Las
políticas seguidas por el gobierno del PP en los pasados tres años,
enmarcadas tanto en un neocapitalismo agresivo -y abrasivo- desde el
punto de vista económico como en posturas regresivas y reaccionarias desde el punto de
vista ideológico, han tenido las lógicas consecuencias económicas y
sociales en éste país. Consecuencias, que si tuviéramos que resumir en
una, sería la de una grave pérdida de cohesión social, una repentina
llegada al estado de anomia, en el significado dado a la palabra por Emile
Durkheim: la falta de normas o la incapacidad de la estructura social de proveer
a ciertos individuos lo necesario para lograr las metas de la sociedad; a modo de ejemplo, la actual tasa de desempleo en jóvenes menores de 25 años es del 51,4% (782.000), según la última encuesta de Población Activa.
Tanto el PP como el PSOE -al menos- andan muy empeñados en recuperar el voto de centro, ese voto que tradicionalmente ha otorgado o denegando
la posibilidad de gobernar, sin ser muy conscientes de que ambos han
cooperado en la destrucción sistemática de ese centro sociológico y que tan débil lo han dejado que puede que en el futuro no sea determinante. Utilizando de nuevo el ejemplo, ¿creen en éstos partidos que los
integrantes del mencionado 51,4% de jóvenes desempleados -la mayoría en
edad de votar- están en el centro?. Muy desnortados tendrían que estar esos jóvenes, además de desempleados.
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