sábado, 2 de septiembre de 2017

Cabras y cabrones

Es sabido que la cabra siempre tira al monte, y no sé que señales habrá visto el señor García Albiol tras el atentado terrorista en las Ramblas de Barcelona, que ha vuelto a subirse a su particular monte -aunque compartido-, por el que lleva triscando desde antes de ser alcalde de Badalona, en 2011: el discurso xenófobo describiendo el peligro de  los que han venido a aprovecharse de nuestro sistema (sanitario, supongo; aunque los inmigrantes irregulares han estado -y continúan estando- excluídos de gran parte del sistema sanitario, suponiendo un problema cierto de salud pública para todos; los virus y bacterias no distinguen entre nativos e inmigrantes). Hay gente que ha venido a Catalunya porque se estaba muriendo de hambre, los trataban como perros y los mataban a palos; y ahora piden que nos adaptemos a sus costumbres, nos informa ahora el señor García Albiol.
Respecto a lo primero quizá fuera conveniente saber que el padre del señor García Albiol es oriundo de Vélez-Blanco (Almería), localidad que abandonó -imagino que para mejorar sus condiciones de vida, como la mayoría de los inmigrantes- y que se ganó la vida conduciendo un camión de limpieza en Badalona; que no sé si por ello sería él mismo el inventor del eslógan Limpiando Badalona. Supongo que para el señor García Albiol resulta difícil desprenderse de las medias verdades y falsedades sobre la inmigración; parece creer -y él mismo cree ser el ejemplo- en un populismo positivo, ya que asegura ser populista, pero en el buen sentido de la palabra. Que, pudiera ser: incluso para la palabra cabrón he encontrado dos acepciones buenas -o neutras, al menos- en el diccionario de la RAE: (1)persona experimentada y astuta y (2)macho de la cabra; aunque lo cierto es que ninguna de éstas dos creo que le cuadre al señor García Albiol. Respecto a lo segundo, es cuando menos una clara exageración, pero más creo que una pura y disparatada invención. Vivo en una calle en la que existe una mezquita y jamás sus asiduos han intentado convertirme -lo que sí hacen a menudo llamando a mi puerta los propagadores de la fé de los Testigos de Jehová o los del movimiento de los Santos de los Últimos Días (mormones)-  ni -y ya lo siento- a invitarme a alguna una de sus sabrosas comidas: dejan que mis propias costumbres den cuenta de mí, supongo. Lo de la adopción (impuesta) de costumbres se incluye, por sí sólo, en el más cutre de los argumentarios xenóbos y racistas.
Para rematar sus ilustrativas manifestaciones, el señor García Albiol nos informa de que el Islam es la única religión del mundo que mata en nombre de dios. Y nos lo dice alguien que se declara formalmente creyente en una religión que sancionó y bendijo la quema de herejes -mediante la Santa Inquisición- por exclusivas razones de fé o creencias personales; que promovió las Cruzadas para matar infieles -también herejes autóctonos, como los albigenses o, más recientemente, una Cruzada en éste mismo país, España, bendiciendo a quienes se levantaron contra un régimen político elegido democráticamente, provocando una guerra civil- todo ello, eso sí, en el nombre de Dios; que quemó a brujas (la mayoría simplemente curanderas); que fué la inspiradora de la matanza de la noche de San Bartolomé en la que murieron 3.000 protestantes franceses en una sola noche; que evangelizó -esclavizando simultáneamente, para mayor seguridad evangelizadora- a la población de todo un contiente (que pereció en su mayoría en el trancurso del proceso), etc. El reconocido teólogo español Juan José Tamayo, dijo que Saramago, ateo confeso, hizo la más bella definición de Dios que he oído o leído nunca: Dios es el silencio del universo, y el ser humano, el grito que da sentido a ese silencio. Pero mucho me temo que ese no sea el Dios del señor García Albiol, él parece estar más con el Dios de las Cruzadas.

No hay comentarios :

Publicar un comentario