Ganar es una aspiración legítima de los partidos democráticos; el
problema es que desconocemos los verdaderos planes del magma populista y
radical formado por Podemos e IU; no deja de ser triste comprobar la inequívoca deriva -o el descubrimiento del verdadero rostro- de El País, a cuyo editorial, Una gran impostura, del 5 de Junio pasado, pertence la cita del párrafo inicial, del cual se deduce que ellos -al menos la dirección de ese diario- sí conoce los verdaderos planes del resto de las fuerzas políticas: PP, PSOE y Ciudadanos; es decir, los presuntos implicados en el Gran Plan, o sea, la Gran Coalición. Todo lo que quede fuera de ese Gran Plan pertenece, para El País, al magma populista, es decir, a las tinieblas exteriores de Mordor, el País Negro.
El País -blanco- ha tomado para sí la responsabilidad de señalar a los electores los riesgos que entraña la operación en marcha para deprimir al centroizquierda para hacerle frente con arrojo. Concluye el arrojado editorialista de El País: Se quiere convencer a esa gran mayoría situada en las zonas ideológicas
templadas de que no hay más alternativa que el PP o Podemos, cuando no
es cierto. Esa impostura puede costarle muy cara a la sociedad española.
Que, si hubiera impostura, ¿quien cree El País que es responsable de ella?, ¿no será el propio PSOE el que defendiendo -sólo de boquilla y sólo antes de citas electorales- los presupuestos socialdemócratas, pero aplicando siempre que gobierna políticas neoliberales apenas disimuladas, es, desde hace décadas, el Gran Impostor?
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