domingo, 3 de septiembre de 2017

Manipulación

Cada vez estoy más convencido de que el mal no es el mayor peligro para la humanidad; el mal siempre ha estado ahí, manejando los hilos de éste gigantesco guiñol, pero ocurre que el mal se ha percatado de que estar siempre a pie de tajo organizando y controlando maldades es muy cansado y parece que hace ya unos años decidió subcontratar la tarea a los tontos; los tontos son legión (ya lo dijo Einstein, dos cosas son infinitas: el universo y la estupidez humana; y yo no estoy seguro sobre el universo) y un tonto activo es tanto o más dañino que un simple malvado. No se puede explicar de otra manera la lista de algunos de los recientes presidentes de EE.UU., o presidentes de gobierno en España, por ejemplo.
Supongo que por esa misma razón -cansancio- en el PP se han decidido a dar un paso en éste sentido y subcontratar a los gestores de medios la tarea de la elaboración de posverdades y posmentiras -sin aclarar nunca qué es qué- y la de intoxicación informativa, en general. En el pantano pútrido en que parece haberse convertido información -desinformación, en general- de unos medios manejados por el gran capital de acuerdo a sus intereses económicos, siempre existen destacables tontos ilustres, con el cometido concreto de mantener a las masas entretenidas de acuerdo a la primera de las estrategias de la manipulación mediática enumeradas por Chomsky; en España, el ejemplo paradigmático -aunque hay donde elegir- es Francisco Marhuenda, director de La Razón -todo un oxímoron, su cabecera, visto el contenido- que aseguró en un programa de televisión que el comunismo dió en España un golpe de Estado en 1936; tal cual; no fueron unos militares los que se sublevaron contra la República en 1936, sino los comunistas, que, según él, se golpearon a sí mismos. 
Como es sabido por todos -por todos los que quieran verificar los datos, simplemente- en las elecciones celebradas en España en Febrero de 1936, el Frente Popular obtuvo  una mayoría ajustada en votos, pero que le permitiría a Manuel Azaña presidir un gobierno de izquierdas; los diputados del Frente Popular totalizaban 236 (por 156 del Frente Nacional y 54 de Centro) de ellos sólo 17 diputados por el Partido Comunista. Los candidatos comunistas siempre estuvieron en el último lugar de las listas del Frente Popular y los 17 diputados obtenidos, después de conseguir sólo uno en 1933, fueron el fruto de haber logrado incorporarse a esa coalición y no el resultado de su fuerza real. Claro que con menos fuerza contaba la Comunión Tradicionalista (carlistas) con 15 diputados o Falange Española que no obtuvo ningún diputado. Seguramento por ello decidieron -éstos sí- apoyar un golpe de Estado militar en Julio de 1936, para obtener por la fuerza lo que las urnas les habían negado.
Hay que decir que Francisco Marhuenda es profesor titular interino en la Universidad Rey Juan Carlos, donde imparte la asignatura Historia de la Cultura Comercial y Sociedad, no creo, por tanto, que ignore los datos mencionados -no debería, salvo que sea aún más tonto e ignorante de lo que parece, que es bastante-, por lo que es fácil suponer que estaba cumpliendo con su cometido de manipulador mediático, según Chomsky, es decir, mediante la técnica del diluvio o inundación de continuas distracciones y de informaciones insignificantes.
Claro que con ésta entrada del blog, lo mismo  estoy haciendo el caldo gordo a alguien sin desearlo. El mal está al cabo de la calle.

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