apuntar que la libertad de pensamiento es difícil de reprimir -ni la Inquisición ni las dictaduras totalitarias lo consiguieron- y que, por tanto, no necesita de ninguna defensa.
Respecto al punto 3 Dado que los recursos de los madrileños no son ilimitados (evidentemente), colaborar con la Administración General del Estado para asegurar el cumplimiento estricto de los acuerdos...¿cumplir la legalidad vigente es un valor añadido? 
Sería fácil resumir las dos páginas del documento en diez líneas lo que, además, tendría la ventaja para Díaz Ayuso de poder asumirlo mucho mejor. 
Evidentemente Ciudadanos también ha asumido el documento de Vox porque , en palabras de Ignacio Aguado, su líder en Madrid, Hemos encontrado un denominador común, siendo fieles a nuestros valores, nuestros programas y nuestros principios, que, la verdad, no es mucho mérito para un partido cuyos valores, programas y principios habitualmente se adecúan al recipiente que los contiene, como los gases. La regeneración propuesta por Ciudadanos era ésto, amigo.

sábado, 3 de agosto de 2019

Otra analogía

No es el único caso en España, pero sí el más reciente: el socialista Javier Lambán ha conformado un gobierno de coalición con otros tres partidos: Podemos-Equo, Chunta Aragonesista, y el Partido Aragonés (PAR), los dos primeros de izquierda y el último de centro-derecha y con él mismo (PSOE) como presidente para el cumplimiento de un acuerdo programático de 132 puntos firmado por todos ellos (Izquierda Unida también apoya a Lambán mediante un acuerdo particular de 52 puntos); en palabras del propio presidente de Aragón: Es un Ejecutivo de coalición entre cuatro partidos políticos de ideologías diversas, pero agrupados entorno a un ideal más sugerente y sugestivo, una manera de pensar y construir Aragón como un proyecto común, palabras pronunciadas en el acto de su toma de posesión como presidente y elebrado en la sede de las Cortes de Aragón, el Palacio de la Aljafería, al que asistieron, entre otros,  la vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo, y el ministro de Fomento, José Luis Ábalos, ambos en representación del Gobierno de España, Gobierno para el cual supongo que la fórmula elegida por el presidente de Aragón -un gobierno de coalición- no les debe parecer de aplicación al Gobierno de España (no estaría de más conocer las razones) ya que el secretario general del PSOE se han tenido que ir algo más lejos -a Portugal o Dinamarca- a buscar la inspiración que no encuentra en tierras españolas; siendo así que  Lambán ha mencionado coalición en perfecto español, no en alguna variedad dialectal altoaragonesa. Ha insistido Lambán en que la situación obliga a pactos transverales y en  que sería de miopes hacerlo (pactar) sólo por imperativos ideológicos. Y ha finalizado con esa claridad de expresión tan maña que casi siempre se agradece: Un socialista siempre debe anteponer los intereses de España a los de su partido. No parece necesario añadir ninguna explicación.
Que, yo me pregunto: ¿qué es lo que no cuadra o cuál sería la dificultad en sustituir Aragón por España en las palabras de Lambán mencionadas en primer lugar?, ¿no debemos entender España como un proyecto común de todos los españoles?

viernes, 2 de agosto de 2019

Los equidistantes

Es cierto que los medios de comunicación ya no son lo que eran en las sucesivas épocas doradas de la prensa, de la radio y de la televisión; ya no son los únicos que median -valga la redundancia- entre la noticia, la realidad, la información y el ciudadano; las redes sociales se han convertido -pese a la resistencia de esos medios- en una importante fuente no sólo de información, sino de contraste y debate que ayudan poderosamente a crear opinión. No obstante, hay que reconocer que pese a todo, los medios continúan siendo potentes -y mayoritarios- creadores de opinión, opinión mediatizada, lógicamente,  por los intereses de los propietarios de esos medios, en último término por los intereses del gran capital, poseedor universal acreditado de todo -y, posiblemente de todos- en la estructura capitalista de la sociedad en la que vivimos. Y es por eso que la opinión expresada en redes sociales por aquellos que, simultáneamente, trabajan y son remunerados -de diversas maneras- por los medios de comunicación debería ser puesta en cuestión debido una elemental prudencia respecto su objetividad, independiencia  y honestidad; reconocida por todos la influencia creciente de las redes sociales como creadoras de opinión independiente, los medios también utilizan sus medios -valga, de nuevo la redundancia- para acercarse a las redes sociales con el propósito de utilizarla como una herramienta más en la propagación de opinión (reitero: respondiendo a los intereses de los propietarios de esos medios). 
Para lograr esa utilización son numerosas las tácticas y procedimientos, pero voy a detenerme en la utilizada a menudo por figuras de algún prestigio opinante -no sólo periodistas, también tertulianos de variado perfil- y que suele producirse en el mencionado acercamiento de éstos a las redes sociales bajo la apariencia de independientes pero con el propósito último -generalmente no declarado- de manipular o sesgar o influir de alguna manera en la opinión: la equidistancia, ese procedimiento por el cual, como en la famoso chascarrillo estadístico -que asegura que si usted se come un pollo y yo no, a efectos estadísticos computa como que nos hemos comido medio pollo cada uno- se defiende que en el centro geométrico entre dos posturas encontradas, está la aristotélica verdad. 
Para empezar, y ya que citamos a Aristóteles, a dos actitudes extremas y opuestas Aristóteles las denomina -a ambas- vicios y cree que un hombre es virtuoso si tiene el hábito de actuar rectamente y de acuerdo a un justo término medio entre el exceso y el defecto  para lo cual se requiere de una cierta sabiduría práctica o prudencia, sin la cual acabaremos, indefectiblemente, en el vicio. Pues bien, los equidistantes utilizan una pseudo-prudencia para sugerir o inducir la creencia de que entre dos posturas encontradas (generalmente ésta técnica se utiliza cuando una de ellas es más acertada, honesta y real que la otra) en el centro ha de hallarse necesariamente la virtud y la verdad;  lo cierto es que eso supone desplazar la ubicación de la verdad dondequiera que estuviese, desvirtuándola (no sólo en el sentido aristotélico) y manipulándola de acuerdo a unos intereses predeterminados que, evidentemente, no son nunca ni reconocidos ni mencionados.
Como ejemplo podría servir la frustrada negociación entre el PSOE y Unidas Podemos con el objetivo de lograr un gobierno de coalición entre ambas formaciones políticas; desconfío por principio de todos aquellos que aparentando neutralidad y objetividad achacan a ambas por igual el fracaso de las negociaciones; y ello sin necesidad de mencionar cuál de ellas yo crea que tiene la mayor responsabilidad en su fracaso (aunque creo también que es evidente). Lo que ocurre es que esa equidistancia tan exacta y aparentemente equitativa es estadísticamente muy improbable (y seguramente tan falsa como el medio pollo que dicen que me comí).
En resumen, los equidistantes suelen ser unos manipuladores de baja intensidad: tienen encargado ese papel en el genérico guiñol de la manipulación global de los medios. Y aunque estoy de acuerdo en que existe una categoría aún peor, la de los indiferentes, creo que ésta no existiría sin aquellos que contribuyen a formar su opinión, día a día, suavemente y sin estridencias: los equidistantes.