Si repasamos la lista de los presidentes de la Comunidad Autónoma de Madrid: Joaquín Leguina, Alberto Ruiz-Gallardón, Esperanza Aguirre, Ignacio González, Cristina Cifuentes, Ángel Garrido, Pedro Rollán (interino) e Isabel Díaz Ayuso, vemos que sólo el primero pertenecía al PSOE, el resto lo fueron en representación del PP; y del grado de socialismo -siquiera teórico- del primero, Joaquín Leguina, da idea el hecho de que recientemente (dos días después de las últimas elecciones a la presidencia de la Comunidad de Madrid, el 6 de Mayo de 2021), el PSOE procediera a promover un expediente de expulsión del partido del propio Leguina, así como de Nicolás Redondo Terreros -ex-secretario general del Partido Socialista Vasco- acusados ambos de haber apoyado a la candidata del PP, Isabel Díaz Ayuso, al haber coincidido los tres en un acto público durante la campaña electoral.
Pues resulta ser que todos -repito, todos- los presidentes de la Comunidad de Madrid del PP en el período 2003-2018 excepto los dos últimos -el primero de ellos seguramente por falta de tiempo material y la segunda por falta de tiempo judicial así como por llegar a la presidencia ya en 2019, aunque no será que no ha estado y está haciendo méritos- figuran imputados en diversos sumarios relacionados -todos, también- con casos de corrupción. Puede deducirse de ello, como ya se ha constatado así en diversas instrucciones -concretamente en el correspondiente a la trama Púnica, resumen y concentración paradigmática de toda la corrupción atribuíble al PP en Madrid en el período mencionado- que se trató de financiación irregular -y delictiva- de las sucesivas campañas electorales del PP y el propio partido a nivel general, malversando ayudas públicas y con dinero procedente de adjudicaciones amañadas; manejos fraudulentos propios de una prototípica corrupción de tipo mafioso a la que se prestaban distintas empresas, tales como -paradigmáticamente también- Indra. O sea, resumiéndolo aún más: se trata de corrupción institucional y sistémica imputable directamente al PP en su labor de gobierno de la Comunidad de Madrid, como ya hay quien valientemente denunció en otra de las tramas relacionadas, la trama Gürtel.
Con estos mimbres, con seguridad Berlanga y Azcona podrían haber hecho una larga serie de Nacionales, creo que hay material para una por cada presidente del PP en Madrid en el período mencionado; actualmente hay en este país excelentes cineastas que podrían asumir el reto; apuntado queda. Y ya que parece que enderezar la situación política en esta centralidad española está difícil, que podamos, al menos, reírnos con ello, como los madrileños del Madrid asediado, martirizado y bombardeado durante la guerra civil ya lo hicieron con Ramper y su serrín de Madrid.
Que tremendo todo. Me apunto a la petición de que se haga una película. La columna me ha recordado -ya lo había olvidado- que cuando era pequeño mi padre me contaba el chiste de Ramper, y a mí me hacía mucha gracia el doble sentido de las palabras.
ResponderEliminar...yo también recuerdo lo de Ramper contado por mi padre; debía ser famoso...
ResponderEliminarMuy interesante la columna. Y didáctica.
ResponderEliminarGracias.
Gracias por comentar
EliminarUn buen cineasta, madrileño y negro, para esta saga, pudiera ser Santiago Zannou. Director entre otras, de “El truco del manco”.
ResponderEliminarBorré un comentario repetido. Gracias por comentar.
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