domingo, 31 de diciembre de 2017

¡Feliz 2016!

No fué un lapsus, tampoco una metáfora (pese al puente de fondo) quizá de nuestra vuelta al pasado -hace ya tiempo que en algunas cuestiones hemos llegado a los años 50 del siglo anterior- es muy posible que haya sido el resultado de uno más de esos angustiantes líos dixlésicos en la mente del que algunos denominan -ignoro el motivo- orador brillante, pero lo cierto es que deseándonos un Feliz 2016 para 2018 -que, sinceramente, falta nos hace a todos- Rajoy parece haber reconocido íntimamente su parte de responsabilidad en la desgracia de país en que nos hizo vivir a todos los españoles en 2016:
11 de Enero - Comienza el juicio del caso Noos (pese a la sentencia condenatoria para varios encausados en Febrero de 2017, entre ellos Iñaki Urdangarín, éste continúa en libertad, va a tener razón, una vez más, el principio de la vulgarización);
22 de Enero - Rajoy rechaza la propuesta del rey para intentar su investidura debido a la falta de apoyos a su candidatura tras las elecciones del 20 de Diciembre de 2015;
14 de Febrero - Esperanza Aguirre dimite como presidenta del PP de Madrid;
4 de Marzo - Pedro Sánchez (PSOE), primer presidente fallido del Régimen de la Transición
3 de Mayo - Convocatoria de nuevas elecciones por la situación de bloqueo político tras las celebradas el 20 de Diciembre de 2015;
26 de Junio - Repetición de las elecciones: se perpetúa el bloqueo político e institucional;
2 de Septiembre - Siguiendo el ejemplo de Pedro Sánchez, Mariano Rajoy se presenta como candidato pero fracasa en su investidura;
26 de Septiembre - comienza el juicio por las tarjetas black;
1 de Octubre - Pedro Sánchez es obligado a dimitir de la Secretaría General del PSOE, quedando éste en manos de una comisión gestora provisional;
4 de Octubre - Comienza el macrojuicio por el caso Gürtel;
23 de Octubre - El comité federal del PSOE decide la abstención en un nuevo intento de investidura de Mariano Rajoy: el 59% de los delegados se pronunciaron contra la celebración de unas terceras elecciones que debilitaría más aún al PSOE;
29 de Octubre - Rajoy logra su investidura como presidente gracias a la abstención de la mayoría -no todos- de los diputados del PSOE, que transformaron el NO a Rajoy en un mirar hacia otro lado;
3 de Noviembre - Mariano Rajoy forma un nuevo gobierno que le permite dar continuidad a sus políticas regresivas y de recortes de la legislatura anterior (2011-2015).
¿Qué? ¿no es 2016 un año que admita mejoras? Seguramente sí que nos hizo mucha falta a todos, pero es sabido que el arte de predecir -y/o mejorar- el pasado está reservado a los economistas y Mariano Rajoy sólo es registrador de la propiedad.
Como tampoco es que 2017 haya sido para España el jardín de la alegría, es posible que a finales de 2018 Rajoy nos desee a todos un feliz 2017, inaugurando posiblemente así una tradición que acabe pareciendo de toda la vida, como las uvas de Nochevieja.

lunes, 25 de diciembre de 2017

Todos

Todos aquellos que ignoran la historia están condenados a repetirla, que no por reiterada hasta convertirla en tópico retórico, la frase deja de tener un sentido profundo; si en 1923 el jefe del Estado español comenzó el proceso de liquidación de la denominada Restauración como régimen político, es muy posible que el jefe del Estado español actual, bisnieto -y no por casualidad-  de quien ejercía el cargo entonces, puede que haya cometido un error similar el pasado 3 de Octubre y comenzado el desmantelamiento de ésta segunda Restauración: ésto es, haber dejado de ser -esencialmente  por decisión propia- jefe del Estado de todos los españoles, al refrendar, con sus palabras, al partido en el gobierno  durante la grave conmoción institucional que ha sufrido el propio Estado con motivo de la crisis en Cataluña, olvidando algo tan esencial como que si a los partidos se les denomina así, por algo será. Ha debido entenderlo -y reconocerlo internamente, al menos- el propio Felipe VI cuando en el tradicional discurso de Nochebuena ha expresado reiteradamente su convencimiento de que todos los españoles son España (!!) -la historia de la España que juntos hemos construido es la historia de un gran triunfo de todos los españoles- algo radicalmente distinto de la consideración de que parte del Estado -la Generalidad de Cataluña era y es eso, como él mismo ya reconocía en su discurso de Octubre- hubiera demostrando una deslealtad inadmisible hacia los poderes del Estado (de otra parte del Estado, en todo caso). Es evidente que en aquella ocasión el jefe de todo el Estado ejerció como juez -admisible e incluso deseable- y, sin embargo, también como parte -indeseable e inadmisible- al manifestar que en Cataluña también hay mucha preocupación y gran inquietud con la conducta de las autoridades autonómicas, siendo así que, además de representar  esas autoridades al propio Estado en Cataluña, eran autoridades gracias a elecciones regidas  por las legales normas democráticas establecidas y que, con sus manifestaciones, él se convertía en portavoz de una parte del Estado o, más concretamente, del gobierno.
Tras éste último intento -ignoro si eficaz- de hacer que todos olvidemos su manifiesta parcialidad de hace tres meses, dedicándose ahora, fundamentalmente, a alabar el trabajo de todos los españoles de todas las formas posibles -que yo me pregunto por el sentido de dirigirse a un pueblo tan excelente y si no sería mejor no interferir en esa excelencia- fuése y no hubo nada, como en el soneto de Cervantes; como es habitual, por otra parte (me ha sido difícil elegir una imagen para acompañar éste texto, sólo gracias a la variación en el color de la corbata he podido encontrar la de éste año)....sí, éste país necesita un buen desatranque.

