martes, 28 de febrero de 2017

Ignorancia activa

Antes decíamos que Estados Unidos jamás perdía una guerra, ahora no ganamos ninguna. Es inaceptable, ha asegurado el presidente de los EE.UU.; es lo que tiene revisar las noticias en los medios de buena mañana, se toma conciencia de que la ignorancia, no el mal -y no está claro qué sería peor- se está adueñando del mundo.
Porque lo cierto es que, pese a la creencia del señor Trump, desde el final de la segunda guerra mundial, hace tres cuartos de siglo, en todos los conflictos militares en los que ha participado la que es, sin duda, la primera potencia del mundo -Corea, Vietnam, Líbano, Somalia...-, ésta ha salido con el rabo entre las piernas, si esceptuamos las intervenciones en su patio trasero, como pueden considerarse las acciones militares en la República Dominicana, Granada y Panamá; y aún ni eso, Cuba no se doblegó e hizo frente a la gran potencia durante más de cincuenta años, hasta el día de hoy. Misión cumplida, proclamó en Irak y en 2003  un antepasado del actual presidente norteamericano -otro ilustre ignorante- dando por ganada la segunda Guerra del Golfo, siendo así que ésta finalizó formalmente ocho años después, tras sumergir en ella una ingente cantidad de recursos y dejar a Irak -y a todo Oriente Medio- en una perpetua inestabilidad y plantada la semilla de guerras futuras; algo semejante a lo ocurrido en Afganistán, otra guerra ganada por los EE.UU. Todo ello ignorado, al parecer, por el señor Trump que sintetiza así su idea de lo que deben ser las relaciones internacionales: soy el primero que querría ver al mundo sin armas (?), pero no podemos quedarnos por detrás de ningún país, aunque sea amigo. Nosotros tenemos que estar a la cabeza de la manada; lo más parecido a la ley de la selva, hasta en el lenguaje. Concluye Donald Trump: tenemos que empezar a ganar guerras otra vez, -así, como si hablara de fútbol- y para ello ha incrementado el presupuesto de defensa de su país en 54.000 millones de dólares (a descontar, entre otras partidas, del presupuesto de ayuda exterior) asegurando, además, que es un negocio redondo: reforzar el sector militar es barato. Estamos comprando paz y afianzando nuestra seguridad nacional. Además es un buen negocio. ¿Quién construirá los aviones y barcos? Trabajadores americanos. Y eso sin contar su intención de ampliar el arsenal de armas nucleares de su país, esas que, con seguridad, considera inaceptable que otros países posean: EE.UU. tiene que continuar liderando la manada.
Nada hay más terrible que una ignorancia activa, escribió Goethe.

