lunes, 18 de septiembre de 2017

Ni sólida, ni sana, ni social.

Las cifras son tozudas y demuestran que la anunciada -a bombo y platillo, no hace ni un mes- recuperación sólida sana y social  por la ministra de Empleo y Seguridad Social, para empezar no es, no puede ser, social. Así es, la brecha social continúa abriéndose y profundizándose: en los últimos cuatro años se han creado 58.000 nuevos ricos a la vez que 1.400.000 pobres; ésto es, casi 25 nuevos pobres por cada nuevo rico: con menos pobres parece que no podría hacerse un rico. Otra forma de entenderlo es constatar que el 0,4% de la población  del país (menos de 200.000 personas) acumula el 50% del PIB (la fortuna de sólo veinte personas en España alcanza un total de 115.100 millones de euros y la de una de ellas es de 66.000 millones de euros) a la vez que existen 5.400.00 personas que ingresan menos de 6.000 euros anuales; según Intermon Oxfam  si se continúan aplicando las mismas políticas económicas que en los últimos tiempos, para 2022 casi el 40% de la población española estará en riesgo de exclusión social: 2 de cada 5 españoles serán pobres.
Informes de la OCDE ya señalaban que los hogares más desfavorecidos son los que han sufrido una mayor caída de los ingresos durante la crisis, que el salario de los más ricos es 18 veces superior al del 10 % más pobre -entre 2007 y 2014 el salario medio español, ese que el ministro de Hacienda aseguraba que crecía moderadamente, se desplomó un 22,2 %- y reconocía que la última reforma fiscal de que entró en vigor en España en Enero de 2015 es una herramienta para garantizar privilegios a unos pocos, lo que ha dado como resultado que España siga teniendo una de las presiones fiscales más bajas de toda Europa y donde, por ejemplo, 17 de las 35 empresas del IBEX 35 no paga el impuesto de sociedades en España y donde la inversión en paraísos fiscales creció un 2000% sólo en 2015.
En definitiva: ni sólida, ni sana (un país con una perspectiva general de empleo precario, trabajadores pobres, licenciados emigrantes y parados abandonados a su suerte no puede ser ni sólido ni sano) ni, desde luego, social. A ver si la ministra de Empleo nos sorprende con algún nuevo eufemismo; las mentiras son demasiado evidentes.

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