martes, 25 de diciembre de 2018

Realmente

La especial apelación a la juventud en el discurso del rey ha sido, de nuevo, un ejercicio de buenismo con tendencia a lo irrelevante y, por si fuera poco, esta vez con una buena dosis de cinismo e hipocresía, porque cuando éste afirma y de esa manera asegurar a los jóvenes, con mayor garantía, nuevas décadas de progreso y avance como las que nosotros afortunadamente hemos conocido, ¿a que manera se está refiriendo?, ¿a la que ha permitido una masiva emigración del talento de los jóvenes de éste país a otros países o a malutilizarlo en trabajo precario y mal pagado en éste? algo reconocido de forma explícita diciendo  Sabéis que es muy difícil encontrar trabajo sin una adecuada formación. Muchos la tenéis, pero a veces os veis obligados a ocupar un puesto de trabajo que no es para el que os habéis preparado o que no responde a vuestras expectativas. Evidentemente, es difícil no compartir el diagnóstico cuando afirma de los jóvenes tenéis talento, creéis en la paz, estáis abiertos al mundo porque sois y os sentís europeos, sois solidarios, estáis comprometidos con las causas sociales, con la lucha contra el cambio climático y la defensa del medio ambiente. Queréis vivir y convivir, pero tenéis problemas serios, y, seguidamente reconocer también que Nuestra responsabilidad, la de toda nuestra sociedad, es que vuestra capacidad, vuestra motivación, vuestra ilusión y esfuerzo, venzan a las dificultades; porque tenemos la obligación -contando con vosotros, con vuestra energía-, de seguir construyendo día a día un país mejor, más creativo, más dinámico, y siempre en vanguardia; una España más cohesionada socialmente y más comprometida con la igualdad real entre hombres y mujeres pero, en llegando al momento en que podrían -y deberían- haberse sugerido las políticas que habrían de llevar al terreno de lo concreto ese cuento de hadas y dragones a los que vencer...silencio, parece que hasta ahí podía leer el rey. Y, de inmediato, vuelta -como si fuera el bálsamo de Fierabrás, que todo lo cura- a pedir respeto a una convivencia basada en la Constitución: La obra más valiosa de nuestra democracia y el mejor legado que podemos confiar a las generaciones más jóvenes. El mejor y seguramente el único.
A todo esto os animo. Gracias por escucharme y os deseo nuevamente a cada uno de vosotros y a vuestras familias, una muy feliz Navidad.  
Pues nada, con sus problemas resueltos y realmente animados, ya pueden volver los jóvenes a los países de donde han venido a pasar la Navidad con sus familias y a oír las sabias e inspiradoras palabras de Jefe del Estado. Y que no olviden meter en la maleta el respeto a la convivencia y un ejemplar de la Constitución. Y el rey ya puede, también, volver a su mundo, ese mundo en el que todos los problemas de los jóvenes y, en general, del país y de los paisanos que lo habitan, son algo sobre lo que hacer un discurso una vez al año como una forma más de asegurarse un buen sueldo a perpetuidad.

domingo, 23 de diciembre de 2018

Esta precariedad

Que como consecuencia de una estrategia instigada por el capitalismo total a la que convencionalmente se denomina crisis, la precariedad laboral haya venido para quedarse y constituir la forma de vida de un importante porcentaje de la población de éste país es una evidencia que, para su constatación, sólo requiere de una ligera inspección de los datos que ofrece el INE (Instituto Nacional de Estadística); datos constrastados, objetivos, oficiales; una fotografía instantánea de nuestra realidad social, en la que la cuarta parte de la población actual -trabajadores o desempleados- queda retratada como perteneciente a la nueva clase oficialmente pobre: el precariado
La precariedad instigada consiste, esencialmente, en mantener a una persona sin recursos propios que le permitan una cierta independencia crítica y reflexionar sobre sus espectativas como ser humano a medio y largo plazo,  de forma que sólo pueda responder a los estímulos de lo urgente: subsistir. En esa situación queda garantizada la existencia de una oferta permanente de mano de obra barata; a este capitalismo salvaje le son indiferentes las conclusiones de Stiglitz sobre los salarios de eficiencia que demostraban que una bajada permanente de salarios no garantizaría el pleno empleo; su pretensión es lograr, precisamente, que ésto no ocurra nunca, perpetuando la precariedad.
Y por si no fueran suficientes los datos y cifras oficiales que demuestran esta situación, siempre hay algún detalle que, en sí mismo, la resume: en Haibu 4.0 podemos explorar con todo lujo de detalles la nueva manera de vivir para esa creciente masa social que antes se denominaba lumpen: los pisos colmena; según esa empresa, garantizar un espacio de 3 metros cuadrados por 250 euros al mes es una iniciativa social; los empresarios siempre preocupados por el bienestar de la gente (si pagan por ello, naturalmente).
Aunque, en cuanto a la vivienda, quizá ya hayamos llegado a los límites de lo posible dentro de los presupuestos capitalistas para garantizar esa buscada precarización: considerando que las celdas en las prisiones españolas aseguran un mínimo de 11 metros cuadrados para dos personas, ya habrá quien, dentro de esa mano de obra semiesclava esté llegando a plantearse -si tuviera algún tiempo para reflexionar- si no sería más eficiente obtener de forma  indirecta una renta social garantizada, cometiendo algún delito que implique pena de cárcel (con la subsistencia asegurada, sin tener que trabajar y sin tener que pagar por el hueco en la colmena: 5,5 metros cuadrados suponen más de 400 euros a precio de mercado).