jueves, 21 de diciembre de 2017

Traduciendo

No tengo la posibilidad de votar en las elecciones de Cataluña, pero sí podría, con un catalán que quisiera hacerlo, reflexionar hoy con él, ya que le han dejado todo un día para ello y yo, como español no residente en Cataluña, pero interesado en el asunto, no tengo limitación de tiempo; y mi reflexión general es que, tras meditarlo en conciencia, yo votaría lo que creyera oportuno, pero siempre procurando ignorar de forma consciente todos los mensajes de políticos que apelen  a la utilidad del voto; digo ésto porque desde ambos bandos -tanto de los denominados constitucionalistas como de los soberanistas- se oyen mensajes destinados no tanto a respetar el voto ciudadano como a dirigirlo como arma utilitaria contra el bando contrario. 
Esto no es nuevo, las dos últimas elecciones a nivel estatal adolecieron de la misma carencia democrática: acostumbrados como estaban PP y PSOE a los usos y limitaciones de un bipatidismo histórico, no supieron -o no quisieron, o un poco de cada- traducir el voto ciudadano a gobierno mediante los imprescindibles pactos y negociación entre todas las fuerzas políticas: de ahí unas segundas elecciones que supongo que pretendían que la ciudadanía votara finalmente como debía para que el gobierno resultante se formaran de acuerdo a la tradicional alternancia  entre los dos partidos mayoritarios; no pudo ser, seguramente éste bipartidismo ha muerto -como el anterior- de agotamiento o porque ya hay demasiados que se han percatado de la trampa en el trile (o bien tanto PP como PSOE ya no manejan la bolita con tanta soltura, o bien la ciudadanía ha agudizado la vista). De ahí que haya mencionado ésta carencia democrática -hay otras- producto de la incapacidad de los partidos de éste país en establecer las necesarias negociaciones con otros partidos -que implican, lógicamente, cesiones y pactos- para llegar a acuerdos de mínimos que permitan la formación de gobiernos de coalición, tal y como ocurre en la mayoría de las democracias esuropeas consolidadas. No creo que nadie deba asumir como ciudadano la traducción de lo que las urnas dictaminen, esa es la labor, precisamente, de los partidos políticos; no es obligación de la ciudadanía darles el resultado de cualquier elección ya traducido.

domingo, 3 de diciembre de 2017

El tiempo

Ignoro si parafraseando a Chaplin, quien aseguraba El tiempo es el mejor autor; siempre encuentra un final perfecto o a Cervantes, que escribió No hay recuerdo que el tiempo no borre ni pena que la muerte no acabe (quizá más a éste último; parece que los vapores del PP están resultando últimamente nefastos para la salud), el caso es que el portavoz del gobierno -y, simultáneamente, del PP- el señor Méndez de Vigo, ha manifestado que las posibles responsabilidades políticas de ese partido por el caso Bárcenas ya han pasado porque son cuestiones que ocurrieron hace muchos años y desde entonces ha habido elecciones generales e investiduras; y ha pretendido zanjar el señor Méndez de Vigo: hay que esperar ahora a la sentencia judicial, que es lo que vamos a hacer; en el PP lo tienen todo calculado respecto a las responsabilidades derivadas de los casos de corrupción que les afectan: en primer lugar ha de mantenerse la necesaria prudencia hasta que lo jueces dictaminen -lo cual es evidente que no resulta inmediato: el caso Bárcenas, por ejemplo, lleva coleando diez años- para entonces (incluso antes) resulta que las posibles consecuencias, tanto políticas como jurídicas, seguramente ya no sean de aplicación debido a que los delitos hayan prescrito.
Pero ya que en el PP son tan liberales con el concepto y la palabra prescripción para sucesos delictivos relativamente próximos -no digamos con otros aún mas injustos, pero más antiguos, como es el caso de los más de cien mil españoles asesinados hace más de tres cuartos de siglo, muchos de ellos malenterrados desde entonces- habría que recordar que si en Derecho prescripción es la extinción de una responsabilidad u obligación al haber transcurrido un plazo legal, usucapión (prescripción adquisitiva o positiva) es la adquisición de un derecho real por el transcurso del tiempo y que se basa en el abandono o negligencia del titular de un derecho, que, por su inactividad, ha permitido que otro adquiera ese mismo derecho. No sé si me habré explicado, pero todo ello me ha llevado a una reflexión general sobre el paso del tiempo y a coincidir con Albert Einstein cuando dijo que La distinción entre el pasado, presente y futuro es sólo una ilusión obstinadamente persistente, pero, en lo concreto, a coincidir plenamente con  el estadounidense Robert. G. Ingersoll cuando afirmaba que el presente es el resultado necesario de todo el pasado, la causa necesaria de todo el futuro; por eso creo tan necesario intentar el cambio del presente ya que, en todo caso, y tal como dijo Severo Ochoa, mi verdad básica es que todo tiempo es un ahora en expansión. Fin de las citas.

sábado, 18 de noviembre de 2017

Raro, raro, raro...

