jueves, 29 de abril de 2021

Los tontos, siempre

Si damos por buena la sentencia de Baltasar Gracián: son tontos todos los que lo parecen y la mitad de los que no lo parecen, debemos deducir, para empezar, que los tontos son más, matemáticamente siempre serían mayoría. Digo ésto a modo de vacuna  para no sufrir, una vez más el próximo 5 de Mayo, la desilusión política de comprobar -sin entenderlo- cómo los intereses de una minoría pueden ser votados por una mayoría; cómo es posible que los trileros continúen haciendo su agosto y los estafadores sigan cosechando excelentes resultados con el tocomocho por procedimientos formalmente democráticos; los primeros manipulando -aun sin excesiva habilidad suele ser suficiente-  la priorización de los intereses personales y objetivos concretos  de cada uno, y los segundos intentando -y consiguiendo- que creamos que votando sus propuestas, unas propuestas que responden a intereses ajenos y minoritarios, somos nosotros los que  vamos a cobrar un premio.

Todo tonto está convencido; y todos los convencidos son tontos. Cuanto más defectuoso es el juicio de una persona, más firmes son sus convicciones; también es sentencia de Gracián, que se ve que esto de la tontuna humana es tema al que dedicó la atención precisa: Alzóse con el mundo la necedad, y si hay algo de sabiduría, es estulticia [comparada] con la del cielo; pero el mayor necio es el que no se lo piensa y a todos los otros define...Con estar todo el mundo lleno de necios, ninguno hay que se lo piense, ni aun lo recele. Reflexiones de Gracián bastante anteriores a la formulación del Principio de Dunning-Kruger y las Leyes Fundamentales de la Estupidez Humana de Carlo María Cipolla.

Soy consciente de ser reiterativo, pero sigo considerando necesario y conveniente enunciarlo explícitamente, en coincidencia con Cipolla: los tontos, no los malos, son el mayor peligro; recordemos su tercera ley: Una persona es estúpida si causa daño a otras personas o grupo de personas sin obtener ella ganancia personal alguna, o, incluso peor, provocándose daño a sí misma en el proceso. Y, no lo olvidemos, todos los tontos mayores de 18 años tienen derecho a voto.

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