Me irrita quien habla a los niños musicando y teatralizando el lenguaje, hablándoles no como a niños, sino más bien como a tontos; aunque, curiosamente, no recuerdo que eso me molestara cuando yo era niño: seguramente pensaba que los discapacitados eran los mayores que me interpelaban así, con ese hablar esperpéntico y pretendidamente musical (pero con demasiado legato). En todo caso, sigue siendo costumbre muy habitual y denota una cierta prepotencia y superioridad de quien trata a niños, al igual que, por ejemplo, denominarlos enanos; hay quien asimila tamaño corporal a potencia cerebral (casualmente suelen ser quienes no andan muy sobrados de ella).
Hay veces en la cuales el argumentario de una persona es tan simple que cuando han de exponérselo a un niño se adalgaza aún más y se torna simplísimo, casi patético al añadirle ese tono untuoso que he mencionado. Es el caso de Pablo Casado, hablando con niños y explicándoles su mundo interior. Por ejemplo, su visión de la caza: cuando no es posible que haya depredadores tiene que haber cazadores para que esos animalitos no se pongan enfermos; ¿deberían entender los niños que esos animalitos (siempre pequeñitos, como ellos) tendrían que estar agradecidos por ser cazados -una especie de eutanasia forzosa y anticipada- en vez de ser devorados por un depredador?; ¿antes muertos que enfermos, pero por su bien? Y ha proseguido con su comovisión, de manera que -según él- lo entendieran hasta los niños: Yo pienso que quien quiera cazar, quien quiera ir a los toros o quien quiera pescar, que lo haga, pero siempre siendo regulado. Claro, claro, tiene que haber un procedimiento regulado o, como se dice ahora para todo, es necesario un protocolo (debería haberles recordado los métodos de la Inquisición, que quemaba personas en la hoguera -también por el bien de sus almas- mediante procedimientos estrictos, minuciosos y muy regulados: los Autos de fe). Porque defendemos la libertad de cada uno. No entiendo mucho de toros, pero lo respeto porque es una tradición, manifestaba también Pablo Casado en el curso de su clase magistral, con lo cual no creo que los niños hayan aprendido mucho sobre los conceptos libertad y tradición (también era muy tradicional el Torneo del Toro de la Vega -que data del Medievo, como los Autos de fe de la Inquisición- y ha sido finalmente prohibido), ni respecto a la situación política en Cataluña, al decirles que Quim Torra la está liando parda, o que Carles Puigdemont tiene que ir a la Policía, ya que ambos se han portado muy mal, que sólo le faltó decir que por eso los jueces se habían tenido que quitar la zapatilla. Por no hablar de sus opiniones respecto a la dictadura de Franco, sobre la que le parecía más relevante que éste robara a que matara; aunque respecto a lo primero también se mostraba dudoso.
En fin, ésta es la persona que el PP nos propone para dirigir el gobierno de España. Y no Érase una vez... sino hoy.