domingo, 26 de febrero de 2017

La verdadera prevención

Dado que la lucha contra la denominada violencia de género -en nuestro idioma las personas no tienen género sino sexo, o sea, que sería más correcto referirnos a ella, como violencia machista ó sexista, en sentido amplio-  es una cuestión de Estado, como el PP reconoce en su página web Prevención y lucha contra la violencia de género (*), el gobierno se ha encargado de reunir a cuatro ministerios para tratar el tema: como siempre que en el PP se dedican a marear la perdiz -practican, mientras, con charranes y gaviotas- sobre algún tema importante, no escatiman en medios ni en ministerios. Curiosamente, de entre todas las medidas genéricas propuestas, sólo una de ellas hace referencia realmente a la prevención, la relativa a mejorar la prevención en las redes sociales dedicado sobre todo a menores, el resto son medidas a posteriori, es decir, aún en la fase teórica al enfrentar el problema, poca prevención y mucha hospitalización, si establecemos un símil con la atención sanitaria, siendo así que, como es de general conocimiento, es mucho más eficiente -eficaz y barato- prevenir que curar.
Y, ¿cual sería la verdadera prevención? Pues en éste tema como en muchos otros hace tiempo que está demostrado que la más eficiente medida de prevención reside en la educación, y dentro de la educación ¿que medidas concretas serían las adecuadas? No sé, así, a bote pronto, se me ocurre, por ejemplo, evitar la educación segregada por sexos, e implantar en edades educativas tempranas una asignatura que podría denominarse, quizá, Educación cívica ó Educación para la Ciudadanía, en la que se incidiera especialmente en la igualdad de derechos y obligaciones entre personas de distinto sexo y orientación sexual. Claro que, ya digo, es algo que se me ha ocurrido así, sin más (aunque luego he podido comprobar que desde la ONU ya habían propuesto algo parecido). Pero seguro que a los cuatro ministros -y a las mentes pensantes posiblemente existentes entre el personal de sus ministerios- se les ocurre algo mejor una vez hayan estudiado  la coordinación y las políticas del Gobierno para la erradicación de la violencia de género. Cosa distinta puede que resulte dotarlas presupuestariamente.
En fin, por mi parte no he hecho más que seguir la recomendación del PP respecto a que toda la sociedad debe implicarse en romper el silencio. Aunque yo del gobierno esperaría algo más -algo más eficiente y, a la vez, más sencillo- que poner en marcha los protocolos de actuación interministeriales; porque puede ocurrir, como en muchos otros casos, que como resultado de tal tormenta de ideas ministeriales resulten unos protocolos administrativamente monísimos, pero que el problema persista en la sociedad.
__________________________________________
(*) ...página en la que, por cierto, entre las medidas que el gobierno pretende tomar puede leerse (literalmente) :
-Profundizar en la formación de todos los agentes implicados (sanitario, jueves, fiscales)...¿es el jueves un agente implicado pero no el resto de los días de la semana?, ¿no existe en ellos profundidad suficiente?; ¿se va a formar al personal sanitario  los jueves y a los fiscales otros días de la semana?...no queda claro. Que esa errata no haya sido subsanada de inmediato parece sugerir la frecuencia con que esa página ha sido visitada y leída, inluso por parte de los responsables de ella en el PP.

viernes, 24 de febrero de 2017

El problema

El señor presidente del gobierno, en relación con la sentencia de Iñaki Urdangarín ha manifestado que  o respetamos las normas, las leyes y la Constitución o francamente acabamos teniendo un problema. Pues, con la misma franqueza, creo que el problema ya lo teníamos. Porque no es cierto que, como el señor Rajoy también ha manifestado, el gobierno esté promoviendo el dejar trabajar a los jueces y no poner en tela de juicio la decisiones que adopte la justicia porque España es una democracia, antes bien, la continua ingerencia del poder ejecutivo en el poder judicial -por no mencionar el poder legislativo- hacen que el sistema resultante bajo el que vivimos en España sea una democracia sólo de nombre: un partido, el PP, que durante un año no pudo formar gobierno -aún con un sistema electoral hecho a su medida- continúa, después de todo, disponiendo a su voluntad de los tres poderes -ejecutivo, legislativo y judicial- refundidos en uno sólo verdadero, como el misterio de la Santísima Trinidad; aunque, en éste caso, misterio hay poco.
Yo no sé qué va a pasar con el señor Urdangarin porque ahí el Gobierno no tiene ninguna capacidad de decisión pero si yo no respeto las decisiones de los tribunales, ¿quién va a respetarlas? nos traslada enfático el señor Rajoy, que ya son ganas de regodearse en ello (y de mofarse de la ciudadanía). Claro está que el gobierno en éste y en otros casos ha tenido y tiene -y tendrá, si el problema no se resuelve- capacidad para condicionar y manipular las decisiones de los tribunales manejando a su conveniencia a fiscales -comenzando por el Fiscal General del Estado, aún cuando en su nombramiento participan teóricamente los tres poderes independientes- que sí dependen orgánicamente del poder ejecutivo y eliminando el obstáculo de ciertos jueces que no se plegaron a ese poder aún sin depender orgánicamente de él.
Y, lógicamente, no será el PP quien resuelva el problema que representa para España el propio PP.
Rajoy respeta la decisión que se adopte sobre Urdangarin y pide reflexionar sobre el daño a personas absueltas

Yo no sé qué va a pasar con el señor Urdangarin porque ahí el Gobierno no tiene ninguna capacidad de decisión pero si yo no respeto las decisiones de los tribunales, ¿quién va a respetarlas?", ha enfatizado Rajoy.

