miércoles, 27 de marzo de 2019

Como a niños

Me irrita quien habla a los niños musicando y teatralizando el lenguaje, hablándoles no como a niños, sino más bien como a tontos; aunque, curiosamente, no recuerdo que eso me molestara cuando yo era niño: seguramente pensaba que los discapacitados eran los mayores que me interpelaban así, con ese hablar esperpéntico y pretendidamente musical (pero con demasiado legato). En todo caso, sigue siendo costumbre muy habitual y denota una cierta prepotencia y superioridad de quien trata a niños, al igual que, por ejemplo, denominarlos enanos; hay quien asimila tamaño corporal a potencia cerebral (casualmente suelen ser quienes no andan muy sobrados de ella). 
Hay veces en la cuales el argumentario de una persona es tan simple que cuando han de exponérselo a un niño se adalgaza aún más y se torna simplísimo, casi patético al añadirle ese tono untuoso que he mencionado. Es el caso de Pablo Casado, hablando con niños y explicándoles su mundo interior. Por ejemplo, su visión de la caza: cuando no es posible que haya depredadores tiene que haber cazadores para que esos animalitos no se pongan enfermos;  ¿deberían entender los niños  que esos animalitos (siempre pequeñitos, como ellos) tendrían que estar agradecidos por ser cazados -una especie de eutanasia forzosa y anticipada- en vez de ser devorados por un depredador?; ¿antes muertos que enfermos, pero por su bien? Y ha proseguido con su comovisión, de manera que -según él- lo entendieran hasta los niños: Yo pienso que quien quiera cazar, quien quiera ir a los toros o quien quiera pescar, que lo haga, pero siempre siendo regulado. Claro, claro, tiene que haber un procedimiento regulado o, como se dice ahora para todo, es necesario un protocolo (debería haberles recordado los métodos de la Inquisición, que quemaba personas en la hoguera -también por el bien de sus almas- mediante procedimientos estrictos, minuciosos y muy regulados: los Autos de fe). Porque defendemos la libertad de cada uno. No entiendo mucho de toros, pero lo respeto porque es una tradición, manifestaba  también Pablo Casado en el curso de su clase magistral, con lo cual no creo que los niños hayan aprendido mucho sobre los conceptos libertad y tradición (también era muy tradicional el Torneo del Toro de la Vega -que data del Medievo, como los Autos de fe de la Inquisición- y ha sido finalmente prohibido), ni respecto a la situación política en Cataluña, al decirles que Quim Torra la está liando parda, o que Carles Puigdemont tiene que ir a la Policía, ya que ambos se han portado muy mal, que sólo le faltó decir que por eso los jueces se habían tenido que quitar la zapatilla. Por no hablar de sus opiniones respecto a la dictadura de Franco, sobre la que le parecía más relevante que éste robara a que matara; aunque respecto a lo primero también se mostraba dudoso.
En fin, ésta es la persona que el PP nos propone para dirigir el gobierno de España. Y no Érase una vez... sino hoy.

