En un vídeo electoral del PP ante las próximas elecciones, un corredor supuestamente anónimo, alguien que pasaba por allí -en realidad Juan Parejo, vicesecretario de Organización del PP de Extemadura- felicita a Mariano Rajoy por su buen ritmo cuasimarchista. En el mismo vídeo Rajoy nos confiesa: siempre he preferido caminar rápido a correr; caminar rápido es mi manera de alcanzar los objetivos. Porque cuando no corres, tienes menos posibilidades de tropezar. Lástima que ésta estrategia segurona tenga, como inconveniente llegar más tarde y, en todo caso, no garantice la ausencia de tropezones: en la política -como en la vida- los tropezones tanto pueden producirse por acción como por omisión. Es cierto que lo segundo es más descansado -y conveniente, tras la cuasimarcha- y permite, mientras, leer el Marca.
Tras ésta lección del manual de filosofía mariana sobre como evitar tropezones corriendo, Rajoy insiste -no tiene hartura- en vendernos que más vale lo malo conocido, es decir, el PP y él mismo, que lo bueno por conocer: extremismos, radicalismos y populismos; o sea, que no vayamos a tropezar.
Así es Mariano Rajoy, con sus platos, sus vasos, sus máquinas que fabrican -o no- máquinas, sus vecinos, sus alcaldes, en definitiva, con sus españoles muy españoles y mucho españoles. Y, a ser posible, también bastante lelos; al menos lo suficiente como para evitar correr por no tropezar. O votar al PP por lo mismo.
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