martes, 18 de diciembre de 2018

Los tontos y los malos

Hace tiempo que sospecho -y cada día encuentro nuevas pruebas que lo corroboran- que el verdadero peligro para la humanidad, para su progreso y futuro, son realmente los tontos y no los malos; esos malos -muy pocos y en la sombra, dificilísimos de ver y aún de saber quienes son, aunque los suponemos siempre forrados de poder y dinero- seguramente utilizan a los tontos para hacer el trabajo sucio que les permite seguir mangoneando el mundo; sin los tontos, los malos no serían capaces de hacerlo y aún podríamos tener esperanzas. Si no fuera ésto así, no encuentro manera de explicarme la proliferación de dirigentes políticos -hablo a nivel mundial, aunque es inevitable recordar a los representantes autóctonos- manifiestamente incapaces de serlo, de gestionar los problemas y desequilibrios de la sociedad para, mayormente, dedicarse justamente a lo contrario, a aumentar ambos, haciendo que punto por punto sea exacta la frase de Marx (Groucho) sobre los políticos y la política, a la que definía como el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnóstico falso y aplicar después los remedios equivocados, es decir, el arte de aumentar el caos
Yo imagino, en definitiva, que los malos -esos pocos malos amos del mundo- no tienen más que elegir a los más simples de entre la asombrosa cantidad de ellos que no son conscientes de sus limitaciones -es una característica esencial de los tontos más tontos- y ponerlos a los mandos de lo social tal y como réplicas de un Homer Simpson a los mandos de la central nuclear de Springfield (siempre imaginé a M. Rajoy comiendo rosquillas mientras firmaba decretos). Lo demás viene solo, la cacofonía aumenta y nos tienen a la mayoría entretenidos intentando oír y entender algo de lo que los tontos dicen y hacen mientras los malos pueden seguir a lo suyo (liquidando el planeta, fundamentalmente). Sí, ¡homérico!, como exclamaba Michaleen Oge Flynn (Barry Fitzgerald) en Un hombre tranquilo, pero esta vez recordando a Homer Simpson.
Aclaro que no es que yo me crea, hablando en general, un listo; como todo es relativo seguramente yo sea más listo que unos y a la vez más tonto que otros. Aunque, no sé porqué, conozco a muchos más de los unos que de los otros.
 

domingo, 16 de diciembre de 2018

Estos expertos.

Hasta ahora, en el pasado, los expertos se caracterizaban por poseer profundos conocimientos pero en un campo restringido; diagamos que es propia de un experto tal dualidad: saben -sabían- mucho pero de un tema o campo muy concreto y específico. Ahora no; con el acceso de los medios de comunicación a los tertulianos -y viceversa- éstos fungen como expertos multidisciplinares sobrevenidos a toda velocidad (que están pluriempleados y no es custión de perder el tiempo), sin dudas, con tal aplomo que dejarían sin palabras a un verdadero experto (si es que queda alguno sobre algo) al que pudieran enfrentarse; un  tertuliano profesional es -por definición-  experto en casi todo; ¿de qué se trata?, ¿de ballenas?, ¿de inflacción?, ¿de taoísmo?, ¿de apicultura?, ¿de machismo?, es igual, desate usted la boca del tertuliano de turno y éste disertará con tal lujo de detalles sobre lo que sea, que incluso puede que aprenda cosas que usted no sabía de sí mismo: los tertulianos expertos (que, pese a todo, no es una redundancia, quizá más bien un oxímoron) constituyen una de las nuevas plagas de éste mundo, hipercomunicado, pero de pocos contenidos reales finalmente (puede que esa sea la razón decisiva para la existencia de los propios tertulianos).
¿Exageración?; no lo creo. Ahí tenemos el caso de Christian Gálvez, quizá ofendidito porque hay quien duda de sus conocimientos -que no de su devoción- sobre la figura de Leonardo da Vinci y cuestionan por ello su nombramiento como comisario de una exposición en Madrid, Los rostros del genio, con motivo de los 500 años de la muerte del insigne renacentista. Y no se trata de que alguien sin haber acabado sus estudios universitarios -como el señor Gálvez reconoce- no pueda acabar siendo experto -y hasta comisario- en lo que sea (recordemos el caso de Robert Franklin Stroud, que se convirtió en respetado ornitólogo durante sus décadas en prisión), es que quien lo es puede demostrarlo de forma indudable;  seguramente no sirve únicamente  la admiración por Leonardo da Vinci para convertirse en leonardista, sobre todo si se aduce como méritos sólo lo anterior o ser el tío que lee rápido en la tele y le flipa Leonardo da Vinci. Muchos sentimos admiración por Bach y creeemos que no sólo es un músico de primer nivel sino que constituye la propia esencia de la música, pero la mayoría mantenemos un religioso silencio cuando James Rhodes -que, además de sentir devoción por Bach, es capaz de interpretarlo con maestría, creo que sin que ello le haga considerarse un experto en Bach- recrea su Chacona en re menor. Y es que el señor Rhodes es un profesional, que es la denominación de una  capacidad también a extinguir, como la de los auténticos expertos.
Pese a todo, Gálvez insiste en autoconsiderarse especialista  -que no sé si es categoría superior o inferior a experto- en Leonardo, propocionando titulares tan impactantes como Yo podría poner juntos a Leonardo y Warhol, si quisiera (que cualquier día quiere y a ver que hacemos); No es un gran cuadro, pero es una campaña de márketing cojonuda (sobre la Gioconda); Dentro de la televisión hay dos tipos de escritores: el que lo hace por pasión y el que lo hace para explotar su imagen (sobre sí mismo, supongo, aunque no aclara a cual de los dos tipos se considera perteneciente) y remata con una cita de Leonardo: una vez hayas probado el vuelo, caminarás por la tierra mirando el cielo y allí siempre desearás volver porque ya estuviste que parece ser que le sirve para explicar las bondades  del programa-concurso  de televisión que le dá de comer y en el cual exhibe su habilidad principal: la lectura rápida (como si se tratara del final del anuncio de un medicamento, pero de continuo).
Y en cuanto al libro conteniendo el ensayo titulado Gioconda desconocida que él firma, en fin, es sabido que en éste país -quizá en todos- sólo los negros literarios tienen realmente asegurado el trabajo en literatura. Si es sólo uno, parece que el del señor Gálvez no para.

