Supongo que estoy pagando no haber bailado al son que algunos marcaban y haber levantado determinadas alfombras, pero el tiempo pondrá las cosas en su lugar, ha manifestado Cristina Cifuentes, en relación con su imputación por financiación ilegal en el PP (caso Púnica).
El tiempo quizá ponga las cosas en su lugar, pero para entonces quizá ya no existan esas alfombras ni quedará constancia video-sonora de sus pasos de baile ni, quizá, quedará constancia de una presidenta de la Comunidad de Madrid que utilizaba a menudo técnicas y procedimientos tan fraudulentos como muchos aquellos a los que sucedió en el cargo y que, por ello, merece un benévolo olvido.
Aunque siempre habrá alguna rata de biblioteca que recuerde en el futuro que, en el año 2011, Cristina Cifuentes ostentaba el cargo de presidenta del Comité de Derechos y
Garantías del PP (con la
competencia fundamental de tramitar y resolver expedientes
disciplinarios y sancionadores incoados a los militantes del PP por
conductas delictivas). Si no sabía nada o era muy torpe o era parte del problema que en teoría debía resolver.
En todo caso, es sabido que no se debe bailar sobre una alfombra, y menos levantada (sobre todo con tacones); es de primero de Edurne.
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