miércoles, 18 de mayo de 2016

El rey no ha muerto

Mariano Rajoy, ha manifestado en el diario británico Financial Times que no tiene un sucesor natural al frente del Partido Popular y cree, además, que no es malo no tener a nadie a quién ceder el testigo. En sus palabras: y le digo otra cosa (ya se sabe, el extranjero estimula la locuacidad del presidente del gobierno en funciones) a veces no es malo no tener un sucesor natural.
Sólo se me ocurre alguien a quien éstas afirmaciones le pudieran quedar aún más naturales que al propio señor Rajoy: Dios, al que seguramente le preocupa poco el tema de su sucesión, siendo eterno.
Pero también se me ocurren varios motivos por los que esa situación sí es mala, humanamente hablando:
 
1º) Cualquier organización que dependa tan excesivamente de sus dirigentes -mortales- está expuesta a grandes incertidumbres en ausencia de esos dirigentes. El imperio de Alejandro Magno (ya sé que, casi siempre, las comparaciones son odiosas) duró poquísimo tras su muerte, principalmente por este motivo.
 
2º) Indica escasa confianza del propio líder en la organización y en los miembros dirigentes de segundo nivel, de los que sospecha que pueden pretender autodesignarse sucesores (natural o artificialmente).
 
3º) Sentirse imprescindible es uno de los errores principales de cualquier director de equipos y así lo señalan las buenas prácticas de gestión de recursos humanos.
 
Pretende justificar el señor Rajoy éste personalismo excesivo -realmente injustificado e injustificable- asegurando que se siente bien y motivado para seguir al frente del PP y del Gobierno ante la nueva convocatoria de elecciones y resume: mi trabajo está a medio hacer. De lo que haga o intente el señor Rajoy en el PP, los miembros de ese partido decidirán -si pueden- pero de su continuidad al frente del gobierno, sé de muchos españoles que estarían encantados con que no rematara su trabajo. Y más aún si se deshiciera todo lo que ha hecho y que será difícil deshacer.

No hay comentarios :

Publicar un comentario