Dice la ministra de Defensa, después de la broma telefónica de dos humoristas rusos -con uno de ellos, Alexéi Stoliarov, haciéndose pasar por ministro de Defensa de Letonia- que fué una conversación muy rara. Es cierto que peor es meneallo y habrá considerado que con eso justifica una ineptitud -la suya- más que evidente, pero raro es un calificativo bastante corto para el incidente y no deberíamos conformarnos con él, porque:
Más que raro es que el ministro de Defensa de Letonia hable en ruso;
Más que raro es que el ministro de Defensa de Letonia estuviera al tanto de supuestas actividades de espionaje de Rusia hasta precisar que el 50% -ni un punto menos, a pesar de la incredulidad de la ministra-  de visitantes rusos en Barcelona pertenecen a los servicios secretos rusos;
Más que raro es creerse que el ministro de Defensa de Letonia supiera que Carles Puigdemont -alias Cipollino- hubiera trabajado como informador ruso y que tuviera actualmente el propósito de intentar refugiarse en la embajada rusa, aunque para la señora ministra tiene todo el sentido (es que fué oír Puigdemont y se cegó);
Más que raro es intentar concertar una entrevista al más alto nivel en Gotemburgo (aprovechando la cumbre social de la UE sobre empleo y crecimiento) con ministros del gobierno de Letonia -diciendo haberlo acordado con su primer ministro, Rajoy- para tratar de un posible apoyo de Letonia -y posiblemente de su Ejército- en el tratamiento del asunto catalán (quizá atravesando todos los países de la Unión Europea que hay entre Letonia y España como en un desfile antisecesionista); ¿para crecer y crear empleo?
Raro, raro, raro que decía papuchi Iglesias, sustituyendo la ausencia del pecado de concupiscencia por lo que proceda: Cataluña, por ejemplo.
Y, como colofón, se podría mencionar la rareza mayor, la que hace comprensible el resto de todas las mencionadas y de bastentes otras omitidas: que María Dolores Cospedal sea la ministra de Defensa de España -quiza de chismosa oficial estuviera más propia, con ese particular tonillo al pronunciar la palabra vecino- dirigiendo un Ministerio de Defensa con un control de la seguridad en las comunicaciones internacionales propio de la TIA; sí, la de Mortadelo y Filemón.
Gracias, Alexéi, al menos todavía nos podemos reír, aunque sea de nuestras desgracias.

La Reforma

Parece ser que el excomisario Villarejo y su socio Rafael Redondo –acusados de varios delitos tales como blanqueo, cohecho y crimen organizado– iban a ejercer de conferenciantes en un foro a celebrar en Panamá -nunca mejor dicho lo de marco incomparable- para debatir sobre lavado de dinero, evasión de capitales y paraísos fiscales.  Que, francamente, no sé porqué hay medios que lo han  destacado como titular: seguro que podrían acreditar y aportar abundante información y conocimientos sobre el tema; ya anticipé hace un tiempo que podríamos acabar así.
En la misma línea, Francisco Correa ha propuesto  la absolución del juez Baltasar Garzón de su condena e inhabilitación subsiguiente por irregularidades en la instrucción del propio caso Gürtel, ya que considera que es -como él mismo-  una víctima más en una causa con tintes políticos y no jurídicos; algo que, al fin y al cabo, es perfectamente lógico en alguien que no considera delictivas sus actividades y que defiende que sólo utilizó sus gestiones y relaciones para que empresas privadas se vieran beneficiadas de las adjudicaciones a cambio de un porcentaje (pequeño, le ha faltado añadir añadir); que ese procedimiento habitual supusiera finalmente un sobrecoste de millones de euros en obras y servicios pagados con dinero público no le debe parecer relevante ni algo a mencionar ni, por supuesto, delictivo (y eso que ahora se ha ofrecido a colaborar con la justicia para ahorrarle dinero al ministerio público, a cambio, eso sí, de poder asistir a futuros procedimientos judiciales por su propio pie y no en furgón desde la cárcel). 
En fin, un país y un partido político, el PP que, no sé porqué, me recuerdan a la Iglesia católica del siglo XVI que comercializaba indulgencias y otros beneficios ultraterrenos a cambio de bienes terrenales -recordemos a papas reinantes, entre ellos algún español, con concubinas e hijos reconocidos reinando en Roma- que incitaron a  Martín Lutero a dirigirse a ella como la puta de Babilonia corrupta y malvada y al propio papa como Anticristo, su infernalidad el Papa, o burro del diablo y, finalmente, a promover la Reforma protestante. Este país está también pidiendo a gritos una Reforma, con mayúsculas. Y no sólo de la Constitución.

jueves, 16 de noviembre de 2017

Alguien ha matado a alguien

El presidente del gobierno, como conclusión de una entrevista en la cadena amiga -suya-, la COPE, y tras liarse y confundir, tanto él como el entrevistador, bots y hackers, y dibujarnos algo así como una ataque a España ejecutado por hordas de oscuros robots (con copyright de Geoge Lucas pero ataviados con chandals venezolanos), ha expresado que puede haber gente a la que le interese que la cosa no vaya bien en Europa. Brillante, como suele ser habitual en él. Aunque bien pudiera ser que hubiera gente a la que le interesara lo contrario, o sea, que la cosa fuera bien; a bastantes europeos, por ejemplo. Y que recuerda el razonamiento que en su día expuso José María Aznar -pese a que la relación entre ambos no parece pasar por su mejor momento- cuando dijo aquello de los desiertos remotos y montañas lejanas en relación con la supuesta autoría de los atentados del 11-M; en definitiva, en el más puro estilo Gila y su alguien ha matado a alguien, y no me gusta señalar. Para otro día las explicaciones de la ministra de Defensa sobre el mismo tema.
En todo caso, si alguna potencia mundial de primer nivel -lo que ni Europa ni ninguno de los países que la integran son hace ya tiempo- quisiera perjudicar a Europa, creo que dispondría de unos servicios de inteligencia lo suficientemente capaces como para haber concluído -también hace tiempo- que lo mejor es dejar que Europa continúe sola con su proceso desintegrador, habida cuenta que tampoco es tan difícil, ya que nunca estuvo realmente integrada; creo que incluso llegó tarde a logar una economía europea integrada en un mundo globalizado.
En fin, que cualquier día el señor Rajoy aparecerá realmente con casco y un tres cuartos de recluta en alguna entrevista y a muchos no nos sorprenderá.

