miércoles, 8 de febrero de 2012

Funcionarios contagiosos

Una homilía -o sermón- es, según el diccionario, un "razonamiento o plática que se hace para explicar al pueblo las materias de religión". Para el arzobispo de Granada, Francisco Javier Martínez, como buen fundamentalista, todo es religión, y en una homilía suya de 2009 ya se pronunció contra el aborto al que denominó "genocidio silencioso", comparando a los profesionales sanitarios que aplicaran la vigente ley del aborto con oficiales y guardias de los campos de concentración nazis.
Este año, en otra homilía, ha querido dar una lección socio-económica -aunque no sé si muy cristiana- y ha cargado contra la cultura de "pueblo subsidiado" y contra...¡los empleados públicos!, ya que, a su juicio, desear ser funcionario "es una enfermedad social". Añadido al pesado fardo de tópicos ya existente sobre los funcionarios públicos -fundamentalmente seres privilegiados que gozan de un puesto de trabajo fijo  y que deben estar prontos a todo tipo de penitencias por semejante pecado- ahora, además, parece que deben arrastrar el estigma de ser "enfermos sociales". Ya lo saben médicos, maestros, policías y otros funcionarios: cuidado a quien tocan o a quien tosen.
Aunque pudiera ser que lo que al señor arzobispo le molesta es la cantidad de personas que en este país desearía ser contagiado por tal enfermedad pero, sin embargo, su propia profesión, la de intermediario y portavoz de la divinidad, oráculo reverenciado y guía espiritual de la humanidad, carezca casi por completo de aspirantes a funcionario eclesial, siendo como es -esta sí- una segura canonjía, que de ahí viene la palabra. Y monseñor tiene experiencia directa: desde que fue nombrado para el cargo actual en 2003, la deuda de su diócesis ha pasado de 1,8 a 23 millones de euros. También habría que recordar que éste arzobispo cuenta entre sus logros ser el primer cargo de la jerarquía católica que se sienta en el banquillo de los acusados en la jurisdicción ordinaria por la destitución improcedente de un sacerdote motivada por un asunto relacionado con su enfrentamiento con Caja Sur, por temas monetarios.
En todo caso, y si fuera cierto que Dios escribe derecho con renglones torcidos, seguramente un porcentaje de los abortos ocurridos en este país lo habrá sido de nonatos funcionarios: que lo vea así el señor arzobispo.

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