En este mundo traidor / nada es verdad ni mentira / todo es según el color / del cristal con que se mira, escribió Campoamor que, aunque conservador y monárquico, también era positivista, es decir, convencido de que el único conocimiento auténtico es el conocimiento científico.
Estas posibles contradiciones no suelen afectar a los integrantes de la clase política que suelen colocarse las gafas -fuertemente coloreadas y que, además, suelen provocar miopía extrema- ordenadas por su partido para no quitárselas nunca y en ninguna circunstancia.
Así, el portavoz del PP en la Comisión de Presupuestos, Jaime de Olano, ha afirmado que el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, ha
sido cordial, serio y respetuoso en el debate parlamentario de los
Presupuestos Generales de 2016, mientras que el líder de la oposición, Pedro Sánchez lo ha hecho en un tono
absolutamente irrespetuoso e incluso faltón.
La realidad -sin gafas de colores- es que Sánchez dijo de Rajoy, ignorando al ministro de Hacienda, que era un peligro para una verdadera recuperación económica por medidas como la reforma laboral, por su modelo de
abaratar costes, por
su pasividad ante la necesidad de modernizar el sistema productivo, por
sus recortes al Estado del Bienestar y por sus subidas masivas de
impuestos; usted es un peligro para la economía porque ha llevado a
España a una grave degradación institucional con su partido corroído por
la corrupción sin que nadie asuma responsabilidades. Y también: usted ha sido el hombre de la troika en España y,
una vez cumplido ese mandato, el drama es que usted ya no sabe qué
hacer con la economía.
Por su parte, el señor Montoro, ministro de Hacienda, acusó a Sánchez de repetir
siempre las mismas mandangas y de ser un conjunto vacío en términos
políticos, rematando con un pero, ¿de qué habla?, si no sabe de lo que está hablando, de forma semejante a la forma en que Rajoy despachó al secretario general del
PSOE en el pasado debate del Estado de la Nación: No vuelva aquí a
hacer ni a decir nada. Ha sido patético.
Fuera del hemiciclo del Congreso, en los pasillos, el presidente del Gobierno -que, lógicamente, es el que porta las mejores gafas- opinaba ante los medios de comunicación que el PSOE, por su trayectoria, merecía un poquito más de nivel en el debate. Deben de ser unas gafas mareantes.
Fuera del hemiciclo del Congreso, en los pasillos, el presidente del Gobierno -que, lógicamente, es el que porta las mejores gafas- opinaba ante los medios de comunicación que el PSOE, por su trayectoria, merecía un poquito más de nivel en el debate. Deben de ser unas gafas mareantes.
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