Parece que ya en la época de Larra el mal principal -y mortal- de media España era la otra media. Esa vocación cainita no nos abandona y la ejercitamos diariamente, caiga quien caiga; debe ser genético. Ayer, supongo que con intención didáctica, la redacción de El País de la sección de Economía encolumnaba juntas dos informaciones relativas a la crisis, una en España, la otra en Portugal. Mientras en la relativa a España toda la información se refería a descalificaciones y a la discusión sobre los propios datos entre el presidente del Gobierno y el jefe de la oposición, de la portuguesa leíamos la rapidez con que se había alcanzado el compromiso entre los cargos equivalentes -José Sócrates y Pedro Passos- para "trabajar conjuntamente para responder a lo que es un ataque especulativo sin fundamento al euro y a la deuda soberana portuguesa". Admitiendo el alcance negativo de los datos económicos en nuestro país, desde luego no contribuirá a mejorar la consideración sobre nuestra solvencia económica en el exterior que la portavoz del PP en el Congreso afirmara -antes muerta que sencilla- que la vicepresidenta económica del Gobierno de España, "es la verdadera prima de riesgo de la economía española". ¡Se iba a quedar Soraya sin el jaleo de los suyos!. Aquí y ahora, parece que la única forma de conjurar el tiroteo es continuar con el alboroto.
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