Los
dos partidos que se han concordado para turnarse pacíficamente en el
Poder son dos manadas de hombres que no aspiran más que a pastar en el
presupuesto. Carecen de ideales, ningún fin elevado los mueve; no
mejorarán en lo más mínimo las condiciones de vida de esta infeliz raza,
pobrísima y analfabeta.
Pasarán unos tras otros dejando todo como hoy se halla, y llevarán a España a un estado de consunción que, de fijo, ha de acabar en muerte. No acometerán ni el problema religioso, ni el económico, ni el educativo; no harán más que burocracia pura, caciquismo, estéril trabajo de recomendaciones, favores a los amigotes, legislar sin ninguna eficacia práctica, y adelante con los farolitos...
Han de pasar años, tal vez lustros, antes de que este Régimen, atacado de tuberculosis ética, sea sustituido por otro que traiga nueva sangre y nuevos focos de lumbre mental.
Pasarán unos tras otros dejando todo como hoy se halla, y llevarán a España a un estado de consunción que, de fijo, ha de acabar en muerte. No acometerán ni el problema religioso, ni el económico, ni el educativo; no harán más que burocracia pura, caciquismo, estéril trabajo de recomendaciones, favores a los amigotes, legislar sin ninguna eficacia práctica, y adelante con los farolitos...
Han de pasar años, tal vez lustros, antes de que este Régimen, atacado de tuberculosis ética, sea sustituido por otro que traiga nueva sangre y nuevos focos de lumbre mental.
No, no son de hoy, esas palabras las dejó escritas en 1912, Benito Pérez Galdós en La fe nacional y otros escritos sobre España. Apenas un intento de salir del marasmo nacional que fué ahogado en sangre veinte años después y tras él cuarenta años de oscuridad seguidos de otros cuarenta del gris oscuro -casi negro- en que estamos instalados, retrocediendo cien años. Todo un siglo desperdiciado.
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