sábado, 24 de septiembre de 2016

El caos

Frecuentemente la reflexión aforística de un poeta o la viñeta de un humorista gráfico nos resumen la realidad brevemente, casi en un gesto. Así cuando Paul Eluard nos certificaba que hay otros mundos, pero están en éste, cuando Juan Larrea nos advertía de que lo imposible se vuelve muy poco a poco inevitable (a veces no tan poco a poco), o cuando Andrés Rábago (Ops y El Roto) nos resume la tragicomedia -más bien tragedia últimamente- de la noticia diaria en unos trazos escuetos y rotundos.
Cuando leo que ahora el PP ha basado su campaña en Galicia obligando a elegir a la ciudadanía entre la propia corrupción del PP -que deben considerar perfectamente normal y poco digna de mención- y el caos que en su opinión supondría que el PP no obtuviera la mayoría absoluta y que se formara un gobierno alternativo de izquierdas -integrado por En Marea, PSOE y BNG-, no puedo dejar de recordar una viñeta de aquél hipocondríaco genial que fué Chumy Chúmez publicada como portada en Hermano Lobo antes de ésta sedicente democracia, el 2 de Agosto de 1975. En ella un enpajaritado -y enbigotillado- político del régimen (del anterior al actual) planteaba a la muchedumbre el mismo dilema que hoy plantea el PP -¿porqué será que no creo en las casualidades?- diciendo: ¡O nosotros o el caos!  a lo que la gente harta -también en aquellos tiempos el franquismo se presentaba a sí mismo como la única posibilidad para España y los españoles- respondía ¡¡el caos, el caos!! seguramente confiando en que pudiera ser posible conocer alguna alternativa al dictado de los de siempre; hasta ahí la esperanza, el político les informaba inmediatamente: es igual, también somos nosotros.
Ahora Rajoy remacha -por si alguien se despista- rogando por una mayoría absoluta de Feijóo y el PP para que a Galicia no le ocurra como a España, sumida en el caos, a su entender. Aunque seguramente se habrá abstenido de informar que el PP también es -y será- el caos para la mayoría de la ciudadanía -de millonarios hacia abajo- tanto en Galicia como en España. Eso es lo que han cambiado las cosas en cuarenta años.

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