Parece que la palabra griega nóos significa inteligencia, intelecto, o mente y, en sentido más específico, pensamiento, memoria o sagacidad.
Y algo tenía que ver con ese nombre el Instituto fundado en 1999 por Diego Torres, que declaraba como objetivo realizar investigaciones sobre el papel de la inteligencia de mercado en la competitividad de las empresas. Pero a nadie se le ocurrió cambiarle el nombre -además de sus fines, que pasan a ser realizar investigaciones de interés general sobre los procesos
de formulación e implementación de las estrategias de patrocinio,
mecenazgo y responsabilidad- cuando el señor Urdangarín accedió a su presidencia. Seguramente al señor Urdangarín le pareció muy bien un nombre tan clásico y lucido, aunque, por lo que se deduce de su propio testimonio en el juicio del caso Nóos, pocas personas habrá que menos sepan sobre mayor cantidad de temas que él. De la Asociación Instituto Nóos de Investigación Aplicada, entidad sin ánimo de lucro que presidía, no conocía a quien ni cómo se contrataba, nada sabía de temas de facturación, contabilidad, organizativos o fiscales (de esos temas no entiendo); nada sabía de todo ello ni, al parecer, quiso informarse (yo me fuí del Instituto Nóos y de Nóos Consultoría sin ningún papel). Su actividad se limitó al de las relaciones públicas; en sus propia palabras: es claro y evidente por mi trayectoria que es más el mundo del deporte y la relación con las personas. Su principal interés era que ciertas personas -del mundo del deporte o no- le proveyeran de un suministro monetario continuado y abundante -pero eso sí, sin ánimo de lucro- por ser quien era dentro de la familia del Jefe del Estado, porque otros méritos o capacidades son desconocidas, incluso por él mismo. Y por ello, parece que el señor Urdangarín consideró que no hay que poseer y/o utilizar un destacado intelecto ni, en realidad, tener muchos pensamientos y ni siquiera memoria (es un caso realmente notable de falta de ella, no lo recuerdo bien, no lo sé o no tengo ni idea han sido sus respuestas más frecuentes ante el tribunal) o sagacidad, que supongo que no vería necesaria, dada la impunidad en que se sentía instalado.
Según Vladímir Vernadski noosfera es el conjunto de seres vivos dotados de inteligencia, y noocracia, es la proposición de un sistema social y político basado en la prioridad de la razón y de la mente humana. Nada que ver con el señor Urdangarín, que pertence más bien a la cleptosfera y/o cleptocracia. Pero para todo hay que saber.
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