sábado, 15 de diciembre de 2018

Homo hispanicus

Así pues, al empresario Enrique Cerezo -y también presidente del Atlético de Madrid- no le parece machista su frase yo de dinero no hablo, y menos con una mujer en respuesta a una periodista que le preguntó por los límites del presupuesto del mencionado club de fútbol; sí, sostenella y no enmedalla como aconsejaban proceder a los antiguos hidalgos, una vez constatado que mantenían una opinión equivocada. Y que será lo que él considera que justifica su conducta: la actitud necesaria para mantener enhiestas las características más raciales  del homo hispanicus.
Y, como suele suceder, han sido peores y más ofensivas las explicaciones  posteriores; por ejemplo,  ha dicho después que lo hace por el bien de ellas (¿para que su femenino cerebro no se líe con cosas de cuentas?, ¿para que no se altere su sensibilidad -que, ya se sabe, las mujeres la tienen más alterable que los hombres-  con cifras mareantes por fichajes mientras la cuarta parte de los trabajadores de éste país no llegan a mileuristas?) y porque de dinero hay que hablar con quien hay que hablar; aunque en ésto yo le recordaría que tambien hay alguna que otra mujer banquera, con la que quizá deba finalmente tener que hablar: se debería ir preparando para esa eventualidad.
Pero Cerezo -ese hortera VIP- insiste: No he dicho nada en contra de las mujeres; No entiendo que a alguna mujer le pueda parecer machista; Yo estoy convencido de que lo que he dicho es correcto y legal y, sin embargo, a favor de las mujeres y finalmente acusó, -siguendo una tradición también muy hispánica- a los mensajeros (los periodistas): Me estáis poniendo en contra de todas las mujeres, a las que adoro, quiero y amo, lo que ya supone un remate adornándose, del tipo quien bien te quiere te hará llorar; de nuevo el homo hispánicus en todo su esplendor; eso sí, correcto y legal, todo un caballero que concluye irrefutablemente  -dirigido sobre todo a ellas- A ninguna mujer con dos dedos de frente le puede parecer que lo que yo he dicho es machista, al contrario, puede ser simpático, agradable. Menos mal que prudentemente ha intercalado un puede, que ya se ve que él lo considera posible. Y, sobre todo, menos mal que muchas mujeres además de tener más de dos dedos de frente, usan habitualmente lo que tienen detrás de ella.

domingo, 9 de diciembre de 2018

Estadismos

No me lo explico: me irrita menos un político profesional -el que se ocupa concienzudamente en vendernos humo y del que se sabe a ciencia cierta que está en política para vivir de ella- que el político que, además, se cree estadista. Parecería que el segundo, aparentando creer lo que dice -con independencia de que coincidamos o no con lo que dice creer- y que parece igualmente más preocupado por lo público que por lo suyo es, a priori, más honesto; quizá sea -no estoy seguro- que yo me sienta en este último caso doblemente engañado.
Así, cuando José María Aznar -que cada vez que se manifiesta me recuerda, inevitablemente, la frase de Oscar Wilde: un tonto jamás se recupera de un éxito- se transmuta en oráculo político y fuente de estadismos, noto como la irritación comienza a removérseme y la imaginación hace que le vuelva a ver una y otra vez repitiendo su última ocurrencia en pose trascendente que, para él, consiste en hablar moviendo únicamente el labio inferior -habilidad que se nota que ensaya a menudo- mientra te mira fijamente, que se note que está oraculando. Es por ello que cuando desde FAES se analizan las consecuencias de las últimas elecciones andaluzas, no sé porqué,  imagino al señor Aznar mostrando a un exultante Santiago Abascal al que sujeta con ambas manos y repitiendo en bucle infinito: éste es un chico con muchas cualidades; para Aznar es necesario un tripartito de la derecha y que, en definitiva, ésta se agrupe nuevamente a nivel general (una nueva CEDA), a la vez que se muestra añorante del bipartidismo, ese contubernio tan eficamente constitucionalista; ¡ah, la Constitución!, que si fuera mujer -parafraseando a quien fué portavoz de gobierno de Aznar- ya estaría pensando en divorciarse.
Y...¡cuanta razón tenía Oscar Wilde!

martes, 13 de noviembre de 2018

Voxeando

Parece que, en la campaña por las elecciones andaluzas del próximo 2 de Diciembre, en Vox creen que en Andalucía se iniciará una reconquista para dar voz a los españoles, así lo ha proclamado enardecido el líder de esa formación política; sí,  la reconquista esta vez desde el sur, que sería algo así como los miembros de Vox propagándose por toda España en forma de ola divina de forma que, a su mágico contacto, se revertiría la mudez de todos los españoles al norte de Despeñaperros  (de ahí la marca Vox, supongo). De momento, visto que sería un viaje largo -otra Cruzada- y por si lo de la mágica ola no funciona, van preparando la caballería tirando del grueso de señoritos andaluces que, por un rato, han vuelto a la tradición, aparcando el Land Rover.
No me voy molestar en comentar tal ocurrencia electoralista en los adecuados términos socio-históricos, pero sí en reseñar el lenguaje agresivo al que está recurriendo cada vez más la derecha de este país (en línea con otros neofascismos europeos): puedo recordar, por ejemplo, el nada sutil a por ellos con que esa derecha jaleó a las fuerzas y cuerpos de seguridad desplazadas a Cataluña con motivo de la consulta del 1 de Octubre del pasado año; el esquema es antiguo  -en aplicación de varios  de los principios (1, 5 y 11) de la propaganda- pero muy eficaz al estar diseñado a la medida de las mentes a las que va dirigido: simple y simplificador. Todo el argumentario en que se basa el discurso de Santiago Abascal -ese chico lleno de cualidades- se basa en referencias explícitas a la confrontación agresiva: resistencia y lucha por España; no tenemos que tener miedo a nada ni a nadie; España, Andalucía y Sevilla se han puesto en pie para reclamar la voz que han querido callar, reprochando incluso a los flojos, a la derechita cobarde, haber sido el mayor cómplice de quienes querían acabar con España; nada muy alejado del argumentario falangista de los años 30. Y para  salvar a España -y, de nuevo, aún contra su voluntad, a los españoles de sí mismos- todo le sirve: los jóvenes para que estén orgullosos de la bandera y del himno; los pensionistas tras una vida de esfuerzo y sacrificio; los funcionarios de la Junta para hacer un trabajo útil; los inmigrantes como tierra solidaria y de acogida que somos (ésto último como cortina de humo políticamente correcta y desorientadora; es conocida la postura de Vox respecto a la inmigración).  También ha utilizado una imagen gráfica más explícita: según Santiago Abascal nos esperan con la escopeta cargada (lo cual supongo que creerá que le legitima para llevar la suya cargada; el líder de Vox ha reconocido reiteradamente que porta habitualmente un arma, y no de forma metafórica). 
Es conocido que en cualquier acondicionamiento de una persona para la guerra, se comienza siempre por el lenguaje, procurando despersonalizar, alejar y excluir al señalado y reconocido como enemigo: luego resulta más fácil subir el siguiente escalón y pasar de las palabras a los hechos; no es una ocurrencia mía, ha sido así siempre. Y no tenemos más que repasar la historia reciente de este país.

