domingo, 1 de mayo de 2016

Bailén

El actual alcalde de Bailén, Luis Mariano Camacho Núñez, Chiqui (PP), el mismo que ha tenido la gentileza de aclarar su apoyo a un convecino que dijo en las redes sociales que la anterior alcaldesa; Simona Villar (PSOE), era fea y malvestida afirmando, por su parte, comparto la opinión de ese bailenense porque realmente es lo que pienso, que no es agraciada físicamente, el pasado 12 de Marzo dirigió también una carta a la actual alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, en defensa del Ejército, según él, menospreciado como institución porque la alcaldesa recordó a dos mandos militares que se encontraban en el stand del Ejército en el Salón de la Enseñanaza que, como Ayuntamiento  prefería  que no hubiera presencia militar en el Salón, argumentando que hay que separar los espacios. Y es que en éste país es hablar de separación -de Cataluña, de la Iglesia (católica) y el Estado- y parece que alguien sienta como propio el rabo recién pisado del gato custodio de las sacrosantas esencias y tradiciones españolas de los tiempos de Felipe II, cuando es completamente razonable y justificable lo expuesto por la alcaldesa.
En uno de los párrafos de la mencionada carta, Chiqui se venía arriba en un subidón de exaltación patriótica afirmando: Como usted sabrá, Bailén es tierra de batallas. Aquí, muchos de nuestros valientes soldados derramaron su sangre para defender nuestra libertad, nuestras costumbres, nuestra forma de vida, y, sobre todo, para terminar con una invasión pendenciera donde el asesinato, el robo y las violaciones estaban al orden del día. 
Por partes; Bailén no es tierra de batallas sino de batalla. Las anteriores a la famosa batalla de 1808 debieron ocurrir -si las hubo- con anterioridad a los siglos XIII y XIV, cuando Bailén se encontraba próxima a la frontera entre Castilla y el reino nazarí de Granada y aún eso es improbable, Bailén era por entonces poco más que una aldea. Y la libertad, costumbres y forma de vida que se defendían eran, sobre todo, las de algunos privilegiados. ¡Ay!, éstos pendencieros franceses...asesinando, robando y violando; igual que las modélicas y ejemplares tropas españolas y británicas en la misma guerra -y muchos ejércitos en muchas guerras- como nos recuerdan los desastres de la guerra, de Goya. Lo único cierto es lo de la sangre  de los soldados; españoles y franceses, valientes o no.
En realidad, con ocasión de ésta campaña, nuestras armas fueron en extremo afortunadas. Pues, como señala el general Arteche, "el plan forjado en Porcuna adolecía de temeridad"...Cabría pensar así, en cierto modo, que a la victoria española de Bailén contribuyeron en mayor medida los errores de los generales enemigos que los aciertos de los nuestros. ¿Quien se expresa así?, ¿algún representante de esa izquierda endémica y rancia que repudia a las Fuerzas Armadas, como afirma Chiqi en la misma carta?. Pues no, son dos citas de la obra Guerra de la Independencia, publicada por el Servicio Histórico Militar y cuyo ponente fué el Coronel del Estado Mayor Juan Priego López. Los verdaderos militares sí conocen sus deberes y obligaciones: el primero, la verdad. Por cierto, salvo acciones menores, esa fué la última batalla que ganó el Ejército Español como tal (sin el protagonismo del Ejército Británico a las órdenes de Arthur Wellesley, duque de Wellington) a los franceses durante la denominada -en España- Guerra de la Independencia. La primera y la última.
¡Ah! y por si alguien se pregunta por el aspecto de ese alcalde Adonis, es el de la foto adjunta. Que gracia, lo que se dice gracia -física- tampoco parece que atesore. Y de la otra menos.

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