miércoles, 31 de mayo de 2023

Gramsci forever

(*)

Últimamente el politólogo  Ignacio Sánchez-Cuenca tiñe sus artículos de opinión de un optimismo casi gramsciano -por aquello de oponer el optimismo de la voluntad al pesimismo de la inteligencia- por contra a lo que opina de Podemos que dice que se ha convertido en una izquierda ceniza y que -según él- ha adoptado el arquetipo de Pitufo Gruñón, utilizando un comentario que en su día hizo Pablo Iglesias para referirse a Izquierda Unida; pues vuelve ahora mostrando un desbordante optimismo -acosando a Podemos, de paso- en su artículo de El País No todo está perdido para la izquierda, en cuya entradilla puede leerse Por desfavorable que sea el ciclo político, si el PSOE resiste y Sumar consigue integrar a las distintas fuerzas en un proyecto que despierte ilusión y movilice apoyos perdidos en ese espacio ideológico, cualquier cosa puede suceder (el 23 de Julio).

Este artículo ha sido convenientemente contestado por otro de Miguel Mora en Ctxt: No todo está perdido (a condición de que Podemos entregue las armas) que puntualiza y resume cuanto puede llegar a pesar el pesimismo de la inteligencia contrapuesto a cualquier optimismo irrazonable.  A sus argumentos quisiera añadir algún matiz, aclaración  o apostilla que seguramente Miguel Mora pueda tener en mente pero que haya callado por elemental prudencia y por el deseo de no enfangar aún más el terreno en que ha de jugarse la tan deseada unidad de la izquierda, pero que, aún así, considero conveniente  recordar:

Resumir como complicidad la relación entre el PSOE y Sumar es quedarse muy corto; es evidente -y cada vez más- que Sumar es una maniobra orquestada, promovida y dirigida por el PSOE con el objetivo principal nada disimulado de atomizar la izquierda real (la izquierda a la izquierda del PSOE ) y como objetivo secundario el de apelar al voto útil de los votantes de esa izquierda real -una vez atomizados- como único medio de detener una involución derechista que nos anegará a todos; de ahí la convocatoria de elecciones anticipadas. E, incluso, la consideración de un Plan B por parte del PSOE: una retirada a sus cuarteles de invierno tras la probable catástrofe electoral, desde donde podría renovar sus promesas-humo de derogar en un futuro la  legislación derechista y, en definitiva, de constituirse como la oposición oficial dentro de la tan añorada -por él- vuelta al bipartidismo.

Por abreviar, creo sería asumible la entradilla de Sánchez-Cuenca en El País con sólo omitir una palabra: Sumar (casi todo mejora prescindiendo de lo prescindible), quedando tal que así: Por desfavorable que sea el ciclo político, si el PSOE resiste y consigue integrar a las distintas fuerzas en un proyecto que despierte ilusión y movilice apoyos perdidos en ese espacio ideológico, cualquier cosa puede suceder (el 23 de Julio). Sobre todo, mucha ilusión (en la primera de las acepciones de la palabra en el diccionario).

En fin, que recordando la conocida frase un pesimista es un optimista bien informado y teniendo en cuenta que información no será algo de lo que carezca Sánchez-Cuenca en función de su actividad y su cargo como Coordinador de Calidad Democrática en Sumar, tengo que deducir que su optimismo resulta algo impostado y puede que bastante parcial e interesado.

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(*) ...por cierto, ¿que ha querido sugerir la ilustración que acompaña el texto de Sánchez-Cuenca en el País? ¿el juego de piedra-papel- tijera?