jueves, 8 de noviembre de 2018

Lícito

Así pues, tras ser de conocimiento público las conversaciones entre María Dolores de Cospedal, el ex-comisario José Villarejo e Ignacio López del Hierro -empresario y consorte de la primera- éste ha sido declarado en cuarentena por Iberinco (Iberdrola), sociedad que, a su vez, se ha visto envuelta en el pasado en varios casos de corrupción (por ejemplo, se podría recordar el relacionado con una planta en Letonia, en su día inaugurada por el entonces rey Juan Carlos, o el ocurrido en Albania, a raíz de lo cual el Banco Mundial condenó a Iberinco por mala praxis); no parece pues que esa cuarentena pretenda aislar una corrupción que, según los antecedentes, está ya plenamente instalada y extendida. Por su parte, López del Hierro debe estar temblando temeroso a raíz de esa cuarentena,  al constatar que sólo le quedan 26.999 sitios de los que seguir cobrando (según afirmación del ex-presidente de la Comunidad de Madrid, durante las investigaciones sobre el caso Lezo,  López del Hierro cobra bajo cuerda de 27.000 sitios).
Y como resulta que no ha podido quedar acreditado judicialmente que  López H. ó López Hierro fuera Ignacio López del Hierro (al igual que no se pudo demostrar que M. Rajoy  fuera Mariano Rajoy) en los papeles de Bárcenas, ya que según asegura su esposa hay muchos López del Hierro en España, si no existe algún otro inconveniente, el señor López del Hierro continuará con sus negocios. Y, además volverá a Iberinco tras la higiénica cuarentena para poder redondear adecuadamente sus ingresos.
Pero no debemos preocuparnos: la Justicia de éste país está  muy atenta y no permanece inactiva ante el delito; por ejemplo, la Fiscalía pide cuatro años y diez meses de prisión para un hombre que robó un bocadillo con el agravante de violencia al esgrimir como arma una lata de bebida rota (con la que previamente se había hecho cortes en los brazos para desmostrar que su hambre era desesperada); según apunta el ministerio público, el hombre quería obtener un beneficio patrimonial (¡un bocadillo!) ilícito. Deduzco pues, que el beneficio patrimonial obtenido por el señor López del Hierro  con sus negocios es totalmente lícito (es tan desprendido que incluso se le conoce como atizante de mondongo), porque los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social. Lo dice el artículo 14 de la vigente Constitución Española, sí, esa Carta Magna cuyo cuarenta aniversario se celebrará en breve; sí, la misma que aquellos que aseguran defenderla coinciden con los que más la ignoran de forma totalmente consciente.

domingo, 4 de noviembre de 2018

Banderita tú eres roja...(*)

Si veinte años no es nada -tal y como asegura la letra del tango Volver (**)- diez son la mitad de nada: así se pasa el tiempo, sin sentir; diez años largos han transcurrido desde la publicación de esta carta (mía,  lo siento) que envié a El País y fué publicada el 20 de Enero de 2008.
Ahora que tanto agitar de banderas nos tiene a muchos mareados -y atufados, con la mezcla de olores-  y cuando hasta el community manager de la Benemérita ha tenido a bien divulgar en un tuit  La #Bandera simboliza la unión de un pueblo #Respétala (y el hashtag #MiraQueEsBonita), me ha parecido oportuno recordarla:

A cuento del último intento fallido de dotar de letra al himno nacional de España por el imperioso motivo de que nuestros deportistas tengan algo que llevarse a la boca mientras se consumen los acordes de la Marcha Granadera, ironizaba el jueves día 17 EL PAÍS en su página editorial (El Acento) sobre que tal vez el COE tendría que abrir un concurso para que los ciudadanos sugiriesen mejoras a la enseña nacional.
Pues bien, tampoco sería la primera vez: nuestra actual bandera nacional, para los que no lo sepan, es producto de un concurso promovido por el rey Carlos III, que eligió los dos diseños que más le gustaron de entre 12 bocetos que le presentó el ministro de Marina, uno para la marina de guerra y otro para la marina mercante. En sus propias palabras: "Para evitar los inconvenientes y perjuicios, que ha hecho ver la experiencia, puede ocasionar la Bandera Nacional de que usa mi Armada Naval y demás embarcaciones españolas, equivocándose a largas distancias o con vientos calmosos, con las de otras naciones, he resuelto que en adelante usen mis buques de guerra de Bandera dividida a lo largo en tres listas, de las que la alta y la baja sean encarnadas y del ancho cada una de la cuarta parte del total y la de en medio amarilla...". (Real Decreto de 28 de mayo de 1785).
Hasta entonces la enseña de los regimientos del Rey -el concepto de bandera nacional era entonces desconocido- había sido la cruz de San Andrés o Cruz de Borgoña en aspa, roja, sobre fondo blanco, que los Borbones heredaron de los Austrias. La misma que hoy identifica a la Comunidad Tradicionalista (Carlistas). Es decir, que las palabras rojo, gualda, sangre, oro y otras figuras poéticas referidas a nuestra actual bandera están muy bien para figurar en himnos y marchas cuya misión principal es la de enardecer reclutas que han de matar franceses, moros o rojos, pero la realidad de nuestra bandera es mucho más prosaica y funcional.
Porque una bandera -como un himno- puede llegar a ser un símbolo. Pero siempre es, sobre todo, un trapo de colores. O sea, campo para el diseño.

