Para el presidente del Gobierno, la reforma laboral que tiene previsto aprobar será "amplia, profunda y equilibrada"; para su ministra del ramo, Fátima Báñez, será "completa, equilibrada y útil".
Puesto que los adjetivos son gratis no había ninguna necesidad de repetir lo del equilibrio que, por cierto, no tengo ni idea a que se referirá, así como la utilidad: parece que países como Irlanda con una legislación laboral de las más permisivas -con los empresarios- es uno de los que más empleo ha destruido en los últimos tiempos; abaratamiento del salario (y del despido) y creación de empleo es una correlación indemostrada y, según el premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz y su teoría de los denominados salarios de eficiencia, indemostrable.
Para la secretaria general del PP -supongo por que por aquello de ser manchega- la reforma laboral "no va a ser el bálsamo de Fierabrás". Y casi mejor que sea así, porque como ya casi no quedan caballeros andantes, sus consecuencias en nosotros solo serían las que ya padeció Sancho: un repentino efecto laxante. Pase que con la prevista reforma laboral no nos aseguren la comida, pero que, al menos, no nos saquen del cuerpo lo poco que nos queda para resistir un rato.
Puesto que los adjetivos son gratis no había ninguna necesidad de repetir lo del equilibrio que, por cierto, no tengo ni idea a que se referirá, así como la utilidad: parece que países como Irlanda con una legislación laboral de las más permisivas -con los empresarios- es uno de los que más empleo ha destruido en los últimos tiempos; abaratamiento del salario (y del despido) y creación de empleo es una correlación indemostrada y, según el premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz y su teoría de los denominados salarios de eficiencia, indemostrable.
Para la secretaria general del PP -supongo por que por aquello de ser manchega- la reforma laboral "no va a ser el bálsamo de Fierabrás". Y casi mejor que sea así, porque como ya casi no quedan caballeros andantes, sus consecuencias en nosotros solo serían las que ya padeció Sancho: un repentino efecto laxante. Pase que con la prevista reforma laboral no nos aseguren la comida, pero que, al menos, no nos saquen del cuerpo lo poco que nos queda para resistir un rato.
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