sábado, 21 de julio de 2018

La política y los políticos

O sea, que el señor Rajoy, tras continuar ignorando la corrupción sistémica que ha afectado, afecta y afectará al PP, nos continúa vendiendo -desde ese más allá donde actualmente se encuentra- la excelente gestión de su Ejecutivo en el asunto catalán: Hoy todo el mundo sabe que el 155 existe y cómo se aplica; así, como si fuera una loción capilar (lo mismo ha intentado frotarse el 155 en el cartón, por ver si produce algún efecto).
Y, como despedida de su discurso, el señor Rajoy ha tenido a bien endosar a los oyentes un encendido elogio de la política como tarea noble e imprescindible (cierto) pero también de su concrección intermediaria, los políticos (lo cual, desde mucho antes de la definición de Bierce es bastante menos cierto). He tenido el honor de ser político, y a mucha honra, ha afirmado con un puntito de emoción indignada; pese a los remilgados que fruncen la nariz cuando se les habla de los políticos y a que las series de culto describen la política de manera deformada, asegura haber pasado los mejores años de su vida en política. Vamos a ver, señor M. Rajoy, la honra no está en la profesión o actividad social de las personas, sino en las propias personas y en lo laxo o estricto de su ética e integridad personal; que haya tanto remilgado en éste país no se debe a que seamos especialmente delicados de nariz, sino a que el olor a corrupción es especialmente intenso en ciertos partidos políticos mayoritarios y, finalmente, las series de culto no hacen más que reflejar e inspirarse en la realidad (a la que, seguramente, sólo se acercan de lejos); ya no quedan mensajeros por matar. Y no son sólo los mejores años de su vida los que ha pasado en política, sino prácticamente la totalidad de ella viviendo a su costa (al menos desde cuando el PP todavía era AP); que, seguramente por ésto, se ha sentido autorizado a recomendar enfáticamente: Vivid con orgullo el quehacer de la política. No le faltan miserias, pero tampoco grandezas;  efectivamente, una vez más la aplicación de la universal Ley del Embudo, las primeras a cargo y acarreo de la ciudadanía, las segundas engrosando la cuenta de algún grande en algún paraíso fiscal. He dado todo lo que he podido pero eso no vale nada comparado con lo mucho que he recibido por vuestra parte. Creo que en esta parte muchos españoles nos podríamos apuntar, no sólo los militantes del PP.
También tuvo el señor Rajoy algún detalle de humor para rebajar la intensidad emocional de su discurso, como cuando se refirió a la recuperción económica que a él le debemos o a los puestos de trabajo creados por el PP. Humor un poco negro, eso sí.

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