martes, 14 de noviembre de 2017

Inhabilitación política

El presidente del gobierno, Mariano Rajoy, ha calificado el procés independentista catalán como el proceso de las grandes mentiras, lo que, viniendo de él, todo un experto en la materia, constituye un auténtico elogio a los independentistas catalanes, cuyo notable aumento en éstos últimos años es mérito que cabe atribuirle a él personalmente. También se ha mostrado partidario de inhabilitar políticamente a todos aquellos que han engañado a los ciudadanos de Cataluña. En fin, si fuera por eso, por engañar a la ciudadanía -de toda España- él mismo debería estar hace ya bastante tiempo inhabilitado políticamente. En todo caso ¿de que habla cuando se refiera a inhabilitación política? Podemos obtener una pista si atendemos a que no está muy de acuerdo con que Junqueras y el resto de consellers cesados en virtud de la aplicación del artículo 155 de la Constitución, participen en las elecciones del próximo 21 de Diciembre: todos los que están ahora en prisión pueden presentarse a las elecciones, porque no están inhabilitados. Aunque sería absurdo hacer conseller a alguien que esté en la cárcel porque no podría ejercer su función; aunque ha reconocido el derecho que todo el mundo tiene a presentarse a unas elecciones mientras no esté inhabilitado, que ésta vez se refiere -supongo-  a inhabilitación legal, por lo que aún dándose ese caso,  no sería tan absurdo que alguna persona que hoy se encuentran encarcelada -pero no condenada- fuera elegido para el cargo de presidente de la Generalitat al igual que en su día sucedió -las comparaciones siempre son odiosas- con Nelson Mandela o Gandhi; por cierto, a los consellers los nombra para ese cargo el presidente de la Generalitat -y él decidiría lo que creyera más conveniente- al igual que el presidente del gobierno nombra a los ministros.
Y habría que recordar al señor Rajoy que puesto que en éste país no existe -al contrario que en Venezuela, por ejemplo- la inhabilitación política como pena en nuestro Código penal (no se contempla como tal en ninguno de los casos de inhabilitación especial enumerados en el vigente Código Penal de 1995, ni es exactamente lo mismo que la inhabilitación para ejercer cargo público), hoy podrían presentarse a elecciones tanto Francisco Granados como Ignacio González; también por ejemplo. Parece que alguno ya está reponiendo fuerzas, ante esa eventualidad.

sábado, 11 de noviembre de 2017

¡Pobre País!

Continuando en su insospechada -para sus lectores de toda la vida- línea neocon que amenzaza perpetuamente de sorpasso por la derecha a La Razón -creo que ya ocurrió con el ABC-, hoy El País, de manos del que creo que todavía es su director adjunto, Javier Ayuso -que fué, para el que no lo sepa, director de Comunicación del BBVA y de la Casa Real, y es sospechoso de espía rocambolesco- nos traslada, en su artículo Iglesias, Colau, Gabriel y Rufián son lo mismo su opinión sobre todo aquello que en política nacional se ubica en las tinieblas exteriores del autodenominado constitucionalismo (sin duda parcial, creo).
El reduccionismo del título -y del contenido- del artículo es táctica usada a menudo por los totalitarismos para dirigir a las masas y puede sintetizarse en el primero de los once principios de la propaganda atribuídos a Goebbels, el Principio de la simplificación y del enemigo único: individualizar al adversario en un único enemigo; que no gratuitamente es el primero de los once. Así, el señor Ayuso comienza el artículo -por si no lo habíamos entendido- con el sigiuente texto: Aunque militen en distintas fuerzas políticas, los cuatro representan lo mismo. O, por lo menos, tienen un objetivo común: desestabilizar España, acabar con lo que ellos llaman el régimen del 78 y alcanzar el poder, a cualquier precio; a lo que, con la misma base argumental -y basándonos en abundantes evidencias- podríamos replicar: Rajoy, Rivera y Sánchez son lo mismo o, por lo menos, tienen un objetivo común, mantener el régimen del 78 para seguir en el poder a cualquier precio; aunque es cierto que alguno de ellos estaría por llegar -al poder- hace tiempo que es sabido también que no le disgustaría nada llegar cuanto antes.
Y eso ocurre  -soy consciente de que el y tú más es muy pobre, conceptualmente hablando- con la práctica totalidad de las afirmaciones del panfletario artículo del señor Ayuso, como cuando señala  que la CUP y ERC han tomado la calle y las redes sociales en su campaña de desprestigio de la democracia española, y reclama saber la procedencia del dinero con que se financian asociaciones culturales catalanas; ¿quizá nos podría informar el señor Ayuso sobre quien financia los medios de comunicación que apoyan tan decidida y unitariamente las medidas del gobierno del PP que son generalmente secundadas por PSOE y Ciudadanos? ¿cómo es que tan pocos medios se hacen eco de opiniones contrarias a las expresadas en El País?, ¿resulta que esa sospechosa unanimidad redunda en  prestigiar la democracia?
Y, como el señor Ayuso hace tiempo ya que debió olvidar -si es que lo practicó alguna vez- el respeto a la prudencia, a la veracidad  y a la mesura  que en su día caracterizaron la información proporcionada por El País, no ha tenido el menor empacho en comparar a Carles Puigdemont con el empresario José María Ruiz Mateos; por lo mismo, ¿porqué no compararlo al menos, por ejemplo, con Ignacio González que, igualmente, fué presidente de una comunidad autónoma en España?; ¿no será que Puigdemont no ha distraído tantos recursos públicos, a pesar de todo?