martes, 26 de marzo de 2019

De derechas

Soy de derechas porque creo en la libertad, y eso incluye la libertad para hacerse rico. Y eso que no me interesa demasiado el dinero; son dos frases contenidas en el libro de Edurne Uriarte titulado Diez razones para ser de derechas y atreverse a decirlo; así de liberal y atrevida (y desinteresada) es ella, que eso de las ideologías dice tenerlo tan claro -o más- que el juez Potter Steward al decir que no sabría definir la pornografía, pero la identifico cuando la veo. Y, por si no nos ha quedado claro Edurne Uriarte nos da razones cuasi-etimológicas para ser de derechas: ser de derechas significa creer en el derecho a enriquecerse (derecho, derechas, clarísimo) y a hacerse rico (que son cosas distintas), ya que el enriquecimiento es consecuencia del trabajo y de la habilidad y no de la explotación y de la ausencia de ética; al parecer la clase social a la que se pertenezca, la herencia de que se disponga, y los medios que se utilicen no tienen nada que ver con el enriquecerse (más) o hacerse rico (pasar de pobre a rico). Equiparar las ideologías con la pornografía no es una ocurrencia mía, está escrito en el libro mencionado; el inconsciente suele establecer estas insospechadas relaciones.
Habría que recordar que Edurne Uriarte comenzó su actividad política en el Partido Socialista de Euskadi (PSE-PSOE), partido de cuya ejecutiva llegó a formar parte, pero se desplazó a la derecha ideológica seguramente porque ser de derechas es también original, diferente, innovador, provocador y rupturista. #Osea. O sea, como un buen bolso Gucci que dejas encima del sofá o de una cómoda cuando llegas a casa, y su belleza, piensas, compite con un jarrón o con una escultura, instruyendo a todas las Barbies Complementos de que pueden estar tranquilas, ya que el vino blanco no mancha. Si ser de derechas proporciona la suficiente libertad como para ser rico, lo lógico es que también permita ser lo suficientemente pijo/a en concordancia.
Edurne Uriarte ha escrito otros libros: Contra el feminismo, concretamente contra el viejo feminismo estancado en el pasado que alimenta las mentiras sobre la desigualdad (que yo creo que en ese libro no se salva ni el feminismo liberal al que debe considerar una innecesaria concesión al progresismo) aunque ahora, no se sabe si acomodándose a la ola o persistiendo en el error ha publicado otro: Feminista y de derechas (otro oxímoron, muy parecido al feminismo liberal pero con otro nombre, para simular que no es lo mismo); y, con anterioridad, Desmontando el progresismo, en el que pretende convencer de que la derecha tiene el poder del cambio, basándose sobre todo en su propia experiencia: la experiencia de una persona de izquierdas que evolucionó hacia la derecha precisamente porque buscaba el cambio. Que efectivamente consiguió; lo cierto es que, al menos, cambió de partido; aunque tampoco es realmente tanto cambio, todo hay que decirlo. Además es tertuliana habitual de Intereconomía y de la COPE, practicando habitualmente en esos y otros medios su derechismo sin complejos.
Edurne Uriarte es también la número tres -tras Adolfo Suárez, cuyo único mérito conocido es haber heredado el nombre y el apellido de su padre- de la lista del PP por Madrid en las próximas elecciones generales del 28 de Abril. También hay un torero en la lista (y otro en la de Málaga);  ¡será por cultura!

lunes, 25 de marzo de 2019

Parole, parole

Queremos una España de la que nadie se tenga que ir y de la que nadie se quiera ir, nos participa el presidente del Gobierno,  Pedro Sánchez; es fácil estar de acuerdo con ello -¿hay quien defienda lo contrario?- y ya alguien me enseñó que,  sobre todo en política, cuando se afirma enfáticamente algo cuyo contrario no defiende nadie, en realidad no se está diciendo nada; es lo más parecido al mensaje vacío. Igualmente aprendí en esa misma lección que si no se acompañan planes y propuestas de la necesaria cuantificación presupuestaria y concrección temporal igualmente se cae en el generalismo buenista e inconcreto que constituye la mayoría de las declaraciones y planes de acción que prometen de continuo los políticos. 

Parole, parole, parole, parole, parole
encore des paroles que tu sèmes au vent...


(Palabras, palabras, palabras, palabras, palabras
de nuevo  palabras que lanzas al viento...)

Non cambi mai,
Non cambi mai,
Non cambi mai.
Proprio mai.


(No cambias nunca,
no cambias nunca,
no cambias nunca,
Realmente nunca, repetía Mina en la versión italiana de la canción)

Así pues, aún con la sospecha de estar ante una nueva cortina de humo compuesta de palabras que el viento se llevará pronto, vayamos a las cifras del denominado Plan de Retorno "Un país para volver" que, según se nos informa,  incluye 50 medidas para facilitar la vuelta de los emigrantes españoles y favorecer que España se convierta en un lugar atractivo para que puedan desarrollar sus proyectos de vida personales y profesionales.
Vayan por delante dos datos que conviene conocer:
1º) La población española residente en el extranjero,  a 1 de enero de 2019, se estima en casi 2,5 millones de personas (1.553.539 residen en América y 900.159 en Europa).
2º) La población española residente en el exterior ha aumentado en 1 millón de personas desde 2009 hasta 2019.
Como el Plan reconoce estar limitado en el período 2019-2020 a un total de 23.000 ó 24.000 personas (10.000 de forma inmediata), resulta que sólo un 9% del total de esa población residente en el extranjero podría teóricamente beneficiarse de las medidas contempladas en ese país para volver; el 91% restante ¿debería ir haciéndose a la idea de no volver?
Razones tienen en la Marea Granate para desconfiar de las promesas de Pedro Sánchez -sobre todo durante la campaña electoral- y poner el punto de mira en lo ridículo del presupuesto destinado a que quienes puedan regresar lo hagan a un lugar atractivo para que puedan desarrollar sus proyectos de vida personales y profesionales, recalcando que el presupuesto declarado no bastaría ni para cubrir a los que tuvieron que irse del país durante 2018 y, sobre todo, que muchos de los que se han ido lo han hecho para trabajar en sectores precarios como en hostelería o agricultura, y a ellos no se les tiene en cuenta en los planes de retorno.
No me extraña que, conocedores de esa desconfianza, en el gobierno de Pedro Sánchez no hayan tenido el momento de arreglar lo del voto rogado (que, ya la denominación, tiene su aquél), según otra de sus promesas incumplidas. ¿Casualidad?, no lo creo.

