Copio el texto final del editoral de hoy en El País:
...sin embargo, pensamos que las consecuencias de este atentado deben
ser de más hondo calado e ir más allá del momento coyuntural.
Lamentablemente, el brutal atentado terrorista que ha vivido Barcelona
coincide con un momento de máxima confusión política en Cataluña.
Un ataque de esta magnitud tiene que ser un aldabonazo que devuelva a
la realidad a las fuerzas políticas catalanas que, desde el Govern, el
Parlament o los movimientos por la independencia han hecho de la quimera
secesionista la sola y única actividad de la agenda política catalana
en los últimos años. Es hora de acabar con los sinsentidos democráticos,
la violación flagrante de las leyes, los juegos de engaños, los
tacticismos y los oportunismos políticos. Es hora de que nuestros
gobernantes, todos nuestros gobernantes, trabajen en beneficio de los
verdaderos y principales intereses de los ciudadanos.
La lucha contra el terrorismo requiere la máxima coordinación y
unidad de acción entre las diferentes administraciones y fuerzas de
seguridad del Estado. Esa colaboración solo puede nacer de la más
absoluta confianza entre los diferentes niveles de Gobierno y sus
instituciones. Hacemos por tanto un llamamiento al Govern y a las
fuerzas políticas catalanas para que se pongan a trabajar en una agenda
real al servicio de los problemas reales que afectan a la ciudadanía de
Cataluña.
Al parecer, nada que reprochar al gobierno central actual ni a los pasados -tanto del PSOE como del PP- respecto a la confusión política, los sinsentidos democráticos, la violación flagrante de las leyes, los juegos de engaños, los tacticismos y los oportunismos políticos que han tenido como escenario Cataluña; es evidente que el terrorismo exige una respuesta contundente nacida de la coordinación y la unidad de acción, y que esa colaboración solo puede nacer de la más
absoluta confianza entre los diferentes niveles de Gobierno y sus instituciones, pero ¿es achacable únicamente al Gobierno catalán y a las fuerzas políticas catalanas que no se dé -ni de lejos- en la actualidad tan deseable situación?, ¿cree sinceramente el editorialista de El País que es celebrable que el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, haya decidido encabezar -¿dirigir?- la supervisión de las operaciones de respuesta ante el ataque?. Que sería, creo yo, el momento de recordar que todos los refugiados que aún no hemos admitido en éste país -para cumplir una cuota de inmigrantes ridícula en función de la magnitud del desastre en oriente medio- vienen huyendo, precisamente, de algo mucho peor que el terrorismo que ayer padeció Barcelona.
Parece que, en defensa de las tesis del gobierno central, El País ha decidido dilapidar la poca credibilidad de que aún disponía; el equilibrio y la imparcialidad, dos requisitos imprescindibles en un medio de opinión creíble -como El País era hace no tanto- son ahora un lujo innecesario en su papel de vocero mayor del gobierno del PP.
Parece que, en defensa de las tesis del gobierno central, El País ha decidido dilapidar la poca credibilidad de que aún disponía; el equilibrio y la imparcialidad, dos requisitos imprescindibles en un medio de opinión creíble -como El País era hace no tanto- son ahora un lujo innecesario en su papel de vocero mayor del gobierno del PP.
Actualmente a El País todo le vale para todo; también los muertos. Repugnante.
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