miércoles, 30 de junio de 2021

La justicia es igual para todos

El Tribunal Superior de Justicia de Madrid ha decidido no considerar -ha inadmitido a trámite, en la particular jerga judicial-  la querella presentada por la Fiscalía contra la diputada de Vox, Rocío Monasterio, por falsificar el sello del Colegio de Aparejadores de Madrid en una documentación presentada por ella ante el Ayuntamiento de Madrid al no reunir los hechos relatados los caracteres del delito de falsedad documental atribuido a la querellada; según los jueces inadmisores, la reproducción gráfica de un visado del Colegio de Aparejadores anterior en los planos de un proyecto  posterior es tan burda y perceptible a simple vista sin necesidad de pericia, que resulta incapaz de inducir a error alguno sobre la autenticidad a ninguna persona en general y mucho menos a técnicos del departamento urbanístico que hubiese de validarla, por lo que deducen que no podría en modo alguno surtir efecto como auténtico y debido visado. Según ésto, la ejecución chapucera de un engaño o estafa no resulta agravante si no eximente, eximente total; resulta, pues, que todos aquellos a los que se demostró haber practicado los timos de la estampita o del tocomocho y por ello fueron juzgados y encarcelados, ahora podrían citar como jurisprudencia esta inadmisión y solicitar su puesta en libertad. Y, además, me quedo más tranquilo por aquellos pecadillos de juventud consistentes en introducir piezas redondas de metal de igual peso y diámetro que las monedas de curso legal en máquinas expendedoras tragaperras: nadie hubiera dicho a la vista de aquellas piezas metálicas que pretendían pasar por monedas, tan burda y perceptible a simple vista era su falta de semejanza con monedas auténticas, sin necesidad de pericia.

Asociaciones judiciales han solicitado del gobierno que proteja el prestigio de la justicia en España ante las instituciones europeas, pero de todos es sabido que el prestigio -como el respeto- hay que ganárselo, no sirve adjudicarlo, ni defenderlo, si no es con la fuerza de los hechos. Y es que, como ya dejó escrito Johnatan Swift, las leyes son como las telarañas que cogen a las pobres moscas y dejan pasar avispas y abejorros; poco a variado esta peculiar universalidad de la justicia de Swift acá. Sobre todo en España, aquí y ahora. 

 (...por si acaso, y dada mi categoría judicial de peso mosca, aclararé que lo mío con las máquinas expendedoras tragaperras prescribió mucho antes de que lo hicieran todos los casos de corrupción del PP; no vaya a ser...que ya hay quien a sido juzgado por robar un bocadillo)

martes, 29 de junio de 2021

Tertulianeando

En esa epidemiología de conveniencia para tertulianos de derecha -siempre defendiendo lo opuesto a lo que el gobierno decida- Antonio Burgos defiende el mantenimiento de las mascarillas, especialmente para las feas -no dice nada de los feos, entre los que podría objetivamente incluírsele-, ya que le permiten centrarse en los ojos de las mujeres que, para él, resultan todos irresistibles, pero siempre con mascarilla, ocultando la nariz y la boca: debe resultarle  muy amenazante que las mujeres respiren y hablen, además de la posibilidad de lucir una hermosa sonrisa.

Y según la lógica por la cual las feas -de media cara para abajo- deberían siempre ocultar parcialmente su rostro -Burgos amnistía los ojos porque lo del burka le ha debido parecer excesivo- seguramente todos los tontos deberían ocultar sus pensamientos u opiniones -y, desde luego, abstenerse de publicarlos o difundirlos- y permanecer en silencio. Ya lo dijo Borges: No hables a menos que puedas mejorar el silencio, que podríamos complementar con ésta otra reflexión de Groucho Marx: Es mejor estar callado y parecer tonto, que hablar y despejar las dudas definitivamente, frase que otros atribuyen a Abraham Lincoln, nada menos. Está complicado ésto de las citas; seguramente en cada una alguien pensó con anterioridad lo mismo que el citado, pero no dejó constancia por escrito. Que es lo que mejor podría haberle ocurrido a Burgos en este caso: que hubiera decidido reservar sus rancias reflexiones para comentarlas consigo mismo en la intimidad, como Aznar sus prácticas con el catalán. Sobre todo para evitar a los demás ese sentimiento tan desagradable e inmerecido -a veces- que resulta ser la vergüenza ajena (o alipori).

domingo, 20 de junio de 2021

Resistiré

De hoy para mañana, de un intante a otro la vida puede cambiar ante una amenaza  que, claramente, nos la abrevie; la vida siempre es algo complejo y muy frágil, pero somos plenamente conscientes de lo último sólo ante un recordatorio lo bastante cercano: la muerte de un familiar, o que se nos diagnostique alguna enfermedad seria, por ejemplo.

