El general Franco mandó ejecutar a partir de 1936 por
procedimientos sumarísimos a miles de españoles por el delito de auxilio a la rebelión, siendo así que él mismo era el rebelde a la legítima
autoridad de la República y los que ejecutaba, los leales a esa
autoridad (lo de la perversión del lenguaje no es de ahora). Con la misma lógica, el actual portavoz adjunto del PP en el
Congreso, Rafael Hernando, ha manifestado que fué la República
la responsable del millón de muertos habidos en la guerra civil, cuando, en realidad, la guerra civil fué producto de un chapucero golpe de estado por parte de unos generales
rebeldes a la legalidad constituída. Con esa premisa es fácil que Hernando haya
deducido que tan inconstitucional es la bandera de la República como la
de la dictadura que se instauró tras ella. Y no sólo eso, si no que la
responsabilidad de que existiera esa dictadura también es de la República; ya se sabe:
toda la culpa la tiene el muerto. Desde
luego, es inimaginable que alguien en Alemania manifestara que el régimen nazi fué
responsabilidad de la República de Weimar, en primer lugar porque
seguramente constituiría un delito.
Pero lo peor de todo parece ser que tan indignantes declaraciones
están intencionadamente programadas -y en el PP abundan los don
Tancredo de la talla intelectual del señor Hernando- para distraer a la
ciudadanía de las vergüenzas contables y financieras del PP.
Esta es la calidad de nuestra democracia.
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