Tengo la duda -razonable, creo yo- de si la principal razón del no absoluto de Pedro Sánchez a Rajoy que hemos conocido hoy como resultado del comité federal del PSOE se debe a principios ideológicos, a principios estratégicos, a principios tácticos...o simplemente que desea reservar para el PSOE el liderazgo de algo, aunque sea sólo de la oposición. El concurso con otras fuerzas, que Sánchez dice que buscará, será, según él, para hacer oposición al gobierno, no para intentar su
investidura como ya intentó el pasado marzo. El caso es que Sánchez le ha dado calabazas a Rajoy, parece que sin hacer mucho caso a los consejos de Felipe González o de El País, que ya asume hasta el lenguaje de Rajoy, presentando unas terceras elecciones como un disparate. Rajoy, por su parte, tampoco parece estar por la labor de otros seis meses de tira y afloja, supongo que después de esos seis meses ya todos se conocen un poco más y parece que tanto Rajoy como Sánchez han decidido abreviar -¿por cansancio?- y jugar de farol; como todo el mundo sabe, farolear, básicamente, no es más ni menos que mentir, directa o indirectamente, a quienes juegan contra nosotros en una mesa de póquer, haciendo ver que tenemos un buen juego cuando, en realidad, no es así; es igualmente sabido que un farol es una acción que requiere mucha valentía y cierta actitud, es una jugada arriesgada que puede acabar en un gran éxito o un gran fracaso. Cada vez más cerca esas terceras elecciones que, teóricamente, nadie quiere: no creo que ninguno de los dos se pudiera ganar la vida jugando al póquer: veo más probable que ambos, intentando farolear se descontrolaran y acabaran haciéndose trampas incluso a sí mismos. Por no hablar del más sutil farol inverso: ninguno de los dos, además, cuenta con el juego necesario.
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