Y según la lógica por la cual las feas -de media cara para abajo- deberían siempre ocultar parcialmente su rostro -Burgos amnistía los ojos porque lo del burka le ha debido parecer excesivo- seguramente todos los tontos deberían ocultar sus pensamientos u opiniones -y, desde luego, abstenerse de publicarlos o difundirlos- y permanecer en silencio. Ya lo dijo Borges: No hables a menos que puedas mejorar el silencio, que podríamos complementar con ésta otra reflexión de Groucho Marx: Es mejor estar callado y parecer tonto, que hablar y despejar las dudas definitivamente, frase que otros atribuyen a Abraham Lincoln, nada menos. Está complicado ésto de las citas; seguramente en cada una alguien pensó con anterioridad lo mismo que el citado, pero no dejó constancia por escrito. Que es lo que mejor podría haberle ocurrido a Burgos en este caso: que hubiera decidido reservar sus rancias reflexiones para comentarlas consigo mismo en la intimidad, como Aznar sus prácticas con el catalán. Sobre todo para evitar a los demás ese sentimiento tan desagradable e inmerecido -a veces- que resulta ser la vergüenza ajena (o alipori).
Cartas (notas) prescindibles, reflexiones al hilo de lo que sucede (principalmente en España)....
martes, 29 de junio de 2021
Tertulianeando
En esa epidemiología de conveniencia para tertulianos de derecha -siempre defendiendo lo opuesto a lo que el gobierno decida- Antonio Burgos defiende el mantenimiento de las mascarillas, especialmente para las feas -no dice nada de los feos, entre los que podría objetivamente incluírsele-, ya que le permiten centrarse en los ojos de las mujeres que, para él, resultan todos irresistibles, pero siempre con mascarilla, ocultando la nariz y la boca: debe resultarle muy amenazante que las mujeres respiren y hablen, además de la posibilidad de lucir una hermosa sonrisa.
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