Si resistir es vencer, tal y como resumió Negrín la situación de la República durante la guerra civil, algo parecido cabe aplicarse ante la enfermedad que pueda aquejarnos, teniendo siempre presente que, en el mejor de los casos, será ir de victoria en victoria hasta la inevitable derrota final: todos somos mortales. Así como la resistencia eléctrica es la oposición al flujo de corriente eléctrica a través de un conductor, la resistencia vital es la diariamente renovada oposición a esa negra figura que acabará por sentarnos finalmente en nuestra propia silla eléctrica. Y torrarnos para siempre.

Me resisto -también-  a emplear resiliencia, palabra procedente del inglés y que tiene nombre algo clínico; pero vamos, que es lo mismo: se trata de resistir, resistir es la esencia y realmente la mismísima definición de la vida.

viernes, 18 de junio de 2021

Esas cuestiones

...lo que decidamos se decide en el Parlamento nacional y lo que tengamos que decidir del conjunto de España tenemos que hacerlo todos los españoles, ha manifestado Pablo Casado ante las declaraciones relativas a los supuestos indultos a los presos del Procés por parte del presidente de la CEOE y de la Conferencia Episcopal española, declaraciones que si bien justitas de entusiasmo sí reconocen, al menos (pese a provenir de instituciones claramente conservadoras), la utilidad de los indultos como paso inicial en el camino del diálogo necesario para tratar de hallar una solución política al conflicto entre España y Cataluña, dejando así descolocado al líder del PP en su oposición frontal y radical a los mencionados indultos.

Y no habría nada que objetar, tampoco, a las palabras de Casado si no fuera porque antes había manifestado, igualmente, que Somos nosotros (los políticos) los que tenemos que hablar de estas cuestiones; de donde se deduce que opina que otras instituciones o la ciudadanía  en general, pueden especular u opinar del tema, pero vamos, que hablar, hablar (o sea decidir) les corresponde a los políticos en exclusiva (contradiciendo así las manifestaciones mencionadas al principio y que tan lucidas le habían quedado en defensa de la democracia); se equivoca el señor Casado al reclamar tal exclusividad y, por  ser más claro, a la clase poliítica lo que le compete no es sólo hablar de esas cuestiones si no, propiamente, intentar buscar soluciones a esas cuestiones. Que el no hacerlo, posponiendo eternamente esas soluciones tiene todo el aspecto de un subterfugio dilatorio para mantener entretenida a la ciudadanía y que ésta desvíe su atención de los problemas esenciales tales como la garantía de los servicios públicos  y la materialización efectiva de los derechos fundamentales reconocidos para todos los españoles en la vigente Constitución.

martes, 15 de junio de 2021

Planes

Imagino que en el mundo de la política profesional -que todos somos o deberíamos ser políticos en el buen sentido de la palabra, que lo tiene- una de las cualidades primordiales es el instinto o capacidad de supervivencia: del cargo político más bobo ilustre que se nos ocurra recordar -y está difícil, la competencia y concurrencia es amplia- siempre habrá de reconocérsele, al menos, una notable capacidad de supervivencia (no siempre recurriendo a los mismos procedimientos) de tal manera que se ha de admitir que son consumados maestros en el arte de resitir, y ya lo dijo Negrín con mucho sentido: Resistir es vencer (mientras se resista, claro, la muerte -política- sí es el final, aunque generalmente los jarrones chinos también suelan resistirse a esa muerte).

Pero, ya digo, los procedimientos son diversos. Uno de los que más predicamento tiene últimamente es la demagogia populista llevada a extremos inimaginables, una vez constatado que la puesta en práctica tanto de los Principios de la Propaganda de Goebbels -o de las más actualizadas Estrategias de la manipulación mediática de Chomsky- han logrado los fines perseguidos, esto es, el entontecimiento político general de una mayoría y la impotencia política del resto así como que todos asumamos la inevitabilidad del poder político -producto de una timocracia- como regente de nuestro destino. Desde ese punto es fácil convertir en crucial y decisorio cualquier litigio sobrevenido -o directamente inventado- de modo que nos distraiga de los reales y comunes intereses esenciales, contruyendo unos falsos intereses que ocupen todo nuestro tiempo y haciéndonos creer, además, que decidimos sobre ellos. Todos los partidos políticos de la derecha hacen uso habitual con total naturalidad y desparpajo de éste recurso torticero haciéndolo pasar por justísimo: así los falsos patriotismos (todo por la Patria, pero sin entender  que la Patria la conforman las personas y sus mencionados intereses reales), como los falsos independentismos, que resultan ser la imagen especular de lo anterior. Ejemplos: la presidenta de la Comunidad de Madrid animando al rey a borbonear, la convocatoria anti-idulto de la Plaza de Colón y la unilateralidad de Junts. Y ahí estamos todos entretenidos en ello, oye. Lo de preservar los servicios públicos, el derecho a un trabajo y una vivienda dignos y otras monerías reconocidas por la Constitución, para otro día.