Fin de la cita. (Noto que hace diez años se podía escribir algo políticamente incorrecto y que, aún así, se publicara en un medio de comunicación; hoy sólo podría publicar la carta en este blog, seguramente. Deduzco que la libertad de expresión no es que haya mejorado mucho, precisamente,  en este país desde entonces. Por cierto, la Guardia Civil bien haría centrándose en sus cometidos, dejando de ejercer labores de formación del espíritu nacional: tan españoles son los que sienten la #Bandera como los que no y tiene la obligación de servir y respetar a ambos).

(**)
Volver
con la frente marchita
las nieves del tiempo
platearon mi sien.

Pues sí, pero lo malo es que todo lo demás sigue igual. O peor. 

___________________________________________

(*)

Allá por la tierra mora,
allá por tierra africana,
un soldadito español
de esta manera cantaba:

Como el vino de Jerez
y el vinillo de Rioja
son los colores que tiene
la banderita española,
la banderita española.
Cuando estoy en tierra extraña
y contemplo tus colores
y me acuerdo de mi España,
mira si yo te querré.
Como el vino de Jerez
y el vinillo de Rioja
son los colores que tiene
la banderita española,
la banderita española.
Banderita tú eres roja,
banderita tú eres gualda,
llevas sangre llevas oro
en el fondo de tu alma.
El día que yo me muera
si estoy lejos de mi Patria,
sólo quiero que me cubran
con la Bandera de España.
Banderita tú eres roja,
banderita tú eres gualda,
llevas sangre llevas oro
en el fondo de tu alma.
El día que yo me muera
si estoy lejos de mi Patria,
sólo quiero que me cubran
con la Bandera de España.

jueves, 25 de octubre de 2018

Perdona, pero aguanta

Rodrigo Rato -¡qué imagen, la suya entrando en prisión; nuestro reflejo como país!- ha pedido perdón a  la sociedad; o, por ser más exacto y citando sus propias palabras: Asumo los errores que haya podido cometer y pido perdón a la sociedad y a aquellas personas que se hayan podido sentir decepcionadas o afectadas; sin embargo, se da la circunstancia de que los errores a que se refiere son, simultánemente, delitos, razón por la cual entra en la cárcel (no sería lo mismo que hubiera cometido, por ejemplo, un error al elegir su bañador, eso todavía no está penado) y, además, puntualizar que no se trata de errores (delitos) que haya podido cometer (que, a saber), sino de errores (delitos) que ha cometido, al menos desde el punto de vista judicial; por último, aclarar que  la sociedad -o sea, todos los españoles- sería un conjunto que englobaría también a las personas decepcionadas o afectadas (o que se sintieran así) por Rodrigo Rato. Sí, a lo que parece, el señor Rato procura asumir suavemente el correctivo, al menos desde el punto de vista lingüístico, practicando el eufemismo diluyente. Lo mismo le ha ocurrido a todo un gobierno en pleno, consternado por el asesinato del periodista Jamal Khashoggi. 
Ambos deben estar con el dicho de que no cuesta nada ser educado; pero, en tratándose de lo mollar -o sea, de lo que sí cuesta, del dinero- no he oído al señor Rato mencionar, ni por asomo, que piense devolver lo robado (que esa sí sería una excelente forma de hacerse perdonar por la sociedad a la que robó) ni tampoco al gobierno que, tras su consternación, tenga algún plan de actuación para dejar en suspenso el negocio de la venta de armas al gobierno de Arabia Saudí (de hecho, nos hemos informado de todo lo contrario, se deben haber desconsternado ya; ésto de la consternación debe ser como guardar unos minutos de silencio). 
Vamos, en ambos casos, versiones del consabido perdona, pero aguanta.

Franco, aún

En 1997, el presidente de la República Federal Alemana envió a las instituciones del País Vasco un mensaje de disculpa por el bombardeo de Guernica realizado por la Legión Cóndor alemana, con motivo de cumplirse los 60 años de la masacre. Al año siguiente fué el Parlamento alemán (Bundestag), en representación del pueblo alemán, el que pidió oficialmente perdón a Guernica por aquél bombardeo de intencionalidad claramente terrorista contra la población civil,  cuya responsabilidad última cabe atribuir directamente a Franco. Pero no sólo eso; el Parlamento alemán promulgó una ley mediante la cual se establece que aquellos militares alemanes que prestaron servicio en la Legión Cóndor no podrían recibir en lo sucesivo ningún tipo de distinción ni de reconocimiento; a consecuencia de esa ley, a héroes nacionales que hubieran servido en la Legión Cóndor se les retiraron honores, distinciones y medallas obtenidas con ese motivo. Es representativo el caso de Werner Mölders, uno de los más reconocidos y condecorados ases alemanes de aviación durante la segunda guerra mundial: el Ministerio de Defensa alemán retiró oficialmente su nombre del ala de caza JG 74, decisión ratificada y ampliada en 2005 (pese a que Mölders se incoporó a la Legión Cóndor en 1938 y no pudo, por tanto, participar en el bombardeo de Guernica).
Ante el resugir del fascismo y de sus cada vez más frecuentes manifestaciones violentas, el pleno del Parlamento Europeo  pedirá este jueves en una resolución pactada por todos los grupos políticos, la ilegalización de organizaciones que exalten o glorifiquen el fascismo; aunque se ha pactado igualmente no hacer mención expresa a ninguna fundación concreta o episodio fascista nacional, está claro que la fundación Francisco Franco resultará incluída en tal ilegalización.
Aquí, en España, el PP rechazó en el Senado, el pasado mes de Abril, una propuesta del PSOE -apoyada por todos los grupos políticos del Congreso, a excepción del PP- para ilegalizar la mencionada fundación. Y ahora entretenemos nuestro tiempo debatiendo si una vez exhumados los restos de Franco del Valle de los Caídos, han de ser, o no, enterrados en la catedral de la Almudena (y con honores, según la Fundación Francisco Franco). ¿Alguien se imagina que, de existir los restos de Hitler, una fundación neonazi alemana propusiera enterrarlos en la Berliner Dom (la catedral de Berlín)?
Cuando oigo que se afirma con rotundidad la existencia en la España actual de una democracia consolidada y homologable con otras de la Europa a la que pertenecemos, noto como automáticamente mi cabeza comienza a oscilar, negando.

martes, 23 de octubre de 2018

Hasta ahí

Pudieran parecer, a primera vista, noticias inconexas, pero...

