Peor es meneallo, amigo Sancho, concluía Don Quijote al percibir los estragos que el miedo había hecho en su escudero; pero hay quien es tenaz y no recuerda tan sabio consejo ante ciertos asuntos de desagradable olor; así el ministro de Asuntos Exteriores en funciones y diputado del PP por Alicante, José Manuel García Margallo, que ha afirmado desde Mongolia -no la revista, claro, el país- que a Rita Barberá, ante su previsible imputación, se le ofrecieron dos salidas, las
dos únicas salidas posibles: dejar el Senado o abandonar la militancia
del PP y también el Grupo Popular en la Cámara Alta. Una explicación como otra cualquiera y sin demasiados visos de verosimilitud; no eran las dos únicas salidas posibles y, desde luego, una vez consideradas esas dos soluciones, tampoco tenían porqué ser alternativas o excluyentes entre sí. Claro que, a renglón seguido, el propio Margallo nos ofrece la clave del porqué de la solución adoptada: el PP no tiene ya capacidad ninguna de exigirle nada ni de obligarle a nada porque ya está fuera de la disciplina del partido. Al parecer, que una dirigente del PP desde su fundación vaya a ser imputada por delitos que cometió desde cargos de responsabilidad representando a ese mismo partido es cosa que, desde el momento que esa persona ya no es militante de ese partido, le son totalmente ajenas. Y que esa persona continúe ocupando su sillón como parlamentaria en el Senado ya no es cosa del PP; pasado mañana ni la conocerán y se referirán a ella como esa persona de la que usted me habla. Nos informa Margallo de que Barberá, está sufriendo porque dejar un partido en el
que ha militado 40 años es un desgarro sentimental muy importante y también porque considera que algunos militantes no le han dado un trato excesivamente cariñoso; quizá debería tener presente que en las bandas de delincuentes no hay amigos o compañeros, sólo compinches, que aunque el diccionario de la RAE los equipara, yo creo que no son lo mismo.
En fin, que creo que podrían en el PP dejar de intentar explicar el final del caso Barberá. Meneallo -sobre todo desde el PP- sólo contribuirá a continuar extendiendo el mal olor.
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