domingo, 5 de noviembre de 2017

La realidad

La vida es eso que sucede mientras haces planes; la realidad es eso que sucede mientras discutimos sobre Cataluña. La primera es una frase atribuída a John Lennon, la segunda corresponde al tratamiento de la política cotidiana en España desde hace unos meses.
Porque, mientras se ondean las banderas -curiosamente (¿metafóricamente?) banderas que hoy se oponen son prácticamente idénticas-  que nos tapan la realidad, recientemente ha ocurrido, en silencio, como si no constituyeran realmente la realidad (valga la redundancia) entre otras cosas, lo siguiente:
a) La existencia de la caja B del PP ha quedado plena y abrumadoramente acreditada, según una de las conclusiones de la fiscal anticorrupción en el juicio por el caso Gürtel.
b) La Audiencia Provincial de Madrid ha reabierto las investigaciones sobre el exvicepresidente del Gobierno Rodrigo Rato por presunto blanqueo de dinero al estimar que ha tenido sociedades domiciliadas en el extranjero cuyo fin era defraudar a la Hacienda Pública.
c) Alberto Ruiz Gallardón, ex-ministro de Justicia, está imputado en la operación Lezo por prevaricación y falsedad documental por desvío de fondos para comprar en 2001 Inassa, la filial latinoamericana del Canal Isabel II.
d) La Fiscalía ha solicitado que el exconsejero de Justicia de la Generalidad de Cataluña, Germà Gordó, no salga de España por el caso del supuesto cobro de comisiones a cambio de adjudicaciones (caso 3%) por parte del Gobierno de CiU. Gordó fue hombre fuerte en Convergència y mano derecha de Artur Mas.
e), f)...hasta acabar el abecedario.
Por el camino, apartando las banderas que nos ocultan la realidad, podríamos enterarnos de que el gobierno presidido por Mariano Rajoy reducirá por tercer año consecutivo la inversión en Sanidad, Educación y Protección Social (en Educación se pasa del 4% al 3,8% del PIB, en Sanidad del 6% al 5,8%, y en pensiones, servicios sociales y políticas de fomento del empleo, del 16,5% al 16,2%);  también que el Banco de España ha dado por perdidos más de 40.000 millones de euros del rescate a la banca y de que el Estado perderá 14.471 millones con la venta de sus acciones en Bankia; todo ello dinero público, también del bolsillo de quienes ya han padecido, padecen y padecerán los recortes mencionados.
La vida es una mierda, y después de mueres, es el título de un capítulo de la serie Transparent.  Y aquí más. Con o sin República catalana: no sé si se romperá España, pero muchos españoles llevan tiempo bastante rotos y los zurzidos no aguantan.

jueves, 26 de octubre de 2017

Reprobable

...palabra que podría significar muy probable, pero no es el caso. Son ya cuatro los ministros del actual gobierno de España reprobados por el Congreso de los diputados: los titulares de los ministerios de Justicia, Hacienda, Interior y Exteriores; los cuatro son, como es evidente, ministerios cruciales y nucleares en el funcionamiento de cualquier gobierno; antes que ellos fué reprobado, igualmente, el titular del ministerio del Interior en un gobierno anterior presidido también por Mariano Rajoy.
Decía Oscar Wilde que perder a uno de los padres puede considerarse una desgracia; perder ambos parece descuido; acumular cinco indica claramente una tendencia parricida.
La labor de control al gobierno por parte de la oposición queda regulada en el artículo 111  (sí, hay otros además del 155) de la vigente Constitución española, que establece:
1. El Gobierno y cada uno de sus miembros están sometidos a las interpelaciones y preguntas que se formulen en las Cámaras. Para esta clase de debate los Reglamentos establecerán un tiempo mínimo semanal.
2. Toda interpelación podrá dar lugar a una moción en la que la Cámara manifieste su posición.
La Constitución no menciona, ni siquiera, que tal posición pueda concretarse en la reprobación de un ministro o de todo el gobierno, y en todo caso, no implica conscuencias concretas -como pudiera ser el obligado cese del reprobado- derivadas de tal posición de la Cámara. No obstante, en la historia del parlamentarismo -incluso en el de éste país- la reprobación por mayoría absoluta de la Cámara de un ministro -no digamos ya de cuatro- siempre ha dejado al Gobierno en el que se integra en una situación muy desairada, y hay numerosos ejemplos -incluso recientes, como el caso del ministro de Industria, Soria, cesado antes de ser reprobado- en los que la única salida digna es la dimisión o cese del ministro en cuestión.
Pero es evidente que para el PP, corroído hasta el tuétano por una corrupción de la que es imposible seguir manteniendo que es una serie -aunque fuera amplia- de casos aislados y es fácil suponer que consiste, más bien, en un simbiótico modo de vida, -tal y como afirma la fiscal del caso Gürtel en sus conclusiones en el juicio de ese caso-, el tiempo de las salidas dignas ya pasó. Está claro que la necesidad del PP de controlar y manipular el poder judicial -teóricamente independiente de los poderes ejecutivo y legislativo- es una política impuesta por Rajoy, que teme mucho más a la Justicia penal que a toda la oposición parlamentaria junta; la reprobación del correspondiente ministro es únicamente un asumible daño colateral en esa carrera desesperada por la supervivencia política; la única salida que ha visto el PP -no muy digna, precisamente- es seguir huyendo hacia delante en un intento de escapar a su propia putrefacción: pongamos que hablo de Cataluña. Siempre habrá -en cualquier sitio- patriotas dispuestos seguir quemando basura combustible, cuyo humo oculte la realidad.