Leer mas: http://www.europapress.es/nacional/noticia-rajoy-respeta-decision-adopte-urdangarin-pide-reflexionar-dano-personas-absueltas-20170220215312.html

(c) 2015 Europa Press. Está expresamente prohibida la redistribución y la redifusión de este contenido sin su previo y expreso consentimiento.

jueves, 16 de febrero de 2017

A tontas y a locas

Entre las muchas cosas que no entiendo -o entiendo pero no quiero admitir- se encuentra el hecho de que para postularse como representante político no se requiera superar ninguna prueba de aptitud de algún tipo: basta con tener la habilidad de lograr ser elegible para que a alguien sin ninguna capacidad -real o teórica- se le encomienden dineros públicos y responsabilidades decisorias del más alto nivel; para conducir un vehículo es necesario superar las correspondientes pruebas de capacidad, para conducir un país parece que no; se supone que cualquiera podría hacerlo: debe bastar con desearlo lo suficiente y trabajarse bien los apoyos para hacer carrera política y, si se trata de  la cuna de la democracia moderna, con tener, además, dinero suficiente. Parece que andan muy alarmados en EE.UU. con la advertencia de un grupo de psicólgos, psiquiatras y trabajadores sociales que  han remitido una carta al New York Times en la que exponen que el actual presidente, Donald Trump, sufre una grave inestabilidad emocional que le hace incapaz de servir con seguridad como presidente; ya que ha  demostrado reiteradmente una incapacidad para tolerar opiniones diferentes de las suyas, lo que le lleva a reacciones de rabia. En opinión de los firmantes de la carta, sus palabras y conductas sugieren una profunda incapacidad para sentir empatía. Los individuos con estos rasgos distorsionan la realidad para adaptarla a su estado psicológico, atacando hechos y a quienes los transmiten (periodistas, científicos)
Que, aunque sea cierto que los electores tampoco han de cumplir con muy estrictas condiciones para poder serlo  -más allá de tener una edad determinada-  se supone que la ley de los grandes números y la estadística hace que tales carencias de capacidad sea mucho menos crítica o trascendente desde un punto de vista democrático. Aun así, ¿de verdad los millones de votantes del señor Trump no se habían dado cuenta -hasta que han leído la mencionada carta ahora- que ponían al alcance de sus dedos la posibilidad  de apretar el botón de un maletín nuclear, por ejemplo? Yo supongo que pensarían que si con Bush junior no ocurrió nada es que nada puede ocurrir, y aunque hace tiempo que están establecidas las diferencias entre tontos y locos, también es cierto que hay quien reúne ambas caracterísiticas en una sóla persona; no en vano la frase a tontas y a locas incluye ambas como desiderátum del desorden. Pero emplear esas tipologías electorales y que pongan en manos de un semejante un poder inmenso puede resultar muy peligroso. Incluso resulta bastante dañino a nivel colectivo aún cuando el poder no sea tan grande y el elegido no sea tan completo, como es el caso de España.

Machirula

...Pablo, mi amor, eso en la Comisión de Economía, cielo... es parte de un diálogo que periodistas atentos escuchaban -y posteriormente difundían- y que se ha desarrollado en los pasillos del Congreso entre dos diputados, ¿hemos asisitido a algún mensaje romántico entre ellos debido a los esfuerzos de un San Valentín tardío? Parece que no, existen notables diferencias entre Celia Villalobos y Pablo Iglesias en casi todo salvo en su condición de diputados. Y todo a cuento de una reglamentariamente nonata interpelación de Pablo Iglesias al actual director del Banco de España, el señor Linde, respecto a la actuación de su antecesor, el señor Fernández Ordóñez, en relación con la salida a bolsa de Bankia. Según la señora Villalobos dicha pregunta era improcedente en una comisión que se reunía para tratar sobre el Pacto de Toledo y el futuro de las pensiones.
Sin embargo el actual director del Banco de España -y el anterior- expresan y han expresado a menudo sus opiniones sobre la reforma laboral, la moderación de salarios, la reducción de pensiones, la prolongación de la edad de jubilación y sobre los necesarios recortes en los servicios públicos cuya difusión no encuentra justificación en ninguna de las funciones del Banco de España ni, por tanto, de su gobernador; ¿eso sí es procedente? ¿y no lo ha sido, sin embargo, la pretendida pregunta de Pablo Iglesias en relación con dos de las funciones que sí corresponden al Banco de España, las relativas a fomentar el buen funcionamiento y la estabilidad del sistema financiero y a supervisar la solvencia y el cumplimiento de la normativa específica de las entidades de crédito?
¿Y es procedente tratar con esa equívoca suavidad condescendiente y bastante machirula a un representante  público y compañero diputado? Claro que como ella no domina el lenguaje de la nueva política se remite a cielos y amores. Algo añejo incluso para una antigua progre del PP; dado que por edad serán los más jóvenes los que han de lograr que más tiempo perdure su lenguaje, podría la señora Villalobos hacer un esfuerzo de puesta al día: ya existen suficientes diferencias para, además, hablar lenguas distintas. Así, ni escuchando.

