El Ministerio de Sanidad ha aconsejado a quienes tengan en su domicilio algún otro producto de Magrudis, la empresa comercializadora de la marca La Mechá (el origen del brote de listeriosis con más de 200 afectados, sobre todo en Andalucía), que se abstengan de consumirlo y que, en caso de haberlo hecho y presentar algún síntoma, acudan al médico. Que, no sé porqué, me ha traído a la memoria aquello de virgencita, que mi mujer no me engañe, y si me engaña que no me entere, y si me entero que no me importe; gran capacidad de acomodación de -no a- la realidad o, más sencillo, el que no se conforma es porque no quiere; como han mostrado claramente las autoridades sanitarias de éste país (locales, autonómicas y estatales), siendo así que el 15 de Agosto -hace diez días- FACUA-Consumidores en Acción ya había alertado de la potencial peligrosidad de la contaminación bacteriana, enumerando ya entonces un número significativo de casos.
Pese a todo, realizo hoy en Internet una busqueda sobre el tema y encuentro no menos de cinco medios que titulan así el tratamiento de la noticia: Si encuentran bacterias en un quirófano, ¿cómo no va a haber en mi fábrica?, atribuída al joven gerente de la mencionada empresa, Sandro José Marín Rodríguez -supuesto testaferro de su padre, que sería el propietario real de la empresa Magrudis- que, también se muestra pesaroso sobre la cantidad de lejía -no sé si por exceso o por defecto- en que ha gastado su dinero.
Pues sí, la guerra contra las bacterias patógenas para el hombre -existen otras sin las cuales posiblemente no podríamos vivir- es una guerra interminable, pero para la mayoría existen procedimientos que permiten su control, reduciendo su concentración y proliferación a una cantidad tolerable para el hombre mediante la esterilización y la higiene, al menos desde los tiempos de Pasteur (aunque las bacterias no se vean). Y parece más que evidente que entre la concentración de bacterias existente en un quirófano (siendo como es un Hospital un lugar evidentemente peligroso desde ese punto de vista, por motivos obvios) y la existente en las cadenas de producción de embutidos cárnicos en la empresa Magrudis, existe un amplio recorrido; lo digo porque al leer el titular mencionado se crea la impresión de que la fabricación de embutidos en ésta empresa gozaba de la asepsia de un quirófano o de una fábrica de microchips; por contra, se vé que que el protocolo de limpieza diario que ha dicho seguir en su fábrica ha sido insuficiente desde un punto de vista higiénico y sanitario (de hecho, sus instalaciones no fueron objeto de las preceptivas inspecciones sanitarias durante los últimos dos años). A pesar de lo gastado en lejía.
Pues sí, la guerra contra las bacterias patógenas para el hombre -existen otras sin las cuales posiblemente no podríamos vivir- es una guerra interminable, pero para la mayoría existen procedimientos que permiten su control, reduciendo su concentración y proliferación a una cantidad tolerable para el hombre mediante la esterilización y la higiene, al menos desde los tiempos de Pasteur (aunque las bacterias no se vean). Y parece más que evidente que entre la concentración de bacterias existente en un quirófano (siendo como es un Hospital un lugar evidentemente peligroso desde ese punto de vista, por motivos obvios) y la existente en las cadenas de producción de embutidos cárnicos en la empresa Magrudis, existe un amplio recorrido; lo digo porque al leer el titular mencionado se crea la impresión de que la fabricación de embutidos en ésta empresa gozaba de la asepsia de un quirófano o de una fábrica de microchips; por contra, se vé que que el protocolo de limpieza diario que ha dicho seguir en su fábrica ha sido insuficiente desde un punto de vista higiénico y sanitario (de hecho, sus instalaciones no fueron objeto de las preceptivas inspecciones sanitarias durante los últimos dos años). A pesar de lo gastado en lejía.
Y todo para transmitir la idea de que ha sido mala suerte, como directamente a manifestado el consejero andaluz de Salud, Jesús Aguirre, que, para desviar la atención, hablaba además, de un brote de histeriosis (no de histerismo), con lo cual no sé si habrá tranquilizado a la población o todo lo contrario, con esa ocurrencia de añadir un nuevo nombre para una supuesta enfermedad desconocida de la que nadie encontrará referencias.
La fatalidad posee una cierta elasticidad que se suele llamar libertad humana (Charles Baudelaire); Lo que se considera ceguera del destino es en realidad miopía propia (William Faulkner).
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