viernes, 30 de abril de 2010

¡Anda, jaleo, jaleo!

Parece que ya en la época de Larra el mal principal -y mortal- de media España era la otra media. Esa vocación cainita no nos abandona y la ejercitamos diariamente, caiga quien caiga; debe ser genético. Ayer, supongo que con intención didáctica, la redacción de El País de la sección de Economía encolumnaba juntas dos informaciones relativas a la crisis,  una en España, la otra en Portugal. Mientras en la relativa a España toda la información se refería a descalificaciones y a la discusión sobre los propios datos entre el presidente del Gobierno y el jefe de la oposición,  de la portuguesa leíamos la rapidez con que se había alcanzado el compromiso entre los cargos equivalentes -José Sócrates y Pedro Passos- para "trabajar conjuntamente para responder a lo que es un ataque especulativo sin fundamento al euro y a la deuda soberana portuguesa". Admitiendo el alcance negativo de los datos económicos en nuestro país, desde luego no contribuirá a mejorar la consideración sobre nuestra solvencia económica en el exterior que la portavoz del PP en el Congreso afirmara -antes muerta que sencilla- que la vicepresidenta económica del Gobierno de España, "es la verdadera prima de riesgo de la economía española". ¡Se iba a quedar Soraya sin el jaleo de los suyos!. Aquí y ahora, parece que la única forma de conjurar el tiroteo es continuar con el alboroto.

viernes, 23 de abril de 2010

Normalidad

De un primer repaso a los titulares en El País de hoy, leo Bárcenas documenta al juez como multiplicó por ocho su patrimonio. Luego leeré los detalles, a ver si aprendo algo. Paso páginas y leo La dependencia menos severa debe esperar hasta un momento mejor afirmación -y supongo que propósito- del presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Nuñez Feijoo. No declara sus intenciones respecto a las dependencias más severas. Llego al suplemento de Madrid y leo: La justicia gratuita solo será para los pobres de solemnidad, opinión -y supongo que, igualmente, propósito- del consejero de Presidencia, Justicia e Interior de la Comunidad de Madrid, Francisco Granados. Deben estar caras las gestapillos. Más adelante, un titular con una frase de Bill Gates, presidente de Microsoft: Para muchos, el hambre es una ley de la naturaleza. Ya acabando, en la sección de cine leo Un ensordecedor silencio histórico referido a la película Los caminos de la memoria, que trata de ese pasado no asumido y recurrente, como el fantasma de un muerto mal enterrado. En fin, todo transcurre con normalidad en esta país y en el mundo. Luego leeré también lo que dice Carrillo del Tribunal Constitucional.

Mal fario

Aerolíneas Argentinas, Air Comet, la aseguradora Mercurio, ahora Viajes Marsans...decididamente el señor Diaz Ferrán se ha llevado todos los "números malos". Menos mal que, con ello, el resto de empresarios debe tener más posibilidades de que toque la lotería en sus empresas. En fin, que por eso deber ser que los empresarios de este país no piden la dimisión del presidente de la CEOE: son beneficiarios directos del "mal fario" del señor Ferrán.

Entendiendo la crisis

Si tuviera que explicar a un chaval de hoy los juegos de mi infancia, debería emperzar por decirle que tenían dos características fundamentales. La primera es que, como no había consolas, teníamos que ser el avatar de nosotros mismos y jugar entre nosotros, generalmente en la calle. La segunda es que, aunque hubieran existido las consolas, la mayoría de nosotros no hubiéramos podido conseguirlas; nuestros juegos debían ser lo más baratos posible, por lo que la mayoría se basaban en lo único que siempre ha sido gratis: la imaginación. Recuerdo un juego que consistía en ir girando en corro alrededor de un grupo de sillas hasta que, a una señal, todo el mundo debía sentarse. La gracia estaba en que siempre había una silla menos que participantes y el que no se sentaba resultaba eliminado para el siguiente turno, para el que se retiraba una silla del grupo. Lógicamente, a cada turno, la posibilidad de sentarse disminuía hasta llegar al tenso final: una silla y dos participantes; el 50% para cada uno. Leo en El País de hoy un artículo de Marcos Peña -A propósito de Harpagón y de la crisis- en el que se menciona un dato que debe ser archiconocido: los activos financieros son el 340% de la economía real de bienes y servicios. Si no lo he entendido mal y estableciendo un paralelismo con el juego de las sillas, esto viene a ser como si con nuestros "activos" -dinero, títulos, hipotecas, acciones- estuvieramos dando vueltas a un grupo de sillas -la economía real- pero dándose la circunstancia de que no llega ni a una silla por cada tres personas. Por fin soy capaz de entender una posible causa de la crisis que padecemos: alguien, por sorpresa, hizo la señal de sentarse.

