Siempre me parecieron algo cercano al esperpento los actos públicos en
que Alvarez del Manzano, Alberto Ruiz-Gallardón o Ana Botella, como
regidores del Ayuntamiento de Madrid, se dirigían a la Virgen de la
Almudena para solicitar que acabara con el desempleo o para agradecerle
el fin de ETA, por ejemplo.
El recién nombrado alcalde de Santiago ha anunciado que no participará en la Ofrenda al Apóstol que se
celebrará, como cada 25 de julio, en la Catedral, y ha manifestado: soy de los que pienso que no
le corresponde a un alcalde pedirle al Apóstol que termine con el
desempleo y la corrupción. Lo que le toca es ser capaz de impulsar
políticas de transparencia y de fomento del empleo. Tras éstas mesuradas palabras ha sido acusado de inmediato por el PP y la jerarquía de la Iglesia de falta de tolerancia; ¿intolerancia de quién?
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