lunes, 23 de octubre de 2017

El 155

El artículo 155 de la vigente Constitución española está actualmente en boca de muchos por su previsible aplicación en Cataluña y, pese a su brevedad, es conocido como El Quijote, porque muchos de los que dicen haberlo leído realmente no lo han hecho; que haya artículos anteriores -por algo será- que garanticen nominalmente derechos esenciales para los españoles -como el derecho a un trabajo y una vivienda digna, por ejemplo-  que se hayan encontrado desde su publicación permanentemente en algo parecido al limbo de los justos, parece no importar mucho cuando se trata de la unidad territorial de España.
No estará de más recordar, pues, el texto del Artículo 155 de la Constitución (ese cuya aplicación en Cataluña, hace tan poco muchos descartaban):
1. Si una Comunidad Autónoma no cumpliere las obligaciones que la Constitución u otras leyes le impongan, o actuare de forma que atente gravemente al interés general de España, el Gobierno, previo requerimiento al Presidente de la Comunidad Autónoma y, en el caso de no ser atendido, con la aprobación por mayoría absoluta del Senado, podrá adoptar las medidas necesarias para obligar a aquélla al cumplimiento forzoso de dichas obligaciones o para la protección del mencionado interés general.
2. Para la ejecución de las medidas previstas en el apartado anterior, el Gobierno podrá dar instrucciones a todas las autoridades de las Comunidades Autónomas. 
Lo bueno, si breve, dos veces bueno afirmaba Baltasar Gracián, que añadía y aun lo malo, si poco, no tan malo; quizá el artículo 155 corresponda a éste último supuesto, pero el fondo del asunto, es que éste artículo parece cumplir la función de un último recurso destinado a salvaguardar la soberanía nacional frente a  la posible insumisión de los poderes territoriales o autonómicos, convirtiendo  así al Estado español no en un ente de soberanía integrada sino basado en una soberanía central superior de la que dependen en forma delegada o tutelada (dependiendo de su grado de insumisión al gobierno central) las distintas soberanías territoriales; no en vano nuestro Estado de las Autonomías se ha considerado un caso de estudio en derecho administrativo comparado en cuanto a intentar una fusión de los conceptos de Estado centralista y federalista: un intento de conjugar y hacer posible una forma de reunir las Españas históricas en una sola España; quizá el experimento no haya sido tan exitoso como los gurús de la Transición han asegurado.
Pero, todos aquellos que actualmente consideran que la unidad de España debe ser mantenida a cualquier precio -aún posponiendo sine die, como mencionaba al principio, los derechos más elementales, sociales y personales de los españoles- que pensarían si desde la Unión Europea -entidad a la que España cedió partes fundamentales de su soberanía nacional en 1989-  se impusieran  al gobierno de España medidas obligatorias si éste no cumpliere o actuare correctamente para preservar el interés general de Europa; y ¿quien define, en uno y otro caso qué es el interés general?

sábado, 14 de octubre de 2017

La fractura (II)

Un diálogo (en Madrid) de un amigo con un vecino suyo en el rellano de entrada de la finca donde reside:
-¿Sabes si juega la selección (de fútbol)?...es que veo muchas banderas...
-(muy serio)Es por la unidad de España.
-¿...y porqué no las sacaron durante el saqueo del Estado por los chicos de Rajoy?
-...eres un gilipollas.
-Y tú un abducido de esa secta que, además, no ha pillado nada.
Evidentamente, mi amigo sabía  la razón del porqué de tanta bandera, solo buscaba contrastarla: aunque las dos preguntas tenían una intención no muy pura, la segunda contestación es propia de quien se considera en posesión de la verdad y que igualmente considera que quien no piense igual no tiene derecho al mínimo respeto debido a cualquier semejante, aunque no fuera vecino. En todo caso, la contrastación, la conversación y la coda  fueron bastante rápidas: hay veces que no es necesario prolongarse.
Según Ambrose Bierce en su Diccionario del Diablo, se define patriotismo como basura combustible dispuesta a arder para iluminar el nombre de cualquier ambicioso y patriota como aquél que considera superiores los intereses de una parte a los intereses del todo y también como juguete de políticos e instrumento de conquistadores: parece que el vecino de mi amigo corresponde a la segunda definición; perteneciente a una especie curiosamente muy abundante en éste país aunque no lo supiéramos: parece que estaban todos hibernando y les ha llegado su verano ideológico; será cosa del cambio climático. En éste sentido agradezco que desde el PP nos señalen los peligros de los nacionalismos -los otros nacionalismos, los malos, naturalmente- como precusores y síntoma de una posible amenaza fascista.
Y es que la fractura -como el dinosaurio de Monterroso, pero al revés-  ya estaba ahí, extendida por toda España, no sólo en Cataluña, sólo que ahora la vemos señalizada con banderas en las fachadas de los edificios. Y aunque sobre himnos y banderas, tan utilitarios para todo tipo de patriotismo, ya dí hace un tiempo mi opinión en El País (¡que tiempos!, no creo que hoy fuera posible la publicación de esa carta) y en algunas entradas de éste blog; sólo destacar el hecho que, en éste caso, para más inri,  unas y otras (las banderas) son un repetición -o una síntesis- una de otra; por si alguien no se había dado cuenta. 

miércoles, 4 de octubre de 2017

La fractura

A la inquietud producida por un dedo que me señalaba amenazante -cuando no agresor, como un florete- se unieron las palabras, esencialmente similares en su tono al rapapolvo de un padre a su hijo adolescente, insoportables tanto por el tono en sí -seguido de una buenista e inconcreta apelación a la convivencia demócratica- como porque la dirección del rapapolvo debería ser justo la contraria: el padre es la ciudadanía y el hijo arrogante y con poco seso está siendo representado por el gobierno  y el propio Jefe del Estado, Felipe VI, que no se sabe si dirigido por el PP o por voluntad propia, escenificó ayer una pobrísima y parcial representación de las capacidades de quien supuestamente es el Jefe de Estado de todos los españoles, incluidos los más de dos millones de catalanes que decidieron votar el pasado 1 de Octubre. 
Por resumir, el discurso del rey planteó la legalidad -una parte- como un bien supremo y expresó su convencimiento de que todos los españoles son -o deberían ser- buenos en éste sentido y los que no son así, es que no son españoles y por ello castigados no a su expulsión de España, si no precisamente, castigados a vivir en ella; su expresión del firme compromiso de la Corona con la Constitución y con la democracia, en ambos casos es, ya digo, parcial: el incumplimiento de muchos de los artículos esenciales de la Constitución que no tratan de la unidad de España es ya histórico, y la democracia está igualmente restringida en éste país por leyes y mecanismos que vacían el contenido de la propia democracia: una forma de convivencia social en la que los miembros son libres e iguales y las relaciones sociales se establecen conforme a mecanismos contractuales; su afirmación en el discurso de que nuestros principios democráticos son fuertes, son sólidos me recuerda mucho aquello de dime de lo que presumes y te diré de lo que careces.
Si los hechos que han venido sucediéndose hasta ahora en Cataluña han producido una sensible fractura social -no sólo en Cataluña- reconocida al inicio del propio discurso -hoy la sociedad catalana está fracturada y enfrentada- creo que el resto del propio discurso  no ha hecho más que profundizar y aumentar esa fractura, cuando es sabido que  el tratamiento de una fractura comienza siempre por su reducción.

