Una prueba evidente de la baja calidad democrática de éste país es que
tras las pasada elecciones, día sí, día no, estemos oyendo rumores sobre
posibles tamayazos; y no tanto que nos lleguen los rumores sino que
nos parezcan totalmente creíbles. Por si ello fuera poco, en la presente
situación de fragmentación política, el señor presidente del gobierno y
del PP -añorando, sin duda, la comodidad bipartidista- ha decidido que
no tiene nada que hablar con Podemos, opción elegida por miles de
ciudadanos a los que el señor Rajoy no debe considerar lo
suficientemente normales ni con el exigible sentido común, en su
entendimiento de ambos conceptos. Y no sólo eso, también reprocha al
otro partido de siempre que llegue a acuerdos con Podemos lo que,
según él, es pactar con el radicalismo ultraizquierdista. ¡Con lo bien
que se vivía con el pensamiento de Manual Fraga, que parece que en una ocasión le
espetó a una señora: ¡usted vaya a votar -al PP, naturalmente- y deje
la política a los políticos!
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