-Caso  Jamal Kashoggi; ante el más que probable asesinato del periodista saudí -según informa la propia fiscalía saudí- y las declaraciones del píncipe heredero saudí calificándolo de crimen odioso (y al cual, por supuesto,  parece ser ajeno), el gobierno de España emite un comunicado donde asegura estar consternado. Hasta ahí.

-Un pasajero blanco del vuelo FR9015 de Ryanair insultó a una pasajera negra que tuvo la desgracia de ocupar una asiento próximo -a dos de distancia- al suyo llamándola negra fea y cabrona y estúpida jodida vaca. De todo el pasaje sólo tres personas intervinieron en favor de la agredida, entre ellos, una mujer de 77 años y el pasajero que grabó el incidente. La respuesta de Ryanair fué cambiar de asiento...a la mujer negra. Hasta ahí.

-Dos vigilantes de seguridad de la empresa Segurisa agredieron a un pasajero negro tras negarse éste se a mostrar su billete -los vigilantes de seguridad tienen esa atribución sólo en caso de desorden público, si no se da esa circunstancia, es competencia exclusiva de los interventores de Renfe- el pasado día 11 de Octubre en un tren de Cercanías.
Pese a que Renfe ha decidido abrir un expediente sancionador a la empresa por falta muy grave, considera que el incidente no tuvo carácter xenófobo y califica como inadmisibles las actitudes tanto de los vigilantes como del pasajero. Hasta ahí.

Sí, hasta ahí llegan nuestros principios como sociedad, hasta donde empujan con más fuerza intereses y prejuicios. Y sobre principios ya sentenció Marx -Groucho-  éstos son mis principios, pero si no le gustan, tengo otros.
Jamal Khashoggi,

domingo, 21 de octubre de 2018

Otra desilusión

Sigo sin comprender como se puede uno acostar socilademócrata y levantarse liberal, declara la eurodiputada de Ciudadanos, Carolina Punset, en su carta abierta de despedida de ese partido. Desde luego, comprenderlo, ni ella ni nadie, aunque puede que su noche particular haya sido ligeramente larga: quizá un letargo de años; porque, desde un punto de vista formal -en realidad, la socialdemocracia de Ciudadanos siempre fue una entelequia para distraer al personal- su partido declaró en su IV Asamblea General, en Febrero de 2017, ser liberal, progresista, demócrata -sin la preposición social- y constitucionalista; sí, también previsibles entelequias, pero más polivalentes y políticamente correctas, ya que éstas denominaciones seguramente venden más que declararse conservador, reaccionario, dictatorial o anticonstitucionalista. Y en Ciudadanos, prácticamente todo es mercadotecnia, un partido en el que se hace realidad la frase de McLuhan: el medio es el mensaje (o el partido es el mensaje (del Ibex)).
Según la señora Punset, pasear banderas va contra el ADN de lo que fue aquél Ciudadanos al que yo me alisté cuando casi nadie lo conocía (creo que fué en 2014 cuando Carolina Punset abandonó UPyD -otra desilusión, seguramente- para alistarse en Ciudadanos, cuando este partido saltó de Cataluña a toda España); sí, todos idealizamos a la persona amada, como ya puntualizó detalladamente Ortega y Gasset en sus Estudios sobre el amor, al definir el enamoramiento como un estado inferior de espíritu, una especie de imbecilidad transitoria, pero lo cierto es que la ilusión de Ciudadanos ha sido para ella muy persistente: hace ya tiempo que demagógicos eslóganes popularistas -menos elaborados incluso  que los populistas-  la agitación de unos símbolos y banderas -y la denostación de otros símbolos y banderas- son la única esencia perceptible de Ciudadanos. En todo caso, si fuera posible extraer el ADN de un partido, seguramente también se desilusionaría con los resultados  encontrados en Ciudadanos: una adecuada mezcla de neofascismo e intereses económicos, al que se añade el correspondiente a los imprescindibles genes de los tontos útiles.
Finaliza su carta la señora Punset declarando que su ex-partido pasó del No es No a Rajoy a ser el único partido que apuntaló su gobierno en una moción de censura más que necesaria, y en la que vió a su jefe -Albert Rivera- más enfadado y descolocado que al propio Rajoy; si la actuación anterior de Ciudadanos no había sido suficiente, ¿no fué ese momento en el que la señora Punset debería haberse desilusionado definitivamente sobre sus declaradas expectativas políticas respecto a Ciudadanos?; algunos compañeros de partido, bastante cercanos  a ella, ya se dieron por enterados hace tiempo.
En fin, más vale tarde...

