El señor presidente del gobierno está elevando al grado de excelencia su
habilidad de no hacer nada y, en el caso de que eso fuera imposible,
parecer que hace, sin hacer realmente nada. Después del retroceso en
votos del PP en las últimas elecciones, los medios -y él mismo, a su
enigmática manera- anunciaban cambios en el PP y en el gobierno; pues
bien, salvo enviar al Secretario de comunicación y número tres del
PP a otro lugar donde pueda demostrar sus habilidades -alguna tendrá-
los cambios han consistido básicamente en nombrar a un responsable de la
campaña para las elecciones generales, a la vuelta de la esquina. Lo
demás, para él, debe ir todo bien, como Dios manda.
Y luego, incontinente, caló el chapeo, requirió la espada, miró al soslayo, fuese y no hubo nada, finaliza un soneto de Cervantes. Es cierto que Rajoy no parece incontinente, que no gasta chapeo -aunque lo vá necesitando-, que no lleva espada, que suele mirar de frente -aunque a veces hace algo que parece un guiño incontrolado- pero el resto lo clava.
Y luego, incontinente, caló el chapeo, requirió la espada, miró al soslayo, fuese y no hubo nada, finaliza un soneto de Cervantes. Es cierto que Rajoy no parece incontinente, que no gasta chapeo -aunque lo vá necesitando-, que no lleva espada, que suele mirar de frente -aunque a veces hace algo que parece un guiño incontrolado- pero el resto lo clava.
No hay comentarios :
Publicar un comentario