Para El País la reivindicación de la patria no es sino otro ardid de una estrategia
populista que reclama aquellos significantes vacíos de contenido
(patria, pueblo, gente, etcétera) que pueden contribuir a amalgamar
detrás de sus siglas a aquellos que no se identifican con categorías
políticas tradicionales. Para El País sólo es lícito hablar de patriotismo constitucional, no de patria ni de patriotismo (concepto éste último que confunde, a fondo, con patrioterismo); los patriotas constitucionales sí son para El País ciudadanos de pleno derecho y ellos -como patriotas buenos- son los titulares de la soberanía y de los derechos. En una
democracia, todo ciudadano tiene que poder sentirse orgulloso de
pertenecer a una comunidad política que respeta sus derechos y
libertades y que organiza un marco de convivencia justo y respetuoso con
su identidad, cualquiera que sea esta. Salvo, claro está, que no sean patriotas constitucionales y políticamente tradicionales -como es debido, en una palabra- en cuyo caso incurren, al menos, en delito de populismo.
Vamos, que para el editorialista del El País el concepto patria viene a ser, sensu stricto, como aquello de que hacienda somos todos, un mero eslógan vacío de contenido y para uso exclusivo de patriotas -de los de pulserita rojigualda, cuentas bancarias en Suiza y offshores en Panamá- el cual, les permite engañar y robar más comodamente a la gente y al pueblo que, al latrocinio, deben sumar la conciencia de no ser personas ni tampoco ciudadanos tal y como teóricamente les reconoce la Constitución, sino meros significantes, igualmente vacíos de contenido. Y populistas, además.
Prosigue sin inhibiciones el editorialista y, aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, afirma rotundo de Podemos: este retorcimiento de los conceptos, ya visto en el intento de capturar
la marca socialdemócrata, o en la pretensión de reclamar la soberanía
frente a Europa y a la vez declararse europeísta, se traslada ahora a
otra combinación imposible: el patriotismo plurinacional.
No sé si sería posible que alguien hiciera comprender a El País que se puede simultáneamente ser europeísta y renegar de aquello en que Europa se está convirtiendo actualmente, o que España puede ser una y diversa; las Españas no es una denominación actual, sino bastante antigua, para denominar una realidad que siempre fué plural. Respecto a que alguien quiera capturar la marca de la socialdemocracia, en el PSOE deberían agradecer que alguien quiera recoger la marca de un corpus ideológico que desde ese partido han contribuído durante décadas a devaluar y a convertir, ésta vez sí, en un auténtico significante vacío de contenido.
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