...pero están en éste, según el conocido verso de Paul Eluard; no sólo existen palabras polisémicas, también muchas frases como éste verso de Eluard admiten varias interpretaciones.
A menudo vemos en los noticiarios imágenes de atentados terroristas en países del tercer mundo de los que, por esta única circunstancia, procedemos automáticamente a dividir las víctimas entre 10 para establecer la correspondiente conversión a indignación local y poder calcular la equivalencia en víctimas de un atentado en nuestro país, o en algún país del mundo occidental. Esto es, también, un sesgo etnocentrista que nos ayuda a consolarnos creyendo vivir en un mundo más seguro y protegido (creencia que de continuo alimentan los gobiernos occidentales para hacernos más transigentes con un continuo recorte de libertades, de esas libertades que fueron tan costosas de adquirir, en términos históricos).
Pero tampoco esa creencia tiene mucha base: las víctimas del atentado de Barcelona de hace casi un año, por ejemplo, critican el abandono de las distintas Administraciones. Y es que, efectivamente, la segmentación en mundos cada vez es menos geográfica y más social; claro que hay otros mundos, pero los tenemos ahí, al lado. Lo que ocurre es que cada vez hay barreras más altas que nos separan a los ciudadanos unos de otros, convirtiendo a los países en una agrupación de guetos inconexos, en una amalgama de mundos.
Hay otras vidas, pero están en tí, finaliza el verso de Eluard. Puede ser, pero será en el sentido que le da el budismo, que si no, tampoco.
A menudo vemos en los noticiarios imágenes de atentados terroristas en países del tercer mundo de los que, por esta única circunstancia, procedemos automáticamente a dividir las víctimas entre 10 para establecer la correspondiente conversión a indignación local y poder calcular la equivalencia en víctimas de un atentado en nuestro país, o en algún país del mundo occidental. Esto es, también, un sesgo etnocentrista que nos ayuda a consolarnos creyendo vivir en un mundo más seguro y protegido (creencia que de continuo alimentan los gobiernos occidentales para hacernos más transigentes con un continuo recorte de libertades, de esas libertades que fueron tan costosas de adquirir, en términos históricos).
Pero tampoco esa creencia tiene mucha base: las víctimas del atentado de Barcelona de hace casi un año, por ejemplo, critican el abandono de las distintas Administraciones. Y es que, efectivamente, la segmentación en mundos cada vez es menos geográfica y más social; claro que hay otros mundos, pero los tenemos ahí, al lado. Lo que ocurre es que cada vez hay barreras más altas que nos separan a los ciudadanos unos de otros, convirtiendo a los países en una agrupación de guetos inconexos, en una amalgama de mundos.
Hay otras vidas, pero están en tí, finaliza el verso de Eluard. Puede ser, pero será en el sentido que le da el budismo, que si no, tampoco.
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