Escuchar

Somos un país de habitantes poco acostumbrados a escuchar, a escuchar a los demás, a superiores e inferiores -los segundos casi ejerciendo de mudos- en cualquiera de las jerarquías en que nos corresponda movernos en el trabajo, en la sociedad, en la vida; reacios a escuchar, en general; a veces ni a nosotros mismos nos escuchamos. Es cierto que, muy raramente, alguien calla unos momentos y pone gesto atento y como de escuchar, pero es una mera táctica para hacerse pasar por dialogante y educado; en realidad no está escuchando, sólo es una pausa que le permite coger aire y concentrarse en afinar sus propios argumentos para espetárselos a su interlocutor en cuanto detecte que a éste se le está acabando el resuello para continuar hablando. Así pasa que, en general, nuestros diálogos son, en realidad, monólogos entrelazados en el tiempo pero no en los argumentos, nadie pretende que exista dialéctica, para los españoles tesis y síntesis es lo mismo, cada uno se mueve por la vida con su verdad, esa antorcha que nadie debe pretender apagar, salpicar y ni soplar siquiera. Toda esta idiosincrasia nacional se muestra, cómo no, -corregida, depurada y aumentada- en la política del país; hace tiempo -tanto que dudo que alguna vez fuera de otro modo- que no asistimos a un debate parlamentario digno de ese nombre, sino a una especie de guiñol de garrotazos -descalificaciones- alternos: no me extraña que aquellos geniales guiñoles televisivos desaparecieran, sus guionistas debían sentirse permanentemente superados por la realidad a la que pretendían parodiar.
Hay cosas que el tiempo sólo desgasta, pero no cambia; hace casi un siglo, Felipe Alfau ya escribía: España, una tierra en la que ni el pensamiento ni la palabra, sino la acción con un sentido -el gesto- se ha convertido en la especialidad nacional. La única variación de entonces acá se debe a la aceleración de los tiempos debido a la instantaneidad de la información en los medios: los políticos en su afán de síntesis han resumido el gesto para llegar al aspaviento, que aún es más breve y efectivo y que casi no necesita que el destinatario del mensaje escuche, basta con que atienda un momento. Lo que tiene, entre otras consecuencias, la de justificar nuestra tradicional renuencia a escuchar; difícil salir de este círculo vicioso. Para el que no lo sepa: los demás, a veces, dicen cosas interesantes.