miércoles, 26 de septiembre de 2018

El máster más frecuente

Así pues, el señor Valls, cuyo lanzamiento en paracaídas está previsto próximamente en plena Rambla de Barcelona -sin que, al perecer, se sepa aún a que ejército pertenece o si es un espontáneo (4ª acepción RAE); estoy esperando que alguien me ilumine al respecto- va actualizando su currículo a sus posibles electores asegurando: no voy a presentar másters. Cuando no tienes, mejor no presentarlos. Mi máster es el de la vida. Es el máster de la vida y de la experiencia; que tampoco me parece una gran revelación que alguien asegure que si no tienes un máster lo mejor es no presentarlo -sobre todo viendo como está últimamente el patio español al respecto- y lo segundo me suena a viejo tópico, algo muy usado por aquellos triunfadores que carecían de estudios universitarios (cuando no sólo los masters sino los estudios universitarios eran más respetados y estaban más cotizados).
Por el camino, ha continuado dando datos (ignoro su precisión y veracidad) sobre sí mismo -se diría que aunque nacido en Barcelona hace 56 años, allí no le conocen mucho- afirmando que su madre y su hermana tienen pensiones de 500 ó 600 euros mensuales (para que se hagan una idea aproximada de lo socialmente sensibilizado que él puede llegar a estar) y continuar asegurando que va a seguir residiendo en París, sí, pero en  la calle de ese nombre en Barcelona (seguro que le ha costado prepararse el chiste) para finalizar con una ¿reflexión?: es extraño que gente progresista, que dice quiere acoger a todo el mundo, no se felicite de que alguien que ha nacido aquí, que ha sido ministro, no pueda como barcelonés ser candidato aquí. Desde luego es extraño, sobre todo si se ha sido ministro xenófobo (que ese máster parece que sí lo tiene). Aunque también puede que sea prevención y seny barcelonés el desconfiar de alguien que tras 37 años de militancia socialista abandonó su partido para incorporarse al invento social-liberal de Macron La Republica en Marcha, al no prosperar su candidatura a la presidencia de Francia por el Partido Socialista y tras dos años como primer ministro de ese país (período durante el cual llevó a cabo las acostumbradas políticas neoliberales que suelen llevar a cabo los socialistas cuando ocupan el gobierno; truco que parece querer reeditar desde el Ayuntamiento de Barcelona).
En resumen, y volviendo al principio: ese máster del que presume el señor Valls acabamos teniéndolo todos mientras dura nuestro breve tránsito por esta vida; aunque también es cierto que a unos les aprovecha más que a otros. Él no parece ser de los que más hayan aprendido; o sea, que tiene posibilidades de llegar.

¿Clase media?

Desde luego, cada persona es libre de denominar la realidad a su antojo, el único inconveniente práctico al uso de esta posibilidad es la dificultad de que no se le entienda si esos nombres no coinciden con el significado habitual: esa es la gran ventaja de usar un idioma común. Así, cuando a raíz de la noticia de la supuesta subida del impuesto sobre la renta de las personas físicas (IRPF) para rentas superiores a 140.ooo euros anuales, representantes políticos de Ciudadanos nos informan de que en éste país existe una clase media trabajadora que gana 10.000 euros al mes (140.000 euros al año) muchos nos hemos quedado sin saber a quién se refería, qué clase sería esa. 
De siempre he considerado que la clase media fué una leyenda urbana propiciada y propagada por el capitalismo para contrarrestar la existencia de una alternativa a su propio sistema en los países comunistas: nunca pasó de ser una ilusión (y en Ciudadanos son muy de ilusionar) dejar de ser proletario para pasar a pertenecer a una clase intermedia mediante el acceso limitado a bienes y servicios de forma que se mantuviera esa ilusión.  Últimamente, la desaparición de esa supuesta alternativa socialista ha propiciado que el capitalismo prescinda incluso de esa ilusión por innecesaria  y ha mostrando su verdadera cara, ésto es, su voracidad ilimitada y arrasadora, profundizando, sin necesidad de guardar ni las apariencias, en las denominadas políticas neoliberales (otro eufemismo al que ya nos hemos hecho), lo cual ha tenido como consecuencia una incidencia directa en la distribución de la renta: es admitido por todos -a la vista de las cifras- que en éste país han aumentado en los últimos años los ricos, pero mucho más los pobres, lo cual significa que los que estaban entre ambos niveles extremos de renta -llamémosle clase media para entendernos- inevitablemente han debido disminuir.
Pero es que basta con consultar las cifras oficiales del Instituto Nacional de Estadística (INE) para comprobar que, en este país, las personas que en 2015 ganaban más de 5.000 euros mensuales suponían un 2,6 % de la población (los que ganaban más de 10.000 euros mensuales serían menos, evidentemente) y que la renta media por persona y año en 2017 fué de 11.074 euros; ¿no será ésta, -y no su exacerbado neoliberalismo (de alguna clase, aunque media no parece)- la causa de que Begoña Villacís haya citado mal este último dato confundiendo la renta anual con la renta mensual?

viernes, 21 de septiembre de 2018

Los límites de la corrupción

Cuando hablamos de corrupción -con base en la política, en los políticos- creo que todos tendemos a pensar que se trata de dinero, de mucho dinero, pero sólo de apropiarse de dinero por cualquier método, preferentemente ilegal. Pero está claro que para el delito, para los delicuentes, una vez traspasados los límites de lo legal es difícil que se sometan a otros basados en la propia moral, que suele ser lo primero que se saltan, casi sin pensar. Y es que conseguir apropiarse de lo ajeno -mejor si es en grandes cantidades, como ocurre con lo público-  lleva inventado ya mucho tiempo, y casi siempre va de la mano y auxiliado de cualquier procedimiento concurrente -evidentemente también ilegal o amoral, que son los más efectivos a esos efectos- necesario para conseguirlo y llegados aquí, efectivamente, desaparecen los límites: amenazas, extorsión, violencia moral, violencia física y, en último término, asesinato. 
No es ninguna exageración; últimamente han trascendido detalles (*) de esa corrupción y sus métodos en el nivel inferior de la Administración del Estado, los Ayuntamientos, pero no es ninguna novedad, a ese u otros niveles ¿quien no recuerda casos de relevantes figuras públicas desparecidas repentinamente,  fallecidas en extrañas circunstancias o, incluso, asesinadas sin que las razones del supuesto asesino quedaran nada claras? Que todos esos casos semejen guiones de películas de la mafia y comportamientos propios de mafiosos no es casualidad; son las características propias de una corrupción arraigada en lo esencial del cuerpo social;  Manuel Azaña ya advertía que debía ser uno de los principales puntos que la República debería adoptar como prioritario y esencial: la lucha contra una corrupción extensiva e infiltrada todos los estamentos dirigentes, que impiden que las políticas al servicio del bien público puedan concretarse realmente.
La corrupción -al igual que el capitalismo, con el que tampoco es casualidad que suela colaborar- y debido a su propia naturaleza no conoce límites; de no existir la capacidad de imponérselos -erradicarla supongo que debe ser imposible- se apodera del cuerpo social y parasita sus instituciones manteniéndolo aparentemente vivo, pero sólo en tanto sirva a sus intereses. Como un Alien. No querer verlo es consentirlo y colaborar con ella para, como mucho, posponer las inevitables consecuencias.
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(*)...y no nos engañemos, la dimisión del concejal de Torrelodones grabado en plena extorsión no significa que desde el PP se combata radicalmente la corrupción, sólo se ha castigado a un inhábil (con independencia de lo contemplado en el Artículo 423 del vigente Código Penal): en este país lo que realmente constituye delito no es propiamente delinquir, sino ser un torpe y que te pillen en ello.

