Leo en El País un artículo de Guntram B. Wolff titulado La Eurozona necesita un milagro alemán.
¡Vaya con los alemanes, de milagro en milagro!, pensé al pronto. Sólo a
efectos informativos y para quien lo ignore, el señor Wolff es
actualmente el director de Brueguel, un think tank (centro de reflexión independiente), que tiene como curioso fundamento de su independencia un método organizativo y de gobernanza mediante el cual se
asocian Estados miembros de la Unión Europea -entre ellos España- con
empresas multinacionales tales como Deutsche Bank, Goldman Sachs,
Novartis, Pfizer, Ernst&Young y Microsoft. Actualmente está
presidido por Jean-Claude Trichet y entre 2005 y 2008 lo presidió Mario
Monti. Casualidades de la vida.
Volviendo a los milagros, si el último de los milagros alemanes se basó en el dinero del Plan Marshall y el trabajo de españoles y turcos, el señor Wolff nos propone ahora -¡oh, sorpresa!- que puesto que el mercado de trabajo en Alemania vuelve a florecer y cada vez son más las empresas que tienen que buscar trabajadores especializados extranjeros para contribuir a la producción, pero los inmigrantes no necesariamente tienen el nivel suficiente de habilidades requeridas, una formación más especializada, la enseñanza del idioma e iniciativas por el estilo serían una provechosa inversión para Alemania y también facilitarían la migración de mano de obra desde países con alto índice de desempleo. En otras palabras, una reedición del ¡Vente a Alemania, Pepe! pero eso sí, sabiendo alemán y con las habilidades requeridas: universitarios en paro tenemos de sobra, a los alemanes sólo habría que encomendarles la enseñanza del alemán, que lo demás les saldría de balde.
Volviendo a los milagros, si el último de los milagros alemanes se basó en el dinero del Plan Marshall y el trabajo de españoles y turcos, el señor Wolff nos propone ahora -¡oh, sorpresa!- que puesto que el mercado de trabajo en Alemania vuelve a florecer y cada vez son más las empresas que tienen que buscar trabajadores especializados extranjeros para contribuir a la producción, pero los inmigrantes no necesariamente tienen el nivel suficiente de habilidades requeridas, una formación más especializada, la enseñanza del idioma e iniciativas por el estilo serían una provechosa inversión para Alemania y también facilitarían la migración de mano de obra desde países con alto índice de desempleo. En otras palabras, una reedición del ¡Vente a Alemania, Pepe! pero eso sí, sabiendo alemán y con las habilidades requeridas: universitarios en paro tenemos de sobra, a los alemanes sólo habría que encomendarles la enseñanza del alemán, que lo demás les saldría de balde.
Para el que no supiera cual es la utilidad práctica de un think tank, y lo que de ellos cabe esperar.
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