lunes, 25 de marzo de 2019

Parole, parole

Queremos una España de la que nadie se tenga que ir y de la que nadie se quiera ir, nos participa el presidente del Gobierno,  Pedro Sánchez; es fácil estar de acuerdo con ello -¿hay quien defienda lo contrario?- y ya alguien me enseñó que,  sobre todo en política, cuando se afirma enfáticamente algo cuyo contrario no defiende nadie, en realidad no se está diciendo nada; es lo más parecido al mensaje vacío. Igualmente aprendí en esa misma lección que si no se acompañan planes y propuestas de la necesaria cuantificación presupuestaria y concrección temporal igualmente se cae en el generalismo buenista e inconcreto que constituye la mayoría de las declaraciones y planes de acción que prometen de continuo los políticos. 

Parole, parole, parole, parole, parole
encore des paroles que tu sèmes au vent...


(Palabras, palabras, palabras, palabras, palabras
de nuevo  palabras que lanzas al viento...)

Non cambi mai,
Non cambi mai,
Non cambi mai.
Proprio mai.


(No cambias nunca,
no cambias nunca,
no cambias nunca,
Realmente nunca, repetía Mina en la versión italiana de la canción)

Así pues, aún con la sospecha de estar ante una nueva cortina de humo compuesta de palabras que el viento se llevará pronto, vayamos a las cifras del denominado Plan de Retorno "Un país para volver" que, según se nos informa,  incluye 50 medidas para facilitar la vuelta de los emigrantes españoles y favorecer que España se convierta en un lugar atractivo para que puedan desarrollar sus proyectos de vida personales y profesionales.
Vayan por delante dos datos que conviene conocer:
1º) La población española residente en el extranjero,  a 1 de enero de 2019, se estima en casi 2,5 millones de personas (1.553.539 residen en América y 900.159 en Europa).
2º) La población española residente en el exterior ha aumentado en 1 millón de personas desde 2009 hasta 2019.
Como el Plan reconoce estar limitado en el período 2019-2020 a un total de 23.000 ó 24.000 personas (10.000 de forma inmediata), resulta que sólo un 9% del total de esa población residente en el extranjero podría teóricamente beneficiarse de las medidas contempladas en ese país para volver; el 91% restante ¿debería ir haciéndose a la idea de no volver?
Razones tienen en la Marea Granate para desconfiar de las promesas de Pedro Sánchez -sobre todo durante la campaña electoral- y poner el punto de mira en lo ridículo del presupuesto destinado a que quienes puedan regresar lo hagan a un lugar atractivo para que puedan desarrollar sus proyectos de vida personales y profesionales, recalcando que el presupuesto declarado no bastaría ni para cubrir a los que tuvieron que irse del país durante 2018 y, sobre todo, que muchos de los que se han ido lo han hecho para trabajar en sectores precarios como en hostelería o agricultura, y a ellos no se les tiene en cuenta en los planes de retorno.
No me extraña que, conocedores de esa desconfianza, en el gobierno de Pedro Sánchez no hayan tenido el momento de arreglar lo del voto rogado (que, ya la denominación, tiene su aquél), según otra de sus promesas incumplidas. ¿Casualidad?, no lo creo.

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