La vida es eso que pasa mientras hacemos otros planes, parece que dijo John Lennon. En ciertos casos, ni siquiera nosostros hacemos los planes, nos los hacen.

sábado, 12 de junio de 2021

Clases

He sido usuario del servicio de Cercanías de Renfe prácticamente toda mi vida laboral; al independizarme de mis padres, ir a residir a una población alejada de la capital, Madrid, unos 50 km. a muchos cercanos a mí les pareció algo innecesario pero creo que fué un planteamiento racional -dentro de mis posibilidades- al considerar no tanto la distancia sino el tiempo en el desplazamiento desde mi domicilio hasta el lugar de trabajo; en la hora larga de trayecto -de ida, y otro tanto de vuelta- cultivé, además, una de mis aficiones de entonces, la lectura. Así pues, el servicio de Cercanías de Renfe ha sido para mí, de siempre -más de 35 años- el modo de transporte habitual, complementado con el transporte público de Madrid capital; el coche quedaba reservado para ocio y vacaciones. Sigo siendo actualmente usuario ocasional del servicio de Cercanías y en las contadas ocasiones en que lo he utilizado este año y el anterior he podido constatar la escasez -si no ausencia- de revisores. Tras los atentados del 11 de Marzo de 2004 -aún recuerdo las horas detenidos en El Pinar de las Rozas y la llegada final a Chamartín desde donde me desplacé andando a mi lugar de trabajo, recorriendo toda la Castellana hasta La Cibeles- y la super-reacción de un Estado atacado por el terrorismo, donde los vagones de pasajeros eran recorridos habitualmente por personal militar empuñando armas largas; después la situación se fué normalizando gradualmente en Renfe, salvo en los recorridos del AVE, donde persisten desde entonces unas restricciones particulares en el control del acceso de los viajeros, siendo así que los atentandos se produjeron, sin embargo, en el servicio de Cercanías, el de mayor facilidad de acceso desde el punto de vista terrorista; ¿por qué? Es fácil deducir que por una consideración clasista de los viajeros y por los mismos motivos por los que en la actual pandemia de CoVid-19 el servicio público de Metro en Madrid no se ha incrementado -lo que hubiera sido lo lógico desde el punto de vista epidemiológico- si no que se ha reducido, incrementando por tanto el riesgo de contagio de la población que se desplaza en transporte público: los pobres. Aunque hay quien defiende que eso de las clases es un concepto antiguo y desfasado; sí, ya no estamos en la época del Titanic, pero hay cosas que han variado muy poco desde entonces. 
Para otro día lo de la vacunación de los miembros de la selección española de fútbol; fútbol es fútbol, resumía Vujadin Boskov; otra clase también: los futbolistas (los de élite, claro).

jueves, 10 de junio de 2021

Informando

Tanto el actual gobernador del Banco de España como los anteriores en ese cargo han expresado a menudo sus opiniones -con la apariencia formal de informes- sobre la reforma laboral, la moderación de salarios, la reducción de pensiones, la prolongación de la edad de jubilación, así como sobre los necesarios recortes en los servicios públicos, opiniones cuya difusión no encuentra encuadre y justificación en ninguna de las funciones del Banco de España ni, por tanto, de su gobernador. Habría que ir a la enumerada como la 11 en las mencionadas funciones:
Asesorar al Gobierno, tanto en la elaboración de regulación que afecte a las entidades supervisadas como en la realización de informes y estudios que resulten procedentes, y ni aún así, porque se entiende que los informes y estudios que el Gobierno pudiera solicitar del Banco de España como asesoría deberían ser siempre en relación con sus funciones fundamentales, esto es, las relativas a política financiera, gestión de las reservas monetarias del Estado y la supervisión de la estabilidad del sistema bancario y financiero del país. Siendo así que el Banco de España ha demostrado reiteradamente sus carencias en relación a esas funciones fundamentales -recuérdese, por ejemplo, su labor de supervisión en la salida a Bolsa de Bankia- ¿cómo se permite el director del Banco de España, cuyo sueldo es -recordemos- más de catorce veces el salario mínimo interprofesional (SMI), firmar un informe del que se deduce  que la subida de éste restó en 2019 la creación de entre 100.000 y 180.000 empleos -según la fuente interpretativa-  y que, por tanto no debería subir nuevamente?; aunque en las conclusiones del informe se lee
El trabajo no entra por tanto en la evaluación global del SMI, ya que esta evaluación no se puede ceñir únicamente a la evolución del empleo de la población afectada. En particular, pueden existir argumentos de equidad y mejora en el nivel de vida de algunos trabajadores, que son relevantes a la hora de determinar el nivel del SMI y que no son objeto de análisis de este trabajo, se afirma a renglón seguido que La estimación del impacto del incremento del SMI en el empleo para el episodio analizado en España sería consistente con una pérdida de empleo neta de los trabajadores directamente afectados de entre 6 y 11 pp.

¿No debería  el director del Banco de España concentrar sus esfuerzos en mejorar la eficacia y eficiencia en el cumplimiento de las labores fundamentales que esa entidad tiene encomendadas por parte del Estado -y cuyo desempeño es manifiestamente mejorable- antes que en la elaboración de informes que no le competen?