martes, 14 de febrero de 2017

Sí, se puede

Como uno cualquiera de los podemitas tan denostados por Esperanza Aguirre, ella misma ha admitido que sí se puede; que se puede parar un vehículo en el carril bus. Tiene razón, y no porque -dados sus antecedentes- se haya informado exhaustivamente de lo que establece el código de la circulación y la normativa municipal al respecto, sino porque poder se puede; cualquiera con el suficiente desprecio por el resto de los ciudadanos que utilizan las vías de circulación y las normas que la regulan, e igualmente poco temor a las multas previstas para esos casos, podría, al igual que ella ha reconocido hacerlo; cosa distinta es que tenga razón si, como supongo que pretendía asegurar, está permitido parar en el carril bus. Es decir, la cuestión es que -la forma también importa para argumentar el fondo- como sucede a menudo, se confunden -no sólo Esperanza Aguirre, sino la mayoría de los medios que han comentado y divulgado el hecho- el significado de los verbos poder y deber. Lo imposible, lo no posible, realmente es lo que no puede ser ni suceder (*), y parar en el carril bus con un vehículo no entra en esa categoría de sucesos y no es lo mismo que afirmar que no se debe parar en el carril bus porque lo prohíben las normas pertinentes de circulación vial, que eso sí es algo que una Concejal y Portavoz del Grupo municipal del Partido Popular en el Ayuntamiento de Madrid debería conocer -y respetar- mejor que cualquier otro ciudadano, aunque sólo fuera por la ejemplaridad esperable de un cargo público.
__________________________________________
(*) A Rafael Guerra Guerrita se le atribuye la frase Lo que no puede ser, no puede ser, y además es imposible. Otros se la atribuyen a Charles Maurice de Talleyrand, que viste más.

domingo, 12 de febrero de 2017

La Familia

El tiempo desapacible que hay hoy en Madrid contrasta con la imagen de alegría que se vive en las filas populares, comentaba el presentador del telediario de la empresa pública de televisión en España, TVE, al comenzar la información sobre el congreso del PP. Aunque hace tiempo que procuro informarme -u oír propaganda-  por otros medios, lo he buscado y encontrado. Al ceder el presentador la palabra a la periodista que cubría la noticia in situ yo, casi, casi, esperaba oír de fondo un atronador ¡freude!, ¡freude! del himno a la alegría de Beethoven entonado por los más de 3.000 compromisarios y afiliados -según nos había cuantificado solícito el presentador- que asistían al congreso; ésta, sin embargo se limitó a repetir el guión del presentador reiterando el ambiente distendido -no como otros, faltó que nos dijera- que reinaba entre asistentes y el presidente del PP, Mariano Rajoy, como si se tratara de una gran familia, información que, de insuficiente y reiterativa, tuvo que complementar después con algún que otro detalle de color local: la ausencia de corbatas, todos los debates casi cerrados -que lástima que tan unánime grado de consenso, traducido en mucha unidad y una casi total unanimidad, haga recordar un particular sistema de votación, denominado a la búlgara- y las carreras debidas a la lluvia, que ésto último supongo que también fuera en el fondo motivo de alegría para compromisarios y afiliados ya que, según Rajoy, ello ha de tener como consecuencia una bajada en el recibo de la luz para todos los españoles.
Efectivamente, un Gran Familia a la manera que la entendía don Vito Corleone, aquél que transmitía sus deseos diciendo en voz baja a los destinatarios de sus órdenes aquello de tengo una oferta que no podrá rechazar, que, no sé porqué, imagino a Mariano Rajoy susurrándola igualmente al oído a cada uno de los compromisarios; llegar a ser el mejor país del mundo -Rajoy dixit-  no es gratis.