domingo, 24 de marzo de 2019

Yo sospecho

Sin ser sospechador habitual, lleva un tiempo anidando en mí una sospecha: el PSOE está encantado con Vox y sus locas propuestas que hacen que el propio PSOE crezca en las encuestas (y casi me ha quedado un pareado); lo cierto es que muy mal debe ver el PSOE el mantenimiento del esquema bipartidista y su propia situación para elegir -si mi sospecha respondiera a la realidad- tan peligroso método de reconducción del status quo  político inaugurado en la Transición; la esencia de mi sospecha se basa en que en el PSOE calculan que convenientemente asustado el español medio -si es que subsiste algún ejemplar de tal espécimen, si no, a los españoles, en general- mediante la continua agitación del espantajo fascista, éste acabaría por votar a un contrapeso moderado -no a la izquierda extremista- es decir, al propio PSOE, que es lo que parece que corroboran las recientes encuestas de intención de voto (para el PSOE el mal menor o plan B sería la reedición del acuerdo con Ciudadanos, casi serviría el mismo documento, cambiando la fecha).
Y digo que asustar con el lobo Vox es un método peligroso porque todos los fascismos históricos recientes nacieron como supuestos monigotes anticomunistas manejados desde las sombras del gran poder reaccionario de la plutocracia mundial... hasta que el monigote tomó vida propia y se convirtió en un Alien destructor de todo lo que no fuera asegurar su propia supervivencia: los fascismos comienzan siendo instrumentos utilitarios del gran capital  y acaban de la peor manera posible para la sociedad en su conjunto (excepto para el gran poder, que siempre tiene un amplio repertorio de métodos para perpetuarse).
El fin, que en el PSOE, un partido que en medio año de gobierno no ha sido capaz de cumplir ninguna de las promesas que utilizó para llegar a él, vuelva a utilizar las mismas promesas (La España que quieres (*), y que siempre querrás, deberían añadir) para llegar a idéntico fin menos de un año después, parece que les ha parecido demasiado arriesgado, incluso contando con la memoria de pez (12 días) del votante medio y  han decidido utilizar medios complementarios: a Vox entre ellos.
Fin de la sospecha. De ésta; tengo otras. Sin ser profesional de la sospecha, ya digo; es que el diámetro de las ruedas de molino con que nos hacen comulgar aumenta por momentos.
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(*)...donde dicen que tienen ilusión, algo que, como nos informa el diccionario de la RAE, antes de esperanza cuyo cumplimiento parece especialmente atractivo también es, en su primera acepción, concepto, imagen o representación sin verdadera realidad, sugeridos por la imaginación o causados por engaño de los sentidos; además de ironía viva y picante. En Ciudadanos también están muy ilusionados; otra cosa compartida por ambos, como el constitucionalismo; la ilusión constitucionalista, mejor dicho.

