viernes, 15 de julio de 2016

La edad

Los politólogos lo suelen remarcar cada vez que analizan los datos de una encuesta: más que confrontar números que siempre han de ser ponderados, contrastados y contextualizados, lo importante de las encuestas es que permiten deducir  tendencias.
Pero ya sean los datos aislados o tendencias deducidas, muchas de las recientes encuestas con motivo de las pasadas elecciones generales indican que el bipartidismo, si no ha muerto, al menos está muy envejecido: los votantes del PP y del PSOE son los electores de mayor edad media (57 años los del PP y 55 años los del PSOE, por 43 años para los de Unidos Podemos), también son los que cuentan con más jubilados o pensionistas (40% en el PP y 36% en el PSOE), así como los que menos estudiantes tienen entre sus potenciales votantes (en ambos casos, menos de un 6 %).
Está por ver -y para ello seguramente no sirvan las encuestas- como afrontarán y asumirán PP y PSOE el declive que implica la fase final de su ciclo existencial como partidos políticos -en paralelo a la edad de sus votantes- si optarán por prolongar una vejez que implica sobrellevar el incremento constante de los achaques propios de la edad, o más bién se decidirán por una eutanasia liberadora. Aunque, por lo visto hasta ahora, en el PP parece que se han instalado en la fase de negación del cáncer lento que supone la corrupción sistémica dentro de su partido y en el PSOE parecen ser víctimas de una enfermedad neurodegenerativa de lento desarrollo  -más de cuarenta años- que implica una pérdida de memoria generalizada. La edad no perdona, pero morir suele ser difícil.

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