Siempre creí que se podría, pero nunca imaginé que estuviera tan cerca:
un sistema, formado por un interfaz cerebro-máquina, puede reconstruir
casi un 50% de las palabras de una frase mientras se piensan.
Electrocorticografía intracraneal (ECoG) (https://es.wikipedia.org/wiki/Electrocorticograf%C3%ADa , http://hipertextual.com/2015/06/traducir-pensamientos-en-palabras) se denomina el invento, y sí,
el inconveniente mayor es que, como su nombre sugiere, los sensores
(electrodos) han de implantarse directamente en el cerebro. Cuando el
sistema esté más evolucionado -y no sea necesario abrir
el cráneo- sugiero un último test con políticos; siempre he
sospechado que, en la mayoría de ellos, entre lo que dicen y lo que piensan no hay una coincidencia exacta: sería
definitivo contrastar en paralelo sus propias palabras con las surgidas del veritófono.
Luego podría extenderse a otras profesiones tales como la de periodista, abogado, vendedor, etc., no de forma obligatoria, desde luego, sino como el ofrecimiento por su parte de un plus de veracidad en beneficio de votantes, oyentes o clientes: vóteme -o escúcheme, o cómpreme- a mí, llevo veritófono certificado. Mientras aprendieran la técnica de engañarse a sí mismos seguro que era una revolución utilísima.
Luego podría extenderse a otras profesiones tales como la de periodista, abogado, vendedor, etc., no de forma obligatoria, desde luego, sino como el ofrecimiento por su parte de un plus de veracidad en beneficio de votantes, oyentes o clientes: vóteme -o escúcheme, o cómpreme- a mí, llevo veritófono certificado. Mientras aprendieran la técnica de engañarse a sí mismos seguro que era una revolución utilísima.
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