jueves, 22 de abril de 2010

Ilegal, además de injusto

Uno de los principios fundamentales del Derecho que supongo que por esa razón, figura en el artículo 1 de nuestro Código Penal, dice: No será castigada ninguna acción ni omisión que no esté prevista como delito o falta por ley anterior a su perpetración. En la peculiar sintaxis de los textos jurídicos esto significa que, en Derecho, no ha de existir la posibilidad de aplicar leyes con carácter retroactivo. Que éste principio -con todo y ser fundamental- se haya ignorado repetidamente a lo largo de la historia no deja de ser instructivo, así como que quienes siempre sortearon con más desparpajo este principio hayan sido regímenes dictatoriales. Por ejemplo, la Ley de 9 de Febrero de 1.939 de Responsabilidades Políticas comenzaba por permitir juzgar responsabilidades políticas entre Octubre de 1934 y julio de 1936, siempre que hubieran contribuido a crear o a agravar la subversión. O sea, que los sublevados se concedieron a sí mismos el derecho a juzgar -retroactivamente- a los que permanecieron fieles al cumplimiento de la legalidad republicana exactamente por ese mismo motivo, que los sublevados tipificaron como delito de...¡rebelión!; por si no ha quedado claro: los que se sublevaron contra el régimen legalmente constituído declararon que todos aquellos que no les acompañaron en su rebeldía eran rebeldes malos (o sea perdedores) por oponerse a los rebeldes buenos (o sea vencedores).
Por otra parte, cualquier ley de amnistía, por muy loables que puedan ser sus intenciones, incurre, sin embargo, en el mismo defecto: intentar rehacer -sólo legalmente, claro- el pasado. Aún así, nuestra Ley 46/1977 de Amnistía hace referencia a actos de intencionalidad política, cualquiera que fuera su resultado, tipificados como delitos y faltas, no es admisible que entre estos actos puedan figurar los asesinatos ilegales -sin mediación de ningún tipo de juicio- sufridos en nuestra guerra civil por aquellos que, a día de hoy, continúan figurando como desaparecidos, aunque esté documentado su enterramiento en fosas comunes y cunetas. 
Aunque es de todos sabido que una cosa son la leyes y otra la justicia, nada podrá cubrir nunca, ni siquiera legalmente, tal injusticia.

Equidad y eficacia

De la lectura de un reciente artículo de José Ignacio Wert en El País -Sistema electoral, entre equidad y eficacia- deduzco que considera adecuado no modificarlo, ya que una posible mejora en la equidad representativa empeoraría su eficacia. 
Sin embargo, para empezar,  no creo que la eficacia del sistema, entendida ésta como  la creación de gobiernos mayoritarios de cualquiera de los dos partidos centrales sea lo que más conviene a la ciudadanía de este país en la actualidad, ya que el bipartidismo efectivo generado durante estos treinta y cinco años no ha hecho más que propiciar, directamente, una partitocracia cuyo primer propósito parece ser convertir a la democracia en una mera apariencia formal, esclerotizada y vacía de contenido, e indirectamente, dentro de ella, la creación de un caldo de cultivo en el que políticos corruptos nacen, crecen y proliferan según nos enteramos a diario. Evidentemente, el actual sistema electoral español puede mejorar mucho en cuanto a equidad, lo diga quien lo diga: es una evidencia matemática. Y que democracias más consolidadas que la nuestra dispongan de sistemas menos equitativos que el nuestro no debería ser ningún consuelo. Pero es que incluso aceptando el concepto de eficacia del señor Wert, tampoco creo que el dilema planteado entre equidad y eficacia sea cierto. Si seguimos el ejemplo que nos propone, con base en los resultados de las elecciones de 2008 (mismo número de diputados pero considerando una circunscripción nacional única), no es cierto que sólo se gane algo de equidad en los márgenes del sistema.  No es irrelevante que, en esa hipótesis,  tanto PP como PSOE perdieran 8 diputados, mientras UPyD hubiera ganado  4 e IU 12. ¿Que hubiera ocurrido en ese escenario?. Parece probable que el PSOE se hubiera planteado una alianza de legislatura con IU, representado a doce millones de ciudadanos, un millón más que en la actualidad (es decir, un gobierno mayoritario y más representativo), donde el PSOE depende, alternativamente, de los votos de CiU o PNV, ya que aunque  totalizaron un millón de votos entre ambos (aproximadamente los mismos que IU) disponen en la Cámara de un total de 17 diputados, cuando a IU, el sistema  vigente sólo le ha adjudicado 2. Y no por su marginalidad y su difuso apoyo electoral -igual de difuso que el de los dos partidos mayoritarios- si no debido al procedimiento de asignación de escaños -el método D'Hont- dentro de cada provincia. 
Afirma el señor Wert que sería inimaginable que un sistema que ha superado los 30 años de vida no responda a los intereses de los dos principales partidos. Coincido con él en éste caso: a sus intereses.

jueves, 15 de abril de 2010

¿Quien se equivocó?

El fiscal general de Polonia insiste en que no tiene ninguna información sobre que el fallecido presidente Lech Kaczynski hubiera presionado al piloto para aterrizar pese a la densa niebla y desoyendo las recomendaciones de la torre de control del aeropuerto ruso cerca del cual se estrelló el aparato. Aparentemente descartado un fallo técnico y con la información disponible, parece que, salvo las grabaciones contenidas en la caja negra del avión siniestrado, no ha quedado nadie que pueda afirmar o desmentir tal información, lo que no detenido las especulaciones en éste sentido -basadas en algún antecedente similar- que suponen que el propio Kaczynski habría ordenado el aterrizaje. Lo cierto es que la muerte mejora muchísimo la conducta de las personas -sobre todo una vez muertas- pero continúa habiendo grados: parece que políticamente resulta más aconsejable atribuir un error humano al piloto del avión que al presidente de Polonia.