miércoles, 20 de marzo de 2019

Más liberales

José María Aznar, ese jarrón chino al que su exoesqueleto de cerámica nunca le ha parecido lo suficientemente holgado como para contener su ego -a diferencia de su ser físico- ha aprovechado la presentación en FAES del libro Lerroux. La República liberal, para proporcionarnos alguna que otra muestra de sus estadismos, de esos que, parece que invitablemente, acaban como titulares mediáticos, por ejemplo: Algunos quieren ganar 80 años después guerras que los españoles han olvidado.  Habría que recordarle que esos algunos son, pese a quien pese, también españoles que no han olvidado -aunque muchos, por distintos motivos, lo hayan deseado casi desde entonces- y seguramente no pretenden tanto ganar guerras como restablecer el principio de justicia; histórica en éste caso.
Asimismo, Aznar se ha preguntado -retóricamente- cómo es posible que en Catalunya el mismo fracaso se repita una y otra vez y que la campaña de los indultos ya se hizo en 1934 con los antecesores de los que hoy se sientan en el banquillo del Tribunal Supremo, sin ser consciente, supongo, de que él mismo se responde en la segunda frase. Alguien que se enfrentó al problema catalán -y en general, a la plurinacionalidad de las Españas- con mucha mayor capacidad, coraje y solvencia políticas que la sacrosanta Transición de 1978 fué Azaña, hace casi 90 años, que nada pudo contra el natural instinto de la mayoría de los españoles de utilizar la cabeza para embestir, en lugar de utilizarla para pensar; en lo cual los españoles parece que somos totalmente conservadores. Curiosamente, estos liberales los que más.
La defensa por parte de Aznar de la figura de Lerroux como un político en toda la extensión y profundidad del término; afirmando que fue un éxito suyo mantener la templanza durante los primeros compases de la Segunda República; y durante todo el tiempo que duró el régimen republicano, él encarnó como pocos ese espíritu de consenso que, mucho tiempo después, hizo que todos los españoles pudiésemos pactar en 1978, tiene todo el aspecto de ser la enésima constatación de que, para algunos, la realidad -incluso la histórica- es aquello que quieren reconocer -y que reconozcamos todos, de paso- como realidad; para ellos es algo que se puede elegir. Porque explicar la liberalidad riverina -de los actuales liberales, Albert Rivera es quien más se parece a Lerroux- de un político acomodaticio y tramposo, que entendía la política como vividor de ella hasta el punto de ser el inspirador de una palabra que ha quedado desde entonces en nuestro diccionario, estraperlo, es tambien muy liberal, desde un punto de vista histórico. En fin, que en FAES son así de liberales. Y para el presidente de un PP tan próximo a la corrupción -la mayoría de los ministros de su etapa de gobierno han resultado imputados por ese motivo y su vicepresidente y ministro de Economía está actualmente en la cárcel- los distintos asuntos de corrupción de Lerroux le parecerán chiquilladas de colegial; seguro que ha pensado que con él no habría tenido que esperar a los 58 años para obtener la titulación de abogado: ahí tenemos a Pablo Casado.
Por cierto, Azaña también se consideraba a sí mismo como un burgués liberal pero estaba políticamente en las antípodas de otros sedicentes liberales de entonces; no digamos de los liberales actuales.
//www.libertaddigital.com/cultura/libros/2019-03-20/lerroux-la-republica-liberal-jose-maria-aznar-roberto-villa-garcia-cataluna-segunda-republica-1276635077/

miércoles, 6 de marzo de 2019

Feminismo liberal


La semiología y la semántica son ciencias porque las relaciones entre signo, significado, mensaje y lenguaje no son algo simple o sencillo; hay quien ha dedicado tiempo y esfuerzo metodológico  en analizarlas.
Ya mucho antes de Orwell en su distopía 1984, donde el gobierno del INGSOC utilizaba para conducir a las masas lemas tales como Guerra es Paz, Libertad es Esclavitud, Ignorancia es Fuerza, y también antes de los 11 principios de la proganda de Goebbels, la apropiación del significado de las palabras ha constituído, desde siempre, el primer campo de batalla de cualquier confrontación ideológica y/o de intereses entre los seres humanos; recordando a Gramsci: La realidad está definida con palabras. Por lo tanto, el que controla las palabras controla la realidad.
Ahora, en Ciudadanos quieren reinventar el término feminismo que, recordémoslo, como concepto es anterior al movimiento sufragista del  siglo XX; ya Mary Wollstonecraft -la madre de Mary Shelley, la autora de Frankenstein- publicó en 1792 la Vindicación de los derechos de la mujer y, concretamente en España, existió el denominado sufragio pasivo desde la Constitución de 1812 (sí, la Pepa), que aunque sólo reconocía el voto para el hombre (situación que se mantuvo hasta 1.933), igualmente reconocía el derecho de la mujer a formar parte del parlamento español: la mujer no podía votar, pero sí ser votada; los liberales de entonces tenían poco que ver con los de ahora salvo, precisamente, el nombre. Pues bien, en Ciudadanos, como son tan modernos, han querido ir más allá -girando simultánea e inadvertidamente 180 grados- y han inventado un nuevo concepto: el feminismo liberal, con el cual desvirtúan -en realidad niegan- en un alarde casi Ingsocista, el significado de ambas palabras. Para ello han elaborado nada menos que todo un decálogo -qué menos que diez- cuyo contenido ha explicado pormenorizadamente a los seguidores de Ciudadanos su Moisesa, Inés Arrimadas, en un tono argumental que me ha recordado, no sé porqué, el usado por los curas en los  ejercicios espirituales. Como ya hay -mujeres, sí- quien ha desmontado uno por uno los puntos del decálogo -no era muy buena la piedra de estas tablas- no me queda sino recordar el dato que creo fundamental para superar la propaganda de esta neoliberalidad: las mujeres constituyen la mitad -algo más- de la humanidad. Y siendo cierto igualmente que en esta humanidad hay muchos más personas pobres que ricas, la mujer tiene un doble incentivo para luchar contra la desigualdad global por el hecho de ser mujer y, por tanto, en su mayoría, doblemente desigual.
Por cierto, en el concepto de feminismo liberal que defiende Ciudadanos cabe la gestación subrogada que, tampoco sé porqué, me recuerda Una modesta proposición, de Jonathan Swift. En moderno, estilo Ciudadanos.