Hace años tuve la suerte de asistir a un curso de gestión de recursos humanos impartido por Pedro Maestre y puedo decir que fué uno de los más útiles y que mejor recuerdo me dejó; de utilidad no sólo en el trabajo diario, sino también en mi vida personal. Vaya desde aquí mi recuerdo y agradecimiento a quien -lamentablente fallecido- fué capaz de transmitirme tales conocimientos prácticos con notable habilidad puesto que hoy, veinte años después, aún los tengo muy presentes. Recuerdo su reticencia sobre los modos de actuar de los políticos, en general, y sobre sus promesas -electorales o no- en particular. Sobre éstas últimas proponía aplicar un par de reglas muy sencillas para saber si tenían algún contenido mínimamente sólido y real:
1ª) Si lo contrario a lo prometido es evidentemente rechazable y negativo, en realidad no se está prometiendo nada.
2ª) Si no se concreta, pondera y cuantifica; es decir si no se especifica cómo, dónde, cuando y cuanto (su dotación presupuestaria) tampoco la promesa tiene contenido real.
Veamos el texto del ACUERDO DE GOBIERNO PARA LA COMUNIDAD DE MADRID 2019-2023 suscrito por el PP y Ciudadanos (sólo los dos primeros puntos, por no hacerlo farragoso, aunque cualquiera de los 155 puntos del acuerdo podrían servir de ejemplo):
El presente
acuerdo suscrito entre el Grupo Parlamentario Popular y el Grupo Parlamentario de Ciudadanos en la Asamblea de Madrid contiene los siguientes compromisos y medidas de gobierno para la XI Legislatura:
Sanidad pública de calidad
1. Garantizaremos que la Sanidad pública madrileña siga siendo gratuita, cumpliendo con criterios de máxima calidad, de vanguardia y tecnificada pero sin dejar de mantener su cercanía, para que la asistencia sanitaria se adapte cada vez más a las necesidades de los pacientes y de sus familias. Igualmente, seguiremos garantizando la libertad de elección de los pacientes madrileños del Hospital, Centro Sanitario y profesional sanitario.
2. Modernizaremos y reorientaremos la Atención Primaria madrileña para ofrecer unos servicios más accesibles y orientados a los ciudadanos, con mayor tiempo de atención al
Sanidad pública de calidad
1. Garantizaremos que la Sanidad pública madrileña siga siendo gratuita, cumpliendo con criterios de máxima calidad, de vanguardia y tecnificada pero sin dejar de mantener su cercanía, para que la asistencia sanitaria se adapte cada vez más a las necesidades de los pacientes y de sus familias. Igualmente, seguiremos garantizando la libertad de elección de los pacientes madrileños del Hospital, Centro Sanitario y profesional sanitario.
2. Modernizaremos y reorientaremos la Atención Primaria madrileña para ofrecer unos servicios más accesibles y orientados a los ciudadanos, con mayor tiempo de atención al
paciente, con el reconocimiento e implicación de todos los profesionales que la hacen posible.
Adicionalmente, reduciremos las tareas burocráticas para el personal sanitario, mejoraremos las instalaciones y aumentaremos las ratios de médicos y enfermeros en los centros de salud más saturados.
Adicionalmente, reduciremos las tareas burocráticas para el personal sanitario, mejoraremos las instalaciones y aumentaremos las ratios de médicos y enfermeros en los centros de salud más saturados.
En aplicación de la primera regla antes mecionada, ¿alguien imagina un texto como el siguiente?:
Sanidad pública sin calidad
1. No garantizaremos que la Sanidad pública madrileña siga siendo gratuita, ni cumpliendo con criterios de máxima calidad, de vanguardia y tecnificada pero sin mantener su cercanía, para que la asistencia sanitaria se adapte cada vez menos a las necesidades de los pacientes y de sus familias. Igualmente, seguiremos sin garantizar la libertad de elección de los pacientes madrileños del Hospital, Centro Sanitario y profesional sanitario.
2. No modernizaremos ni reorientaremos la Atención Primaria madrileña para ofrecer unos servicios más accesibles y orientados a los ciudadanos, con mayor tiempo de atención al paciente, sin el reconocimiento e implicación de todos los profesionales que la hacen posible.
Adicionalmente, ampliaremos las tareas burocráticas para el personal sanitario, empeoraremos las instalaciones y dismimuiremos las ratios de médicos y enfermeros en los centros de salud más saturados.
Demencial ¿no?; efectivamente, luego podemos concluir que se está prometiendo humo (o algo que ya existe), gastando buenas palabras en vano. Igualmente en ninguno de los 155 -qué querencia por el número, que ni siquiera es primo- puntos del acuerdo se concreta la cuantificación de las mejoras -toda una declaración de buenas intenciones- ni cuando, ni cómo ni con cargo a qué presupuesto se llevarían a cabo las actuaciones políticas propuestas.
Y de hacerlo sería igualmente papel mojado en tanto no se tratara de un contrato bilateral vinculante entre los firmantes del acuerdo (los que prometen) y aquellos a quiene se les promete (los madrileños, en este caso).
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