martes, 7 de febrero de 2017

Se necesita jardinero

Hay actores inolvidables y de ellos, a todos nos queda en la memoria concreta alguna que otra actuación sublime; del inolvidable Peter Sellers y su humor algo difícil -creo- a medio camino entre la frialdad de lo excesivamente elaborado y la genialidad surrealista, hay una película que para mí resume su humor nada convencional y bastante arriesgado: Bienvenido Mr. Chance (el título  español es una de los númerosos títulos variantes: el original Being There, El hombre del jardín ó El jardinero). Como su penúltima película -y no sé si era conocedor ya entonces de la enfermedad de la que moriría sólo un año después- la película se convierte, casi desde el comienzo, tanto en una sátira feroz de la idiotez intrínseca al ser humano, como en un canto a la propia y esencial humanidad, y todo ello desde la depurada y difícil contención interpretativa que impone el personaje. Aviso, para quien no la haya visto y pretenda hacerlo (puede saltar al próximo punto y aparte) que a continuación voy a intentar una brevísima sinopsis: una persona simple -que podría ser clasificada como de inteligencia límite- acaba regalando a todo su entorno máximas profundas y metáforas insondables -todas ellas relacionadas con el mundo vegetal, debido a su actividad anterior como jardinero- de las cuales se sirve incluso el presidente de los EE.UU. (Jack Warden) como recetas para enderezar el rumbo del mundo -excelente ocasión, la actual, para buscar con urgencia un nuevo Míster Chance- a la vez que ejerce de oráculo, heredero e insospechado y bendecido amante de la mujer (grande también Shirley MacLaine) de un millonario enfermo terminal (Melvyn Douglas, extraordinario).
Y es que sin llegar a la sabiduría de Marx (Groucho) que dijo aquello de que es mejor estar callado y parecer tonto, que hablar y despejar las dudas definitivamente, los que de natural son reservados y  poco locuaces impresionan bastante a todo el mundo porque, no sé por qué, muchos suponemos que tanta reserva y parquedad en el hablar han de ser debidas a que nuestro interlocutor está en posesión de un cerebro en perpetua ebullición y que, simultáneamente, limita cualquier otra actividad mundana y fútil como pueda ser, a menudo, hablar; es un hecho que los callados impresionan mucho y es frecuente que pasen por bastante más listos de lo que son (sin necesidad de habler leído El Discreto, de Baltasar Gracián). Hay quien de forma calculada utiliza éste recurso por ver si convence a los demás de su inteligencia, sobre todo en el mundo de la política...y se me están ocurriendo dos ejemplos de éstos políticos del más alto nivel -¡como serán los niveles inferiores!, a uno de ellos le apodan -entre otros- el embrague (primero mete la pata y luego hace los cambios) y al otro, directamente, el mudu. Ambos suelen practicar una comunicación austera -casi minimalista- y, en consecuencia, muchos se hacen lenguas de su inteligencia casi maquiavélica; pero yo creo que es, fundamentalmente, porque también conocen la frase de Groucho anteriormente citada. Digo yo.

domingo, 5 de febrero de 2017

Buscando el centro desesperadamente

Albert Rivera, al igual que un día Felipe González logró que el PSOE dejara de titularse marxista, ha logrado que Ciudadanos deje de reconocerse socialdemócrata; en ambos casos era de general conocimiento que sólo eran títulos teóricos con poco contenido real, pero también ambos reponden al mismo deseo de ocupar el centro político, ese centro que otorgaba o retiraba el poder de gobernar a un partido. Y he utilizado el pasado porque ese centro sociológico está conviertiéndose a pasos acelerados en otra entelequia más; es cierto que existe una inercia que tiene por efecto que una gran parte de la sociedad continúe pensado que pertenece a aquella extensa clase media de la que todos los partidos querían obtener el voto, pero es un hecho que en un país en el que los pobres oficiales suman casi un tercio de la población y en el que, simultáneamente, crece el número de millonarios, cada vez quede menos población que, incluso teóricamente, se considere clase media -o que ni siquiera admita su adscripción a una determinada clase- y que crea que su cometido ha de ser vertebrar socialmente al país.
Aún así, el líder de Ciudadanos, en su creencia de que el centro es decisivo -y en la necesidad permanente de que Ciudadanos ocupe algún lugar reconocible en el espectro político- ha manifestado que, a partir de ahora, Ciudadanos será un partido constitucionalista, liberal, demócrata y progresista que, desde luego, es mucho mejor para todos que si se declarara, de entrada, anticonstitucionalista, conservador, dictatorial y reaccionario; pero ha continuado: el debate no tiene que ser tanto semántico como de contenido. Que no se si sabrá que la palabra semántica se define como el significado, sentido o interpretación de algo, con lo cual, se deduce de sus palabras que está propugnando que el contenido de la ideología de Ciudadanos no tenga ningún significado: lo apropiado -deben creer en Ciudadanos- para ocupar el centro. Dicen que Rivera ha renunciado, incluso, a considerarse heredero de Suárez, o al menos, a moderarse en las citas de quien fué el primer presidente de la Transición.
¡Otro golpe a la desnortada socialdemocracia que vaga por Europa como un fantasma, casi como el comunismo del Manifiesto de Marx y Engels! Pero ésta vez no huyendo de fuerzas reaccionarias que pretendan acabar con ella, sólo buscando un lugar donde reposar eternamente.