No son sólo los políticos -en especial si pertenecen al PP- los que confunden lo público y lo privado: parecería que éstas como muchas otras categorías carecen de fronteras y son válidas las que nosotros, a nuestro criterio, les impongamos.
Rafael Benítez, entrenador del Real Madrid, opina que el incidente de James Rodríguez al negarse a detener el vehículo -cuando circulaba a 200 km/hora- a petición de agentes de Policía, es un tema privado. "Hablamos de un tema privado. James es un buen chico, nos lo ha explicado y no hay nada más que decir", ha resumido Benítez. Se equivoca; muy privado no sería, si la Policía pretendía intervenir: circular a esa velocidad claramente viola la normativa vigente sobre circulación vial y constituye un peligro público, es decir, que nos afecta a todos. Es más, al recordar que él demanda jugadores de raza y casta, tal y como le gustan al madridismo viene, de alguna manera, a justificar el comportamiento agresivo de James Rodríguez, como si para los gladiadores del fútbol no rigieran las leyes.
Claro que todo ello es la lógica consecuencia de permitir -y alentar- la mezcla de la inconsciencia propia de la juventud con dinero abundante que permite la adquisición y uso de vehículos propios de circuitos de competición.
Y ello antes de mencionar la responsabilidad de un club deportivo en cuanto a la ejemplaridad esperable de sus jugadores, como referente y modelo de muchos jóvenes, que de éste modo sólo aprende una lección más de la cultura del poder y el dinero antes que la de un comportamiento responsable y respetuoso con las leyes.
Claro que todo ello es la lógica consecuencia de permitir -y alentar- la mezcla de la inconsciencia propia de la juventud con dinero abundante que permite la adquisición y uso de vehículos propios de circuitos de competición.
Y ello antes de mencionar la responsabilidad de un club deportivo en cuanto a la ejemplaridad esperable de sus jugadores, como referente y modelo de muchos jóvenes, que de éste modo sólo aprende una lección más de la cultura del poder y el dinero antes que la de un comportamiento responsable y respetuoso con las leyes.
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