Desde luego, cada persona es libre de denominar la realidad a su antojo, el único inconveniente práctico al uso de esta posibilidad es la dificultad de que no se le entienda si esos nombres no coinciden con el significado habitual: esa es la gran ventaja de usar un idioma común. Así, cuando a raíz de la noticia de la supuesta subida del impuesto sobre la renta de las personas físicas (IRPF) para rentas superiores a 140.ooo euros anuales, representantes políticos de Ciudadanos nos informan de que en éste país existe una clase media trabajadora que gana 10.000 euros al mes (140.000 euros al año) muchos nos hemos quedado sin saber a quién se refería, qué clase sería esa.
De siempre he considerado que la clase media fué una leyenda urbana propiciada y propagada por el capitalismo para contrarrestar la existencia de una alternativa a su propio sistema en los países comunistas: nunca pasó de ser una ilusión (y en Ciudadanos son muy de ilusionar) dejar de ser proletario para pasar a pertenecer a una clase intermedia mediante el acceso limitado a bienes y servicios de forma que se mantuviera esa ilusión. Últimamente, la desaparición de esa supuesta alternativa socialista ha propiciado que el capitalismo prescinda incluso de esa ilusión por innecesaria y ha mostrando su verdadera cara, ésto es, su voracidad ilimitada y arrasadora, profundizando, sin necesidad de guardar ni las apariencias, en las denominadas políticas neoliberales (otro eufemismo al que ya nos hemos hecho), lo cual ha tenido como consecuencia una incidencia directa en la distribución de la renta: es admitido por todos -a la vista de las cifras- que en éste país han aumentado en los últimos años los ricos, pero mucho más los pobres, lo cual significa que los que estaban entre ambos niveles extremos de renta -llamémosle clase media para entendernos- inevitablemente han debido disminuir.
Pero es que basta con consultar las cifras oficiales del Instituto Nacional de Estadística (INE) para comprobar que, en este país, las personas que en 2015 ganaban más de 5.000 euros mensuales suponían un 2,6 % de la población (los que ganaban más de 10.000 euros mensuales serían menos, evidentemente) y que la renta media por persona y año en 2017 fué de 11.074 euros; ¿no será ésta, -y no su exacerbado neoliberalismo (de alguna clase, aunque media no parece)- la causa de que Begoña Villacís haya citado mal este último dato confundiendo la renta anual con la renta mensual?
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