lunes, 2 de octubre de 2017

La Segunda Restauración

Siento -poco, es cierto- no estar de acuerdo con quienes aseguran, como Churchill -al que se le atribuyen innumerables frases, muchas de las cuales no son suyas- que si a los veinte años no eres de izquierdas es que no tienes corazón pero si a los cuarenta no eres de derechas es que no tienes cerebro, tampoco lo estoy con la más matizada de Willy Brandt: Quien de joven no es comunista, es que no tiene corazón. Quien de viejo es comunista, es que no tiene cabeza; quizá sea que ante la perspectiva de una vida larga que la probabilidad estadística me ofrece, no me sienta capacitado para seguir esa completa y normal evolución política; quizá sea, más bien, que la simple experiencia de la vida haya hecho que no sólo mi corazón sino mi cabeza me orienten ahora justo en el sentido contrario: creo que lo razonable es considerar que la desigualdad social a que abocan tanto el conservadurismo como el capitalismo, revestidos ambos de neoliberalismo, es fundamentalmente injusta, y no sólo eso, también es contraria a la evolución y progreso de la humanidad en su conjunto.
Quizá también sea debido a que pertenezco a una generación que vivió en este país el cambio de régimen político poco después de la mayoría de edad (que por entonces era a los 21 años), una generación a la que se nos vendió la milagrosa Transición, ese proceso mediante el cual los que hasta entonces sostenían una dictadura se transformaron -y nos transformaron- en demócratas de la noche a la mañana; con Constitución y todo: demasiado bueno para ser cierto, claro. En realidad, se trataba de cambiarlo todo para que todo siguiera igual, como en El Gatopardo; una versión 2.0 -con un siglo exacto de distancia- de la Restauración, todo basado en un sistema con dos partidos supuestamente contrarios que se alternaran para sostener y perpetuar un tinglado político con apariencia de democracia que se ha mantenido -como la Restauración- unos cuarenta y cinco años (tiempo que parece establecido, casi normativamente, para que todos nos acabemos dando cuenta de la trampa). Si seguimos repitiendo secularmente la historia, sobre 2031 deberíamos tener una República. Y si en éste tiempo hemos aprendido todos algo, esperemos que esa III República tenga mejor vida que las anteriores.

jueves, 21 de septiembre de 2017

Golpe de Estado

Creo que era el portavoz parlamentario del PP, Rafael Hernando -sí, el experto en broncas- quien no hace mucho presumía de la democracia de éste país como una de las más homologadas; aunque no dijo que lista internacional comparativa  había consultado para realizar tal afirmación, ni cual el organismo encargado de semejante tarea homologadora; según el  Indice de Calidad Institucional, informe elaborado por el doctor Martin Krause y publicado en 2015, nuestro país hacía el número 30 en el mundo según ese índice; sólo dos años después ya estamos en el puesto 34 y es notorio que en Europa estamos en el pelotón de los torpes al respecto (siempre podemos esperar que los demás continúen empeorando como lo hacen ahora, quizá así subamos algún puesto: mal de muchos, consuelo de tontos). 
Y no es de extrañar la escasa  valoración democrática de  éste país a la vista de las muchas carencias recogidas en informes y estudios que señalan, concretamente referidos a nuestra actualidad política, el modo en que el PP entiende que es gobernar en democracia, basado fundamentalmente en manejar a su antojo todos los mecanismos represivos del Estado que considere necesarios, usando -y abusando- no sólo de los poderes ejecutivo y legislativo sino también del teóricamente independiente poder judicial. Para recordar actuaciones como las que actualmente están llevando a cabo la fuerzas y cuerpos de la Seguridad del Estado en Cataluña me tendría que retrotraer unos cincuenta años y ni así lograríamos el necesario paralelismo en cuanto a la conculcación de derechos ciudadanos y a la consideración de éstos como súbditos; el tardofranquismo, pese a los sangrientos y puntuales arrebatos finales de un dictador que ya procuraba moverse lo mínimo para sostenerse, lo cierto es que si se seguía la máxima que el propio Franco parece que aconsejaba a sus ministros -usted, haga como yo y no se meta en política- nadie de esa época, salvo los pertenecientes a los entonces ilegales partidos políticos y sindicatos, puede recordar una violencia tal como la que actualmente se ejerce -y ahora a nivel general- sobre la ciudadanía. Así pues, habría que retroceder aún más, a tiempos que yo solo conozco por referencias históricas: a la convulsa y breve historia de la II República, especialmente a partir de 1934, durante el bienio negro: en éstos últimos cinco años hemos retrocedido más de ochenta.
Cuando ahora, los denominados -autodenominados, más bien- partidos constitucionalistas hablan de golpe de Estado por parte de quienes han  optado por una postura de insumisión y rebeldía ciudadana ante el ninguneo, inacción y finalmente la coacción del Estado, ¿no sería conveniente que recordaran, igualmente, que la sacrosanta Constitución se cambió de forma trascendente en una tarde -por acuerdo de los dos partidos mayoritarios (los constitucionalistas PP y PSOE)- posponiendo los intereses de la mayoría de los españoles a los intereses económicos de los mercardos, del gran capital y que, por otra parte, artículos fundamentales para el bienestar social -derecho a un trabajo y vivienda dignos, derechos de huelga y manifestación, etc.- explícitamente declarados en la Constitución llevan incumpliéndose prácticamente desde su misma promulgación?, ¿no es y ha sido la manipulación descarada y oportunista de nuestra primera Ley también un prolongado golpe de Estado por parte de esos mismos partidos constitucionalistas, que continúan centrándose en los artículos que consideran fundamentales -los relativos a la unidad territorial de España- ignorando otros, en general, todos los relativos a los derechos de los españoles?

lunes, 18 de septiembre de 2017

Ni sólida, ni sana, ni social.

