martes, 8 de agosto de 2017

Revolucionaria

¡Qué atrevida es la juventud, sobre todo acompañada de la  ignorancia! Bien eso, o que en el PP aprovechan el hueco veraniego para lanzar mensajes acogidos a alguno de los once principios de la propaganda atribuídos a Goebbels, convencidos de que algo queda, por disparatado que parezca. Pues nada, que Andrea Levy, a sus 33 años, nos informa de que La Casa de Bernarda Alba quizá sea el libro que me ha hecho reivindicativa y revolucionaria, lo que, en una sóla frase, nos ha puesto al día de que no sólo el Partido Popular, prototipo de partido casposamente conservador, cuyos fundadores descendían ideológicamente por línea directa de quienes asesinaron al autor de La Casa de Bernarda Alba, puede estar liderado por revolucionari@s -nada menos- sino que Andrea Levy también es reivindicativa (al menos ella se reivindica a sí misma, o bien no tiene abuela) y, sobre todo, que prefiere leer teatro que verlo y oírlo; puede que para asimilar mejor el texto. Quizá haya sido el peso de la denominación de su cargo (vicesecretaria de Estudios y Programas) lo que la haya obligado a semejante alarde cultural.  Pero no sólo, -ya que se ha puesto a ello- político también.
Levy nos informa, además, que su primer libro fue El Principito,  y que lo leyó en francés -normal, siendo hija de buena familia y pija acreditada- antes de explicar que lee últimamente mucho ensayo político, sin mencionar, en éste caso, ningún ejemplo, ¡lástima!. Estoy dejando la lista de deseos para las vacaciones que pueda -alamojó- tener en agosto, pero suelo combinar (ella debe ser bastante de combinar, ropa, sobre todo). Soy muy de novela porque las puedes leer sin un bolígrafo en la mano (!!). Que, miedo me ha dado la imagen de Andrea Levy con un bolígrafo en la mano; a saber: lo mismo escribe cosas, y no sólo las dice.
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 P.S.: ...ignoro si debido a la intención de hacer más ruido utilizando el tradicional sostenella y no enmendalla o bien debido a que a la señora Levy le haya sentado mal tanto ensayo político revuelto, el hecho es que después de su adscripción revolucionaria personal, ahora nos enteramos de que, según ella, los partidos de derechas también pueden ser revolucionarios; lo que me deja tranquilo a medias: parece que el PP continúa siendo de derechas, pero me intranquiliza que, además, sea revolucionario: todo un oxímoron. Pero es que, según ella, el PP es revolucionario cuando, por ejemplo,  apuesta por llevar a cabo determinadas políticas en su país o al darle la vuelta al mercado laboral (!!). De susto en susto con la señora Levy, ¿que sería si el PP decidiera hacer políticas indeterminadas o diera dos veces la vuelta al mercado laboral (como Pinochet, que daba giros de 360º a sus políticas, que 180º le parecían pocos grados)?; menos mal que tenemos otras fuentes de información donde también se definen los movimientos reaccionarios o contrarrevolucionarios. Matiza Levy su pensamiento indicando que ser revolucionaria es transgredir sus (las, supongo; transgredir las de otros debe ser más fácil) propias convicciones; cada uno puede sentir la revolución en su propio mundo, como una gesta, como algo diferente. Lo desmenuzaré con calma, por si encuentro sentido a esas palabras o lo buscaré en Internet, por si ya lo tienen traducido.  Finalmente nos participa Levy: Cuando uno no es revolucionario de izquierdas ya parece que no se es revolucionario, ¿por qué será?

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