Lo contrario a la excelencia

Siendo la excelencia una valor tan de moda -sobre el papel- ¿como es que el concepto se vacía de contenido para quedarse únicamente en el tratamiento reconocido a ciertos cargos (que frecuentemente no merecen) y como mero título formal? ¿cómo es que la mayoría de  los dirigentes de la clase política actual son justamente la antítesis de la excelencia: una auténtica representación de la mediocridad? ¿alguien de verdad cree que una gran corporación o empresa multinacional colocaría como directivos o responsables a Pablo Casado, Mariano Rajoy, Jose María Aznar, Felipe González, Esperanza Aguirre, Ignacio González, Angel Garrido, Susana Díaz, Pedro Sánchez ó Albert Rivera? Es cierto que muchos de ellos han acabado o acabarán como consejeros en esas multinacionales o empresas, pero en la mente de todos está en calidad de qué y porqué; un ejemplo: la multinacional Volkswagen resultó condenada a pagar fuertes multas e indemnizaciones a causa del fraude de los motores diesel del que se la considera responsable; eso ocurrió en numerosos países pero no en España ¿por qué?; quizá ayude a comprenderlo el hecho de que el responsable del Ministerio de Industria, José Manuel Soria, que debería haber aplicado esas multas y sanciones a Volkswagen en España (no hacerlo le costó a España un expediente  desde las instituciones europeas) es hoy miembro del consejo de administración de Volkswagen. Y seguramente no por los consejos que pueda administrar.
Así pues, podemos suponer que esos mediocres están ahí porque sirven a los intereses del gran capital, pero ¿como es posible que hayan llegado un nivel desde el que son capaces de dirigir nuestras vidas e intereses? De las diez estrategias de manipulación mediática  enumeradas y explicadas por Chomsky, hay dos que puede que ayuden a entenderlo ya que tratan, precisamente, de la mediocridad:
 
7) Mantener al público en la ignorancia y la mediocridad
Hacer que el público sea incapaz de comprender las tecnologías y los métodos utilizados para su control y su esclavitud. La calidad de la educación dada a las clases sociales inferiores debe ser la más pobre y mediocre posible, de forma que la distancia de la ignorancia que planea entre las clases inferiores y las clases sociales superiores sea y permanezca imposible de alcanzar para las clases inferiores (ver "Armas silenciosas para guerras tranquilas").
 
8) Estimular al público a ser complaciente con la mediocridad.
Promover al público a creer que es moda el hecho de ser estúpido, vulgar e inculto... 
 
Ambas pueden parecer sencillas, incluso infantiles, pero basta con observar con algo de atención la realidad  tal y como nos llega a través de los medios de comunicación para comprobar su efectividad. Todo es más sencillo cuando te lo explica alguien que sabe.

miércoles, 19 de septiembre de 2018

En el guiñol

Cada vez estoy más convencido de que existen intereses poderosos -y ocultos- que pretenden entretenernos -desde un punto de vista político- con temas-pantalla (o temas-humo) que oculten lo que debería ser el centro permanente de nuestra atención, a saber: la reversión de las políticas sociales de éstos últimos años en cuanto a pensiones, sanidad, educación, etc. y su concreción en  los Presupuestos del Estado y, por otra parte, la necesaria elaboración estratégica de un modelo viable de crecimiento económico que incluya los correspondientes planes energéticos, de sostenibilidad medioambiental, de I+D+i y de formación y educación (con éstas últimas consideradas no sólo como factor económico, sino como fundamentales para la realización personal e individual; intelectualmente somos lo que aprendemos, al igual que físicamente somos lo que comemos).
En cambio, comprobamos a diario que todos los esfuerzos de los medios, ya sean oficiales o no,  se dedican a consumir nuestro tiempo social debatiendo importantísimos temas tales como dilucidar si hay que exhumar los restos de un dictador -que no por necesario y ejemplarizante es más urgente que la exhumación de los restos de más de 100.000 españoles que llevan tres cuartos de siglo malenterrados en cunetas tras ser asesinados- la forma de hacerlo y el destino que ha de darse al monumento funerario donde ahora se encuentran; el grado de falsedad del curriculum académico de nuestros dirigentes políticos y las distintas variantes de fraude existentes; la forzada comparecencia y manifesto desprecio a la institución que le obliga a ello -y, por consiguiente, al concepto mismo de democracia- de algún pretérito presidente de gobierno de ominosa memoria y el recordatorio de cuan equivocadas -para el conjunto de la ciudadanía- fueron sus políticas y cuanta es la arrogancia que puede llegar a demostrar en la negación de ello -casi insinuando que sólo es responsable de sus actos de gobierno ante la divinidad, como los reyes de otras épocas- y en la negación de verdades conocidas por todos; incluso yo diría que los mencionados intereses poderosos y ocultos están detrás y muy cerca, casi a distancia de soplido, avivando el fuego de antiguos conflictos nunca resueltos, como es el caso de Cataluña.
Podríamos con fundamento suponer que, como diría Gila, alguien está manejando a alguien para que se distraiga y pierda de vista el verdadero objetivo: el logro de los avances sociales que permitan el necesario y posible progreso colectivo que permanentemente es impedido por la existencia de los privilegios de una exigua minoría de plutócratas y explotadores de la sociedad en su propio beneficio (mediante sus acólitos y servidores, convenientemente colocados de forma previa en puestos clave); tengo la impresión de ser una más entre los millones de marionetas colgadas de hilos invisibles en este gigantesco guiñol en el que, de cuando en cuando, nos asustan con algún oportuno lobo (otra marioneta). Para entretenernos y desviarnos de lo fundamental, ya digo.