Las cifras son tozudas y demuestran que la anunciada -a bombo y platillo, no hace ni un mes- recuperación sólida sana y social  por la ministra de Empleo y Seguridad Social, para empezar no es, no puede ser, social. Así es, la brecha social continúa abriéndose y profundizándose: en los últimos cuatro años se han creado 58.000 nuevos ricos a la vez que 1.400.000 pobres; ésto es, casi 25 nuevos pobres por cada nuevo rico: con menos pobres parece que no podría hacerse un rico. Otra forma de entenderlo es constatar que el 0,4% de la población  del país (menos de 200.000 personas) acumula el 50% del PIB (la fortuna de sólo veinte personas en España alcanza un total de 115.100 millones de euros y la de una de ellas es de 66.000 millones de euros) a la vez que existen 5.400.00 personas que ingresan menos de 6.000 euros anuales; según Intermon Oxfam  si se continúan aplicando las mismas políticas económicas que en los últimos tiempos, para 2022 casi el 40% de la población española estará en riesgo de exclusión social: 2 de cada 5 españoles serán pobres.
Informes de la OCDE ya señalaban que los hogares más desfavorecidos son los que han sufrido una mayor caída de los ingresos durante la crisis, que el salario de los más ricos es 18 veces superior al del 10 % más pobre -entre 2007 y 2014 el salario medio español, ese que el ministro de Hacienda aseguraba que crecía moderadamente, se desplomó un 22,2 %- y reconocía que la última reforma fiscal de que entró en vigor en España en Enero de 2015 es una herramienta para garantizar privilegios a unos pocos, lo que ha dado como resultado que España siga teniendo una de las presiones fiscales más bajas de toda Europa y donde, por ejemplo, 17 de las 35 empresas del IBEX 35 no paga el impuesto de sociedades en España y donde la inversión en paraísos fiscales creció un 2000% sólo en 2015.
En definitiva: ni sólida, ni sana (un país con una perspectiva general de empleo precario, trabajadores pobres, licenciados emigrantes y parados abandonados a su suerte no puede ser ni sólido ni sano) ni, desde luego, social. A ver si la ministra de Empleo nos sorprende con algún nuevo eufemismo; las mentiras son demasiado evidentes.

jueves, 14 de septiembre de 2017

Ilegal, además de ilegítimo

La palabras -su uso, su significado- son siempre importantes y, a veces, decisivas. Un acto ilegal significa que con seguridad tendrá consecuencias jurídicas, un acto ilegítimo (aunque es cierto que legítimo también significa conforme a las leyes, es comunmente asimilado a lícito, aquello que es justo y permitido según justicia y razón; también es importante distinguir entre justo y legal) sólo será reprochable y tendrá, a lo sumo, conscuencias morales; son palabras que aún procediendo ambas de la palabra latina lex, legis (Ley) se diferencian por el importantísimo matiz mencionado.
La nulidad de una sentencia solo se puede adquirir si se declara al tribunal como ilegal. Un tribunal ilegítimo es un tribunal legal y sus sentencias, por tanto, también lo son. La cuestión es importante por varios motivos. Por una parte, por nuestra propia dignidad. No queremos reconocer la legalidad del franquismo. Por otro lado, es importante porque abre la puerta de la justicia a muchas víctimas o familiares de víctimas de la dictadura; declaraba Joan Tardá (ERC-Izquierda Republicana de Cataluña) ante la propuesta no de Ley (recordemos, sin efecto legal alguno) del PSOE para declarar nulas las sentencias represivas de los tribunales franquistas. Joan Tardá no pudo reprimir su rabia  -él mismo ha llevado al Congreso propuestas en ése sentido en diversas ocasiones desde que se debatiera la Ley de Memoria Histórica en 2007 y después; el PSOE siempre votó en contra- y acusó a los socialistas de cínicos, hipócritas y oportunistas y lo cierto es que no le faltaban razones: sin nueva ley o modificación de las existentes -en concreto el Artículo 3 de la Ley de Memoria Histórica- nunca se podrán declarar nulas e ilegales las mencionadas sentencias; ilegítimas ya lo son, según certifica el Ministerio de Justicia a quien haya solicitado la correspondiente Declaración de reparación y reconocimiento personal en virtud de lo expresado en el Artículo 4 de la mencionada Ley a consecuencia de sentencias dictadas sin las debidas garantías por ilegítimos Consejos de Guerra; lo cual, sólo acredita la reparación moral que contempla la Ley 52/2007. Ésto lo conocen perfectamente en el PSOE, por lo que, efectivamente, existe una evidente manipulación de las víctimas del franquismo y sus familiares -acompañado de buenas dosis de cinismo, hipocresía y oportunismo-  pretendiendo hacerles creer que su propuesta tendría efectos jurídicos. 
En ésto como en la mayoría de políticas concretas (podríamos recordar sus relaciones con la Iglesia, con el gran capital y las empresas, sus reformas laborales, su gestión de la reforma exprés de la Constitución en 2011, con el apoyo instantáneo del PP, etc.) el socialismo del PSOE es genuinamente de salón: de izquierdas en la oposición -a veces, como en éste caso, ni siquiera eso- y vergonzantemente de derechas en el gobierno.
Viendo la foto adjunta, comprobamos que la efigie de Besteiro sonríe, mirando para otro lado; en la pared, un cartel indicando la salida.