El líder de Ciudadanos, Albert Rivera, que afirmó reiteradamente durante la pasada campaña electoral que la España de rojos y azules está enterrada, resulta que ahora, repentinamente, ha descubierto que no sólo es que haya rojos sino que hay bastantes y que una vez unidos puede darse la posibilidad de que se forme un gobierno de izquierdas en éste país; de ahí que haya acelerado su estrategia: no combatir al PP en su conjunto, sino sólo descabezarlo -destruyendo o desplazando políticamente a Mariano Rajoy- para apropiarse después de gran parte de sus recursos, tal y como recomienda Sun Tzu en el Arte de la Guerra que debe hacer un general inteligente con el ejército enemigo. Y después convertirse en el salvador de España del peligro comunista. Que no sé a qué me recuerda ésto.
Concluye Rivera que es bueno saber lo que hay y que se quiten las caretas. Efectivamente, aunque debería haber utilizado la primera persona del plural, no la tercera: ya puede él también dejar de ponerse la careta de Suárez 2.0 -que se notaba mucho que le resultaba incómoda- y comenzar a liderar las heredadas huestes del PP para fundirlas con las suyas, tal y como hizo Alejandro con griegos y persas. Y
respecto al PSOE, su pareja éstos meses atrás, seguramente ha decidido que lo mejor será no intentar nada, que se cae sólo y lo mismo algo hereda por ahí también. Ambición para todo ello puede que no le falte, pero lo cierto es que parece mucho arroz para tan poco pollo.
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